Como Hero(d)es

Recorte de apuntes mentales tomados al vuelo sin bolígrafo en la cita sonora de la mayor volumen ejecutada nunca en el auditorio donostiarra.

  • ¿Entradas agotadas desde hace 3 semanas?¿Para Mogwai?¿En Donostia?¿En un auditorio de 700 asientos? No me digan que la vida no tiene aún pequeñas mirillas sorprendentes.
  • Un acierto hacerlo en recinto cerrado. Y sentado.
  • Muchos culos de la época del «Rock Action» y menos del «Young Team/Ten Rapid» de lo que esperaba, aunque sean sus discos más inmediatos. Público moderno y ya treintañero, mezcla de gafapastero benicasino y deathmetalero recién enamorado.
  • Abrimos apartado para los que quieran opinar sobre The Errors, la banda escocesa telonera del evento. Ante el temor de que su oferta (ya escuchada en audio sin mayores optimismos) nos lastrara para la emoción posterior, decidimos refugiarnos en una taberna cercana. ¿Estuvo bien?
  • Merchandising: No eran todas feas, pero faltaba Blur Are Shite 😀
  • Hay cierto paralelismo, aunque seas escocés y tu liga sea de 12 equipos aguerridos, entre su música y el toque de ese Zidane al que le musicaron un documental.
  • Primera sentada: ¿Todas las bandas escocesas tienen una bandera de su región en el Marshall, o es que el mismo ampli es utlizado por todas ellas? Que no falten nunca el par de bufandas del Celtic. Pero la birra parecía Heineken, no Carling.
  • Mogwai son una pandilla de onanistas sonoros que se tocan siempre en una misma dirección y que siempre alimentarán los rumores sobre sus malas relaciones. En todo el concierto se miran menos que Morrissey a sus efebos.
  • Quizás por eso me siguen aterrando y sorprendiendo las explosiones que en Donostia se mostraron en «Like Herod«. El estatismo físico con el que detonan esas partes mantiene un atractivo escalofriante.
  • I had a dream: «Mogwai Fear Satan» y «My Father My King». Pellizco. Despertar. Nada. Tampoco importa mucho. Aunque pienses que los madrileños son unos afortunados.
  • Al final el susto sonoro (había rumores de que habían solicitado el triple de graves de lo habitual) se quedo en sobresalto infantil. Nada que ver con aquella visita a la Jam de Bergara. No hubo pantallas hacia el exterior, y todo el sonido que se escuchó provenía del material de la banda
  • Sus tapones deben ser una marca registrada. Se supone que, al menos en los ensayos, sonarán sin frenos auditivos. Resulta extraño pensar en crear semejantes tortazos sonoros con los oídos algodonados.
  • Nosotros probamos los nuestros. Poco tiempo. Quitaban muchos matices. Gracias a Dios, el pitido de ayer ha desaparecido.
  • La lista, de la que hace años dejamos de recordar los títulos y en la que abundaban obras de su último disco, está bien construida: Arranque y cierre pre bis muy potente ( el estirado Batcat) y con regusto viejuno (Like Herod). Lo demás, capas y capas de volumen que no ruido en la que sigue siendo muy atractivo y más tranquilo que antaño cerrar los ojos y escuchar las variaciones guitarreras de los 3 ejecutantes.
  • My Bloody Valentine trabajaba la melodía. Mogwai, sin hacerle ascos, lo hace con la estructura.
  • Algunos crescendos tienen un final extraño: El alud comienza a hacerse cada vez más grande y explota e un distorsión bastante aguda que baja muchísimos decibelios la progresión. ¿O es que nuestro cuerpo pedía más y más?
  • El final girando los botoncitos, simplemente estridente, se lo podían haber evitado.
  • Stuart Braithwaite, cabrón sonoro, vudú auditivo, es la persona que toca la guitarra en los espacios en los que no bebe cerveza.
  • En Mogwai si no tocas acordes te echan del grupo. Sí, claro, el bajista Dominique Aitchinson también los toca. Más que tocarlos, los masajea con el potenciómetro rozando lo ilegal.
  • Hay cierto romanticismo que no sinfonismo en las composiciones de la última época. Creo que contención no es la palabra adecuada. Quizás evolución lo sea. Una evolución que hace que no llores ausencias, sino que disfrutes de las novedades.
  • En ocasiones sigue pareciendo slow-heavy o como si hicieras slowcore con 25 pedales y una afinacion un par de tonos por debajo de lo habitual.
  • Eso hace que los 75 minutos del concierto te parezcan 45.
  • Jamás había visto un batería que tocara sobre un taburete con respaldo.
  • Sensación más relevante: Volvería a ver el concierto hoy. Y mañana. Aunque fuera el mismo. Para buscar otras esquinitas que se me pasaron por alto ayer. Para disfrutar de nuevo.

7 comentarios en «Como Hero(d)es»

  1. Ufff yo me lo pasé pipa, pero:

    -Estos conciertos sentados tienen un gran pero, se echa de menos algo bebible y/o fumable en las manos…
    -Yo estaba por arriba y hubo elementos arquitectónicos que al temblar sonaban que daba (dis)gusto…
    -¿»Disfrutaron» del concierto los señores y las señoras con abono?

    Respecto a Errors (Ramazzoti), me parecieron la versión sosa de Delorean…

  2. Yo disfruté como un energúmeno. Cuánto ruido y qué bien metido.
    Ya sé que es mezclar churras con merinas, pero dos días atrás estuvimos en el concierto de Antonio Vega, cuya apuesta esta vez también era premeditadamente ruidista, y la cosa sonó como el culo, sin matices: sólo decibelios a todo trapo.
    Me encantó cómo sonó Mogwai y flipé con la capacidad que tienen para crear atmósferas… JOder, al final de algunos temas me notaba absolutamente tenso… Una gozada, vaya.

    Respecto a los teloneros, jeje… Eso mismo pensé yo de los Errors… «Son los Delorean en versión descafeinada».

  3. Yo no fui a Mogwai por ese motivo. Tener el cuerpo atado a una silla en un concierto cañerito puede provocarme llagas. Recientemente ya sufrí viendo a Calexico en el VE, mientras hacía viajes astrales para tomarme unos tequilas. Aún así, me dais envidia.

  4. Bueno, en este caso la faena de tener el culo encasaillado no era tan grande. Para nada. Yo disfruté un montón estando sentadito.

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