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Etiqueta: Iñigo Serrulla

Alice Wonder, Iñigo Serrulla: pop de salón

Intérpretes: Alice Wonder (guitarra, piano, voz), Iñigo Serrulla (guitarra, electrónica, voz). Lugar: Teatro Principal (Donostia). Día: 08-05-2021. Asistencia: lleno, unas 250 personas.

Alice Wonder e Iñigo Serrulla ofrecieron ayer en Donostia una tarde distinta y emocionante. El donostiarra Serrulla se plantó con su estudio de grabación casero – y sus cómodas chancletas- para mostrar sus amores por el R´n´B norteamericano moderno y sus pregrabados cariños al soul y el folk. Impresionó su forma de cantar libre, potente y apasionante. Poco aditivo sonoro le hace falta a ese entonar tan perfecto. Rejuveneció una canción de Txomin Artola y con el cantante local Gartxot Unsain completó un tema vital y radiante.

La madrileña Alice Wonder llegó aún más liviana: piano, guitarra, y algunos efectos para las voces. Cercana y afable, la autora llenó de explicaciones los interludios de sus temas. Con la guitarra pudo sonar a una cantora folk rota y a oscura intérprete de taberna. Al piano se acercó al soul británico o Radiohead, por dibujar algunas pinceladas.

Sus cantos bailaban desde el pop más popular y el rock hasta el sentimiento de Sen Senra y otras formas más “reggaetoneras”. Una mezcla muy personal que encantó a un público que despidió su colección de “dramas”, como la propia cantante definió sus obras, con una salva de aplausos.

Iñigo Serrulla: épico inicio

Intérpretes: Iñigo Serrulla (voz y guitarra), Andoni Etxebeste (batería), Maria Soriazu (bajo), Antxon Sarasua (teclado), Sergio Camino (guitarra). Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Día: 20 de abril. Asistencia: Lleno, unas 300 personas.

Seguro que ya ha visto a Iñigo Serrulla en directo a nada que su inquietud musical haya casado con su agenda. Sí, es el joven que se subía con una guitarra a escenarios cada vez más relevantes para encandilar a todo el público con su voz y sus rasgados. Ese creador de 23 años que se ha pasado el último año preparando “1/4 Life”, un debut ambicioso y pulcro más propio de gente asentada en este mundillo.

El pasado viernes estrenaba el disco en casa. La sala respondió a las expectativas, llenándose de asistentes que mostraron con su silencio un respeto máximo hacia lo que escuchaban. Frente a ellos, unos músicos que se esforzaron en que todo sonara perfecto. Pocas bandas pueden fardar de tener un set sonoro tan cuidado, enérgico, efectivo y adulto. El quinteto podría defender tranquilamente sus canciones en un estadio de fútbol sin que a nadie le extrañara.

La fórmula se vio potenciada por el gusto del autor por la heterogeneidad estilística y la épica, con esos caminos calmados que se animan para explotar en los estribillos. Ese fue el armazón de una velada de 50 minutos en la que también remarcamos momentos como “Big Fish” o “Pills”, los cuales repartieron su mirada entre la Norteamérica del R&B y el pop más efectivo, y el par de temas acústicos (versión de Wilco incluída) con los que disfrutamos sin aderezos de la elegancia vocal del cantante Aunque para sorprendente, la versión casi jazzy hip-hop del famoso “Video Games” de Lana Del Rey.

En realidad nada ha cambiado pero todo es distinto. Serrulla sigue en su particular camino de unir ambición y sonidos para maravillar al respetable. Que ahora lo haga en formato banda amplifica las posibilidades de unas creaciones que tienen muchos boletos para gustar a un público amplio.

Jazzaldia 2017: Un domingo soleado

Los grupos contaron con una abarrotada asistencia a sus conciertos en la zona gratuita del Jazzaldia.

El Jazzaldia llegaba a su ecuador con el sol como aliado. El astro luminoso – de los otros, los musiqueros, ya ha habido varios durante estos días de Festival- se instaló en la ciudad tras varios días semioculto, convirtiendo el domingo en “día de descanSol”. Más de uno miraba a las piscinas del Tin Tin Zurriola, alejadas de los rigores de la bandera roja que ayer capitaneaba la playa del lugar, con ojos de refrescante ilegalidad. La de quedarse con lo mínimo y pegarse un rápido chapuzón.

El “donostiarrus festivalensis”, preparado para todo tipo de situaciones, embadurnó su cogote con cremas de protección 80, tapando sus pelambreras o la ausencia de las mismas con viseras, sombreros de paja, pañuelos, programas de mano y hasta mangas de jersey. Lo que fuera con tal de no perderse los conciertos que inundaban las terrazas de la zona gratuita. Explanadas repletas de gente desde los primeros compases de las actuaciones.

Músicas que derriten

Houston Person acababa su triplete de conciertos en el Escenario Frigo. Espacio que volvió a derretirse ante la belleza del experimentado soplador y sus socios. La gente, entre los que había algunos repetidores de anteriores pases de Person, volvió a agradecer la pericia y ejecución de los músicos, quienes también sufrieron los vigores de la estrella luminosa sin poder apartarse de los rayos. El propio Houston empezó a esquivar el sol como pudo para acabar poniéndose un gorro de playa. ¿Elegante? Práctico al menos sí que parecía ser.

El set volvió a mezclar momentos de gran belleza romántica con homenajes briosos a temas de ayer, hoy y siempre. La gente aplaudió como si no hubiera un mañana, frase que gana peso cuando vemos la climatología que se espera hoy, lluviosa cuando menos.

La vitoriana afincada en Londres Elena Echave, que había estirado los vermús hasta llegar a la zona de conciertos, asistía al show de Person atenta, pero menos. “En verdad he venido a ver a Of Montreal. Y a mis amigos, claro. Llevo diez años asistiendo al Jazzaldia, y me encanta pasear estos días por los escenarios, picar de un sitio y otro. También intentaré ver a Fantastic Negrito, que lo he catado en youtube y tiene rollazo”. Traducción: le gusta el estilo blues contemporáneo del norteamericano.

Kutxa Kultur Festibala: ¡Que empiece la fiesta!

La jornada del Kutxa Kultur Festibala en Tabakalera permitió conocer la nueva sala de conciertos de la ciudad.

“Apertura oficiosa”,“Fiesta de bienvenida”, “Prólogo”, “Jueves universitario” (en boca de un padre de familia con dos nenes, ahí es nada), “Calentamiento”, “Off-Festival”. No me negarán que somos buenos a la hora de ponerle etiquetas a las parrandas que rodean un evento relevante como el festival Kutxa Kultur.

Todas esa definiciones se las escuchamos a los asistentes a la hora de presentar la fiesta que ayer ocupó Tabakalera bajo el nombre de “Fiesta Bienvenida Donostia Kutxa Kultur Festibala”, un cartel de músicos y DJs que sirvió para entrar en calor con lo que nos viene encima este fin de semana y, de paso, conocer la nueva joya escénica de la ciudad, el Kutxa Kultur Plaza.

No fue la primera cita de este trote festivo. Esta semana se paseó por la capital la exposición de las ilustraciones del festival, una muestra en la que 12+1 autores (Iker Spozio, Mikel Casal, Amaia Arrazola, Mercedes Ballard,….) dibujan lo que les han sugerido otros tantos nombres relevantes del Kutxa Kultur Festibala (Berri Txarrak, Young Fathers, Cat Power,….). Un repaso -con copias a la venta- que pueden ver quienes estos días se acerquen a Tabakalera. Su compra tendrá poso solidario: parte de la recaudación se destina a la Fundación Zaporeak que trabaja en las costas de la isla Chios ayudando a los refugiados que llegan por mar.

El guateque de ayer comenzaba lejos del Centro Internacional de Cultura Contemporánea. La mallabiatarra Izaro, una de las promesas más exportables que ha dado la región este último año, cortaba la cinta inaugural en la nueva oficina que el “requetenombrado” banco tiene en la donostiarra Calle Arrasate. En Tabakalera los honores preliminares le correspondieron a DJ Mato, con una selección de melodías impepinables que incluyó selecciones modernas a rabiar (Car Seat Headrest) con otros grupos como Stone Roses, Morrissey o The Pains Of Being Pure At Heart.

En la cercana azotea Iñigo Serrulla, otra perla de nuestros imberbes constructores de canciones, acercaba sus portentosas melodías a los asistentes. Curiosa estampa del moderneo presente, con jubilados echando tragos de Keler y portando la bolsa playera (tote bag) que regalaban. La “nueva” juventud, a tope con el festival.
Ambos conformaron un perfecto entrante de las actuaciones que vendrían a continuación en el Kutxa Kultur Plaza, un espacio que ya conocen quienes se acercaron a las jam sessions del Jazzaldia. La nota técnica habla de “un nuevo espacio situado junto a la sala de cine de Tabakalera que va a ofrecer una programación moderna dirigida al público amante de nuevas propuestas. Con aforo para 300 espectadores de pie y 100 sentados, preparada para recibir espectáculos escénicos de pequeño-medio formato y todo tipo de música.

Un lugar diseñado adecuado para la música electroacústica”. No se asusten por el “palabro”, se refiere a la música eléctrica y acústica. ¿Acaso esperaban una explicación completamente comprensible de algo que se haga en este edificio modernete? Seguimos. “El escenario es desmontable y permite variaciones, lo que dota al espacio de mayor versatilidad a la hora de acoger espectáculos de diferentes formatos”.

Y traducimos: La nueva sala de la ciudad suena de maravilla y nos dará muchas alegrías. El algodón de la “electroacústica” del jueves no engaña, y el concierto de Ane Leux fue una gozada. La donostiarra, recién llegada de Colombia para realizar una residencia artística, presentaba su segundo disco “Sense” publicado hace apenas tres semanas. Un CD de raíces norteamericanas, cierta oscuridad y tonos cercanos a Norah Jones que supo elevarse en concierto, el primero que daba en su ciudad natal. No sufran si se lo perdieron. Tendrán más ocasiones de verle este fin de semana en el festival.

La parranda continuó con Dan Wilson & The Counterfactuals, un combo temporal que se estrenaba ayer. El líder de la banda inglesa Cubical ha sacado un disco intimista, y ha llamado al varios músicos locales para presentarlo estos días en la ciudad. El arranque festivalero se cerró con momentos más digitales. La culpable fue la canadiense Jessy Lanza y sus sintetizadores flotantes, la música disco y el rock de los ochenta. Ella es una de las sensaciones internacionales con su disco “Oh no”, trabajo alabado en medios de tendencias como Pitchfork.