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Nacho Vegas: Bendito diablo

La primera vez que uno escucha las canciones de Nacho Vegas con sus Esferas Invisibles (nombre de la banda musical que acompaña a este gijonés de treinta y dos años) uno intuye un poeta maldito, un genial músico y un atormentado creador, muy en la onda que Leonard Cohen, Charles Bukowski, Nick Drake y Townes Van Zandt dejaron para la posteridad. “Los que mencionas son algunos de los maestros, a los que siempre vuelves porque apreciarlos en profundidad exige al menos una vida. Pero no tengo especial interés en encasillarme en la categoría de maldito. Mi objetivo es ser un bendito”.

Cuando uno lee entrevistas de Vegas duda si el personaje se ha comido a la persona o no. Rock De Lux, la revista nacional más importante en esto de las músicas independientes, lo ha colocado este mes en su portada con el subtítulo “¿Persona o personaje?”.

El autor despacha la pregunta con un requiebro, algo habitual en sus contestaciones: ”Persona y personaje tienen la misma raíz etimológica. No conozco nadie que no sea además un personaje”. Le preguntamos sobre ese triple CD con tarot propio que va a editar este 2006. “No, eso no le he dicho yo. Probablemente me confundas con algún otro cantautor extremadamente sensible”.

Quién sabe cuánto de verdad y cuánto de sorna defensiva hay en esas expresiones periodísticas de este chico tímido al que empezamos a ver sobre un escenario en el desaparecido Zulo de Lasarte, con la banda Eliminator Jr o los posteriores Manta Ray.

La carrera en solitario de Nacho Vegas empezó titubeante, pero con el paso de los discos y los conciertos se ha asentado como una sólida apuesta nacional, muy próxima traspasar los umbrales del underground.

Vegas era un rara avis cuyo estilo ecléctico y atormentado a la par que romántico no ha parado de ofrecer aciertos creativos. Abriendo la puerta del rock emotivo y el pop más elaborado habitual de sus composiciones y dejando pasar elementos blues y folk cuando la canción los necesita.

Vegas cuenta con una voz sentida y afligida, como si mientras soltara sus largas narraciones estuviera a punto de perder el flotador en mitad del océano. Siempre buscando la luz más allá de las nubes. “No creo que mis canciones se construyan sobre una idea de tormento o algo así. Reconozco cierto pesimismo sereno en mis canciones“.

Vegas sigue con sus regates en los títulos de sus discos: “Actos inexplicables”, “Cajas de música difíciles de parar” (su mejor disco para iniciarse en la religión de este asturiano) o los últimos “Desaparezca aquí” y “Esto no es una salida”: ”Son referencias o guiños a algunos de mis autores favoritos. De repente me encuentro con una frase en un libro que ilustra muy bien lo que estoy haciendo, y me apropio de ella”. Por cierto, el último está sacado de una obra de Bred Easton Ellis.

Mientras el año en ciernes se presenta pleno de actividades (“sacaré un disco en colaboración con otros músicos amigos, otro de canciones tradicionales asturianas, y protagonizaré un cortometraje en cine”), Nacho Vegas promete dejar satisfechos a sus seguidores en ésta su primera visita a Donostia capital. “Será un concierto largo, con canciones de todos los discos, hasta de los que no se han publicado aún”. Algo me dice que no debo fiarme del todo de esta respuesta.

Publicado enEntrevistas

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