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Sidonie: Trío calavera

Más de tres centenares de personas se acercaron a la sala Zibbibo donostiarra (no sólo de Rock Star vive Illunbe) a ver y disfrutar con el concierto de los catalanes Sidonie.

Nacidos como trío y plantados como quinteto, con la suma de dos estajanovistas en forma de percusionista y teclista, los chicos venían a presentar Fascinado, su cuarta publicación musical y la primera de sus aventuras en castellano.

Poco les importaba a los fans de la vieja escuela allí presentes, esos que reventaban el Bukowski donostiarra cuando estos chicos eran unos completos desconocidos, que ahora les haya dado por emplear el idioma de Cervantes para cantar sus temas.

Unas canciones ‘hispanas’ que, quien sabe si por conocer la calaña de los presentes o porque realmente la gira se ha montado así, iban goteando su aparición en la lista de temas. Y si algo nos quedó claro es que el tracklist estaba montado de manera mucho más inteligente y efectiva que en anteriores visitas.

Ahora se disfruta, y mucho, de su puesta en escena, y no como antes, que aquello parecía el Club de la Comedia con música de fondo. El bajista no ha perdido ni un ápice de chispa (ni de laca en el pelo), y cuando se suelta con la voz no desmerece en absoluto. Quién pudiera tocar el sitar como él.

Porque, tal vez ustedes no lo sepan porque no estuvieron, pero Sidonie adora la psicodelia. La americana, la inglesa y la española. La que nació en la costa oeste norteamericana, la que brotó en las perneras de Manchester a mediados de los pasados 90 y la que renació, también en Inglaterra, con esos Kula Shaker que ahora vuelven a reunirse.

El empleo del idioma en el que ustedes leen estas líneas les acerca en ocasiones a Los Brincos, sin que eso tenga que ser una frase despechada o denigrante. Y siempre con maneras más poperas que lisérgicas, que no es casualidad que los discos los edite una multinacional.

Con un cantante que se soltó la melena en el tema ‘disco’ del bis final, y un batería que juega a intuir y vacilar en lo físico mientras arrea unos tambores que chocaban contra el ligero brillo sonoro del lugar, Sidonie fue repasando con estilo sus viejos éxitos y sus nuevas composiciones.

Fascinado, el tema que da titulo al nuevo disco y que ustedes y yo hemos oído en el hilo musical de nuestro trabajo, tiene un pegadizo estribillo (ahora mismo lo estoy cantando mentalmente). Jou, dedicada a los parroquianos, alborota cualquier sarao. Jardín polar, ejecutada de manera acústica, es una balada como Dios manda: lentita, preciosa y con una melodía que enamora.

Los que venían en la marea del último CD salieron encantados con las notables canciones allí escuchadas. Los viejos fans botaron, cantaron y agasajaron a los músicos cuando bajaron del escenario en uno de los temas finales. Los que pasaban por allí (algo complicado cuando entrar vale 18 euros) se quedaron y disfrutaron de las pintas glam y sonidos pop de los catalanes. Sinceramente, poco más se le puede pedir a un concierto.

Publicado enCríticas de conciertos

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