Andiamo, andiamo!

Como buen donostiarra, y aprovechando que El Ryanair pasa por Zaragoza, aprovechamos el puente festivo de nuestro patrón para irnos de viaje 4 días a Milán. Ahora que lo pienso, solo me falta Obamalandia para poder cubrir todas las urbes que cantaba Jay Jay.

Y de jai jai que nos fuimos el menda, su lerenda y «Hancock». Tuvimos la oportunidad de parar en el viaje a comer algo en Cafestore, un establecimiento con una comida que desmayaba. Al comerla, quiero decir.

Madre mía, ¿Los de Sanidad no paran en esos sitios? Nos quedamos con las ganas de poder degustar esos filetes de atún cazados en días de temporal y gran marejada

Lerenda se puso nerviosa, como en todos los viajes, y pronto empezó a vociferarnos «andiamo, andiamo». Me extrañó la pregunta, porque la dama era quien había comprado los billetes de avión y las noches de hotel, asi que nadie mejor que ella para saber a donde íbamos.

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Placa base

Acabo de recordar una anécdota del viaje a Escocía que paso a detallar muy resumida, dado que la historia duró casi una hora:

Entro en una tienda de ordenadores con ciber café o eso. Hay una señora con un pequeño problema en el portatil de su hija: no tiene pantalla, se ha separado del cuerpo principal. Los tenderos, dos, le indican que eso no tiene solución, y le presentan algunos modelos paralelos.

La señora, bregada en estas lides y controlando bastante de PCs, empieza el regateo, comentándoles que en internet lo vio más barato, que si no podían descontarle más, que si lo pillaba overseas le salía tirado.

Tras 20 minutos de tira y afloja, la señora abandona la tienda. Y empieza la fiesta.

[la continuación tiene explicit lyrics]

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Turismo Quirúrgico

Superada la banalidad y la satisfacción momentanea y volatil del turismo sexual, lleva años por el mundo ese otro tipo de viajes que buscan mejorar el cuerpo y el alma. Sobre todo el cuerpo. Yo nunca los había visto en anuncios de agencias de viajes. Supongo que si ha llegado a mi correo es porque … Leer más

Historias de Edimburgo: Iñigo

Edimburgo1Iñigo trabaja tras la barra del Auld Toll Bar, establecimiento que compartía dueño -que no clientela- con el Bennet´s  que me refrescó los primeros días, situado a pocos metros uno de otro y ambos dos de mi hogar temporal de Gilmore Place.

Mientras en el segundo había mucha joya heredada del King´s Theatre situado a 3 codos, el Auld era ocupado por (unos pocos) cincuentones que repetían día tras día su asistencia, bebida y posición visual elevada, con el punto de mira en el partido de fútbol de turno.

Iñigo es asturiano, y tiene 35 años. La de Edimburgo es su segunda parada isleña tras aterrizar en Cardiff. “Un sitio horrible en el que no aprecian en exceso a los inmigrantes. Con tanta gente de fuera tienen miedo de que sus costumbres se pierdan, se diluyan”. A falta de visitar la zona y/o hablar con Toshack, tomaré como buena su teoría.

La ciudad escocesa le hace más feliz. Está con su novia, que trabaja en un bar español de la misma ciudad y con la que decidió hacer el petate tras 3 años de relación e irse a ver mundo para dedicarse a su pasión común: sacar fotografías de la gente.

Ahora que hay poca luz en el norte («en septiembre era ideal«) tienen que madrugar un poco, y apenas echa 4 o 5 instantáneas por día. Clásicas. Rollo blanco y negro que envía a España para revelar.

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De vuelta en casa

coññññññññññññññññññññññññññññññó !!!! Qué ganas tenia de poner una eñe y una tilde, redios! (mañana cuelgo más cronicas del viaje)