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Antonio Orozco: Buen menú

Intérpretes: Pedro Javier Hermosilla, Antonio Orozco
Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia)
Día:14-04-2007
Asistencia: Unas 800 personas

El bar que hay debajo de mi casa tiene una carta muy sencilla en elaboración y variedad: macarrones y ensalada, filete o pescado, flan y natillas. Y puerta, que hay gente esperando.

Otros prueban, innovan, cambian de salsas o de cocineros. La tasca de mi barrio no. La camarera lleva muchos años cantando la misma cancioncilla. Y las mesas se ocupan día sí y día también.

De la misma cocina (musical) es Antonio Orozco, que llegaba a nuestra ciudad después de ocho años sin hacerlo. Su última visita fue al extinto Bar Kandela del Antiguo donostiarra. Pero en lo creativo seguimos con lo mismo de hace un lustro en la cocina de Casa Orozco: macarrones, filete y flan.

En lo populista ocupa, y perdónenme las acérrimas seguidoras que abundaban en el Kursaal donostiarra, un pequeño huequito dentro de la gran esfera. Quién sabe si por compartir listas de éxitos, actuaciones promocionales o casas de discos, pero todos acaban teniendo cosas en común entre ellos.

Maneja el señor Orozco dejes andaluces como Ketama, pero el catalán es más rockero. Vive a pocos pasos del trenzas de Melendi, pero su chorro de voz no es vergonzoso. Como todos ellos, y otras bandas como Jarabe de Palo, emplea unos registros compositivos que para los menos habituales a sus fogones giran siempre sobre los mismos alimentos. La fórmula encandila a los fans. La poco nutrida parroquia guipuzcoana se mostró alucinada con el espectáculo.

El aflamencado barcelonés ha sabido crear un montaje de grandes escenarios que no parece comprimido en nuestro cubo playero: Un par de pantallas de fondo, siete músicos de acompañamiento, los detalles a la hora de ordenar los temas, la abundante presencia de la guitarra eléctrica, el paseo entre los asientos de la sala. Lo normal en estos grandes actos, vamos.

Cuando la música no acompañaba a sus palabras el cantante se mostró bastante majete. Se soltó a hablar en euskera y enganchó con mucha soltura con unos asistentes que la organización decidió con acierto agrupar en los asientos más cercanos al escenario. Un público que vibró con sus singles, poniéndose de pie una y otra vez mientras decenas de cámaras de fotos retrataban a su ídolo durante la velada de casi dos horas.

Al comienzo de la misma actuó Pedro Javier Hermosilla. Gastando maneras similares a la estrella principal y con versión de Crowded House incluida, su sencilla propuesta sonó bien hermosa y encantadora.

Publicado enCríticas de conciertos

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