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Hiru Truku: Tan lejos, tan cerca.

Interpretes: Ruper Ordorika (guitarra, voz), Joseba Tapia (Acordeón, voz), Bixente Martinez (mandolina, bouzouki, guitarra)
Fecha: 26 Mayo 2005. Lugar: Teatro Principal (Donostia)
Asistencia: unas 200 personas

Que el mundo cultural se está volviendo loco es algo que ya sabíamos. Nos quedamos enganchados en la tele viendo desde nuestra casa a gentes que están encerrados en otra choza. Asistimos a los estrenos de las películas ataviados con ropajes de los personajes. Hacemos colas de 36 horas o más para asistir cual sardinillas a un concierto de una banda de rock que cantan en un idioma foráneo. Pero entre tanto adelanto a saltos, siempre conviene echar la vista atrás, aunque sea unos pasitos, para comprendernos mejor.

Eso propone el trío Hiru Truku en sus discos y actuaciones. Compilar y elaborar de manera personal las viejas historias que poblaban nuestros valles y montes hace ya muchas lunas.

Llevan ya 3 discos reuniendo costumbres. El último de ellos, “Nafarroako kantu zaharrak” fue la excusa de esta visita a la capital guipuzcoana de la mano de nuestra universidad pública. Era casi su concierto de despedida (queda una fecha más, este sábado 28 en el Gazteleku de Oñati), dado que este es un proyecto que va brotando en función de las agendas e impulsos de sus integrantes. Y ahora avisan que toca pausa.

Con un montaje escénico sobrio, el trío ejecutante se muestra con el oñatiarra Ruper Ordorika en el centro, flanqueado por Joseba Tapia y Bixente Martinez. El “txantxiku” se encarga (en un perfecto euskera, claro está) de poner voz a la casi totalidad de los temas y sus correspondientes y extensas presentaciones cargadas de detalles.

Particularidades que nos hablan de los amores y temores, ironías y denuncias de los pobladores que, desde Zugarramurdi hasta el otro lado de los Pirineos pasando por los valles vizcaínos, recopilaron en esta tradición oral leyendas de su tiempo.

Historias recopiladas en un primer momento por gentes como Aita Donosti, Aita Lafitte o los Hermanos Azkue y recuperadas ahora con relecturas actuales e innovadoras. Las tonadas han sido creadas de manera libre pero buscando seguir la tradición hablada de las zonas en las que fueron creadas. No olviden que muchas de estas voces provienen de la comunicación oral y las reuniones populosas. “Los montes, lejos de dividir a la gente, la unían alrededor de sus campas”, recuerda Ruper en una de las entradas.

Estas narraciones pretéritas y elaboradas con fino humor nos hablan de la venta de una hija a los moros a cambio de oro y miel, y de cómo la familia corre a su rescate. Otras recogen el interés de un profesor en dar clases particulares a un alumno de género sin identificar en su trastero.

Las más incisivas hablan de la denuncia de un vicario hacia un conciudadano por sus acusaciones de mujeriego. Historias que no nos resultan del todo extrañas, con sus matices y desvaríos, en este año 2005. Quizás, como apunta Ordorika en la despedida, “en realidad sólo hay una canción en el mundo, y cada uno la amolda a sus amores y fobias, a los días que le ha tocado vivir”.

Publicado enCríticas de conciertos

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