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Pet Fennec: Belleza melódica

Intérpretes: Fake Teddy, Pet Fennec. Lugar: Sala Dabadaba (Donostia). Día: 10 noviembre 2017. Asistencia: Lleno, unas 150 personas.

La formación donostiarra Pet Fennec, con su compositor Urko Eizmendi a la cabeza, presentaba su disco de debut “Mount Pleasant” el viernes en su ciudad. Lo de “compositor” no está puesto de manera gratuita, por mucho que la palabra se haya ido diluyendo con el paso del tiempo frente a los “actuantes” puros y duros de peluquería y corsetería. El señor Eizmendi crea melodías de una belleza incuestionable. Y las une con fondos sonoros de una elaboración impoluta, con una ejecución – solo o con banda- excelente. Chovinismo o no, el tipo es de Donostia. Así que, por esa cosa tan guipuzcoana, quizás tenga que irse fuera (¿Gran Bretaña?) para que aquí le reciban con honores.

Aunque suene un poco a historieta de La Transición, parece que a este creador le ha venido bien pasarse cinco años en Londres para empaparse de lo que allí se cuece. A su vuelta ha grabado un álbum que debería colocarse en las estanterías junto a los de The Posies (ese homenaje en el tema “Sayin´”…), Teenage Fanclub o The Shins. Cerca de autores melancólicos como Josh Rouse o ese Elliott Smith al que recordaron el pasado viernes con la reinterpretación de “Ballad Of Big Nothing”.

Pero vayamos al meollo de la cita. Porque la clase demostrada en el vinilo “Mount Pleasant”se reafirmó con la vitalidad mostrada sobre el escenario. El quinteto local azuzó las aristas más bellas de sus creaciones con momentos especialmente gozosos (las canciones “Penguin Boy” y “Under The Sun”).

En el aire flotaba la sensación de que nada de lo que allí sonaba era gratuito, que detrás de cada composición había un estudio sobre los grupos que ensucian sus acordes mientras sobre ellos brillan los tonos vocales. Y todo nos llegó empaquetado con un sonido simplemente perfecto. Qué gustazo es, lejos de los rigores de los presupuestos ajustados, toparse con una banda al completo que disfruta y nos hace disfrutar.

En apariencia descuidado, tomando el momento de las presentaciones como espacios para quitarse peso o relevancia, Eizmendi mostró una gran voz que podía pasar de la potencia al susurro sin perder apenas tono. Más de un autor local le miraba con cara de amor/odio por la facilidad con la que el cantor dibujaba sus distinguidas entonaciones en el aire. Un viaje que hizo muy bien acompañado por el teclista de la formación.

Sólo el tiempo dirá si Pet Fennec tiene espacio en esos festivales musicales poperos cada vez más enfocados al hedonismo sin sangre y el bailar por bailar. De calidad y distinción va sobrado. Espero que, de alguna manera, estos sigan siendo valores por los que los grandes eventos contratan a los grupos para su cartel.

Destacada fue también la labor de los acertados teloneros, los logroñeses Fake Teddy. Con un especial énfasis por hacer que ninguno de sus temas se pareciera al anterior, su concierto sorprendió a los presentes por su frescura, diversidad y pericia.

Publicado enCríticas de conciertos

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