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Etiqueta: Ivan Ferreiro

Iván Ferreiro: Salón pop

Intérpretes: Iván Ferreiro (piano, voz), Amaro Ferreiro (guitarra). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 16/10/2021. Asistencia: lleno, unas 800 personas.

Qué difícil es que un solista llene, en todas sus acepciones, un auditorio. Pero mucho más complicado es encogerlo, convertir ese gran escenario en un salón de casa donde un solo individuo consigue acercarte las canciones de forma sencilla y emocionalmente amplificada.

Ayer Iván Ferreiro logró lo segundo. En compañía de su hermano Amaro hizo del Kursaal una reunión íntima. Los “Brothers in arms” seleccionaron piezas poco conocidas de su repertorio y algún que otro éxito propio y ajeno (Annie Lennox, Leiva) en un repaso casi cronológico de su carrera en solitario. Siempre destacando “los fracasos sobre los aciertos porque es más divertido”, como indicaron los ejecutantes. Sonó ‘Turnedo’, pero también escuchamos ‘Confía en mí’, ‘Secretos deseos’ o ‘Me toca tirar’. Estrenando un tema nuevo basado en una remezcla de Max Richter.

Mención especial merecen las proyecciones empleadas. Por la pantalla pasaron imágenes de su carrera musical y vimos bastantes caras vascas: Iñigo Argomaniz, Mikel Erentxun, Karlos Aranzegi,… Hay que quererse mucho, y desde aquí el aplauso, para mostrarnos entre risas las críticas demoledoras de alguno de tus trabajos y tweets incendiarios sobre tus eventos. Los hermanos prometieron volver a banda completa “hablando menos y tocando más”. Me da al hocico que volverán a llenar el espacio que seleccionen.

Ferreiro & Leiva: Compadreo pop

Tras un breve saludo, sin mediar palabra – luego habría rato entre canciones para jugar a ser colegas picajosos-, el dúo Leiva & Ferreiro atacó el tema “Me toca tirar”del autor gallego. Le seguiría “Nunca hay nadie” del antiguo miembro de Pereza, para continuar, ya a dos voces intercaladas, con el “Ciudadano A” de Ferreiro. Todo muy simple, apenas cuatro luces tenues, un par de guitarras, un teclado. Y una puesta en escena que se apoyó sobre el carisma de los dos autores que más colaboraciones suman (con permiso de Bunbury) en discos ajenos en los últimos años.

A Ferreiro ya lo conocíamos de esta guisa. Hace un año se plantó en solitario en el otro teatro urbano, el Principal. Ahora volvía con su compadre y socio parrandero Leiva, que también sabe lo que es andar sin compañía. Juntos ofrecieron un espectáculo de 90 minutos cercano y amable, donde el personal cantar de Ferreiro hacía todos los temas propios y la dejadez vocal – y la chulesca redacción capitalina- hacía que todas las melodías parecieran de José Miguel Conejo Torres, alias Leiva.

En los musical todo se movió en una franja muy pequeña y tranquila, como si aquello fuera el salón de casa un día de resaca. No por entrega, que la hubo, sino por similitud en las canciones. Los dos poperos, como bien detalló el vigués en un momento de la noche, tuvieron tiempo de homenajear a Deluxe y a Los Ilegales, reírse sobre composiciones propias que se llaman de idéntica manera, presentar temas que saldrán en discos futuros (caso de Ferreiro) y reunir en el bis algunos de sus temas más conocidos: “Lady Madrid”, “Magia” o “Turnedo”, con pequeños recuerdos para El Último de la Fila o los Rolling Stones. Los donostiarras, de corte palmero y poco insurrectos, se vinieron arriba en la zona final del acto y abandonaron el teatro encantados ante la sencilla revisita de sus canciones preferidas.

Ivan Ferreiro: La bella sencillez

Hay que echarle bemoles para plantarse en solitario sobre un escenario y tocar la friolera de -si no me fallan las cuentas- 21 canciones. En un concierto con doble ración de bises que sobrepasó los 100 minutos. Acompañado de un instrumento que, como bien afirmó el propio autor en su primera frase al micrófono, «solo empleo en casa cuando me aburro. Bienvenidos a esta frikada de concierto. Si no os gusta podéis abuchearme al final». Y que al llegar a esa conclusión, cerca de las diez menos cuarto, y lejos de quejarse, la gente abandonara la sala con ganas de más.

La gira que le trajo a Donostia se llama apropiadamente ‘Solo en casa’, y presenta un escenario hogareño. Una alfombra blanca de pelo alto, un sofá, una manta, mesillas, lámparas y un trofeo deportivo. Acompañado de una copita de vino, y tras la ya comentada presentación inicial, piano y voz atacaron ‘Me toca tirar’. Y bien que demarró el ex cantante del grupo Los Piratas: ‘Paraisos perdidos’, ‘Jet Lag’ y su divertido juego de contrastes entre la voz femenina y la masculina. La tacada de cinco temas sobre el mal rollo, en constante descenso emocional, iniciada con la aplaudida ‘M’, continuada por ‘Extrema Pobreza’, ‘Ciudadano A’ y su golpeo a lo Stranglers, ‘Farenheit 451’ y, allá por la Fosa Mariana de la emotividad, la versión del ‘1999’ de Love Of Lesbian.

No haremos un análisis pormenorizado ni una reconstrucción cirujana, pero sí indicaremos que tras la «disculpa» de Ferreiro («no soy el rey del buen rollo, en eso Bisbal me gana») la lista siguió engordando con canciones preciosas (‘Mi furia paranoica’), temas muy conocidos de todas sus épocas (claro que sonó ‘Años 80’, hombre. Y ‘El viaje de Chihiro’) , melodías coreadas por el público (‘Turnedo’), homenajes ajenos (‘Vidas cruzadas’, de Quique Gonzalez, ‘Toxicosmos’ de Los Planetas) y revisitas especiales a melodías que el autor estrenaba en su versión sencilla en Donostia (‘Días azules’). Así hasta superar la veintena de interpretaciones, dando como resultado una noche de domingo perfecta para unos espectadores que salieron encantados.

Íntimo y al desnudo

Iván Ferreiro. El autor popero gallego se presenta en soledad, con la sola compañía de un piano, para exponer su último disco recopilatorio

Ojalá todos los cantantes fueran como este gallego. Los periodistas, al menos, soñamos con alguien así cada vez que nos toca un entrevistado opaco, monosílabo y resacoso. Ferreiro es todo lo contrario. Y encima titula los discos de manera directa y socarrona, haciendo obvia una primera pregunta con jugo: ¿por qué llamaste tu último CD ‘Confesiones de un artista de mierda’? «Los artistas de mierda vamos por los pueblos y ciudades cantando nuestras melodías y la soledad es nuestra eterna compañera. Para componer hay que conocer la soledad y encontrarse cómodo en ella. Tiene que ser tu amiga y tienes que hacerle un hueco a tu lado».

Rimando con ese aislamiento se presenta ‘Solo en casa’, el nombre de esta primera parte de la gira -la segunda mitad será a banda completa-. Superados viejos temores de dejarse arropar por los sonidos de una formación y empleando como única compañía un piano, el inquieto gallego recupera en esta gira algunas de sus melodías más conocidas, con un ropaje mínimo.

La excusa es el disco ya mencionado. Una publicación cuya cercanía se desarrolla y amplifica en el nuevo formato escénico. En palabras del autor, «creo que si haces canciones sobre cosas íntimas, mola cantarlas en un sitio íntimo y confortable. Que el oyente sepa que hay una tranquilidad y un lugar común».