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Etiqueta: Jarabe de Palo

De tal palo…

Intérpretes: Andrea Amador (violoncelo), Jaime de Burgos (piano de cola y otros teclados), Jordi Vericat (Bajos) y Pau Donés (voz, guitarra y percusión). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 3 mayo 2017. Asistencia: lleno, unas 1000 personas.

El público siempre es muy agradecido. La gente acude, siempre que puede y el sitio lo mejora, a ver al autor de esas canciones que escucha en el coche, en esos CDs que acompañan sus idas y venidas laborales. O quizás broten de esas emisoras que le hacen a uno rejuvenecer a golpe de dial, con tantas canciones de cuando éramos más jóvenes. La música está sufriendo una carga de melancolía que muchas veces ralla lo obsceno o enfermizo.

Nada de eso se le puede achacar al luchador Pau Donés. O lo que es lo mismo, el grupo Jarabe de Palo. Formación que recibió un buen palo cuando este cantante sufrió un cáncer de colon ya superado pero aún amenazante.“Claro que sé que esta expectación se debe a mi enfermedad”, dijo Pau el día de la presentación de la gira que ayer le trajo a Donostia. Bueno, puede ser.

Pero alguien que ahora se saca bajo la manga “50 Palos” (un libro, un disco y una gira de conciertos por España y América – 70 en total, ahí es nada-) que buscan celebrar su medio siglo de vida siempre merecerá un aplauso. Máxime cuando busca adaptarse al medio y huir del aplauso más sencillo que suele acarrear la mención a las graves penurias. No hay más que ver lo rápido que cambió de tema al explicar su canción “Humo”, compuesto cuando Pau andaba de quimioterapias.

Recuperando la idea de aquellos conciertos titulados “Conciertos a piano y voz”, Jarabe de Palo se completa ahora con violonchelos y contrabajos. Llevando a los escenarios las veintidós versiones acústicas – o cuando menos, más ligeras- de otros tantos temas propios. Enfoque que sirve para que su voz, algo ronca ayer, viaje más cómoda.

Los oyentes, siempre ávidos de cantar por lo bajini, pudieron así expresarse y escuchar las aportaciones de sus compañeros de fila o platea. En esta categoría destacaron la litúrgica “La Flaca”, “Déjame vivir” y “Depende”. No importó que los aficionados trastabillaran en ocasiones por estas nuevas formas. La cita fue una fiesta, no un examen de ingreso en O.T.

La banda le pintó esquinas blues de Nueva Orleans a “Bonito”. Hubo cosas electrónicas (“Qué bueno”), momentos cercanos al jazz latino (“Mamá”), algo de tensión sonora (“Te miro y tiemblo”) y mucha belleza sencilla, el mayor acierto de estas canciones: “Me gusta cómo eres”, “Hoy no soy yo”, “Grita”. Siempre con esa querencia por los juegos de palabras cercanas a la antítesis que han caracterizado las líricas de esta banda. Agradecido en sus guiños locales (sobre todo la dedicatoria al fallecido Patxi San Miguel), Pau y los suyos se retiraron tras 90 minutos de nuevas excursiones por sus temas de siempre.

Jarabedepalo: De según como se mire -todo depende-

Intérpretes: Fito Mansilla, Jarabedepalo. Lugar: Sala Rock Star (Donostia). Día: 24 octubre 2009. Asistencia: unas 800 personas.

Volvía Pau Donés con sus chicos a la Rock Star donostiarra y, sorprendente para algunos, metía más gente en la sala que en su última visita.¿La gente agradece los cambios?¿La venta del nuevo CD en la edición dominical de un diario es la mejor forma de llegar a tu público potencial, gentes que han dejado atrás la treintena de años?Pues, utilizando el contaste habitual de las letras de este autor catalán, podemos decir que “sí y no”. Que es, casualmente, la sensación que nos dejó su actuación.

En la zona celestial queda el intento de Donés de escapar de la férrea estructura de sus canciones. Temas que cuentan con una progresión de acordes tan similar que, a menos que seas super fan, no sabes decir si corresponden a un corte del primer CD o forman parte de otro que aún está por llegar.

La nueva agrupación denominada Orquesta Reciclando hizo honor a su nombre y le pegó un meneo a todos los temas antiguos. La brocha reggae le dio frescura al ya quemado “Depende”. “Hay dos días en la vida” tuvo aires de bolero. “El lado oscuro” fue un homenaje a los Blues Brothers. “Déjame vivir” sonó muy recogida. La dedicada “Mamá” tuvo guitarrazos muy rabiosos. La segunda versión de “Bonito” – la primera fue un entreacto techno que acabó con una reivindicación sobre la compra legal de música- explotó como una pieza funky disco. Sin olvidar la ración de jazz latino (“Agua”, “Pura sangre”).

Según pasaban los minutos la alegría del cambio fue menguando, ganando presencia el viejo estilo musical (“La flaca”, “Grita”) y los teclados de la factoría Stefan. Mientras, el guitarra solista acababa las canciones como si fuera el sustituto de Santana. Nada que objetar a los ejecutantes, todos memorables en lo suyo. Tras un bis y un segundo regalo en forma de “versión original” de La Flaca, el grupo catalán dio por cerrada la gira española. Y nosotros sellamos nuestro bloc de notas con dos títulos que buscaban resumir la velada: “Todo me parece bonito” y “Depende”. De su conjugación salió el resultado de la actuación.

Jarabe de Palo: Todo me parece bonito

Intérpretes: Pau Donés (guitarra, voz), Jordi Mena (guitarra), Carmen Niño (bajo), Quino Béjar (percusión), Jorge Rebenaque (teclados), Álex Cenas (batería).
Día: 21 Abril 2007
Lugar: Sala Rock Star (Donostia)
Asistencia: unas 300 personas

Entre las toneladas de letras de amor y desamor que Pau Dones, líder del grupo Jarabe de Palo, presenta en sus CDs siempre hay un hueco para los juegos de palabras y giros elaborados sobre el contraste de términos. Será que, como afirma en una de sus tonadas más conocidas, “Todo depende. De según cómo se mire todo depende”. Esa referencia a la eterna historia de la botella medio llena/medio vacía nos sirve para analizar el concierto de Jarabe de Palo el pasado sábado en Donostia.

Los que ven el mundo por su vertiente más brillante disfrutaron mucho de una cita que, aunque llegó a las dos horas de duración, no se hizo nada pesada. Será por la numerosa banda que acompaña a Pau: Al trío habitual de batería-bajo-guitarra solista cuyo héroe es Santana y que hace punteos hasta para saludar le acompañan un teclista y un músico de percusión que remarcan aún más si cabe el lado latino de sus músicas.

Unos sonidos que, asentados sobre las torres del pop y los sones que van desde México hasta Brasíl haciendo parada larga en Cuba, siempre encuentran hueco para refrescarse con detalles de otras etiquetas como el blues, el flamenco, el jazz y el rock.

Con un look a medio camino entre un veterano de Vietman y una estrella de Hollywood de paseito dominguero a por el pan, Donés se muestra extremadamente comunicativo por el micrófono. Hasta cuando un pequeño error nos indica que varias de las historias son fruto de un estudiado guión.

Los seguidores acérrimos de la botella medio vacía (siempre que no se hayan bebido el contenido que falta, claro está, que eso añade una visión momentáneamente más optimista) ven en esa particular voz, en la forma de entonar, el mayor lastre de una banda cuyas únicas fisuras musicales se encuentran en la incomprensible extensión de temas como Bonito y La flaca.

El catalán vocaliza siempre de manera muy similar, con frases cortas que tienen pinta de sentencias. Salvo en un par de honrosas y rockeras excepciones (Duerme conmigo, Un día cualquiera), las canciones de Donés se convierten en un plato de comida rápida, donde el ketchup cantarín se impone sobre el sabor de todos los alimentos sonoros.