Reunión con Donostia 2016

Ayer la oficina de Donostia 2016 tuvo a bien reunirnos en la sala “clandestina” del último piso de una Casa de Cultura. Aquello parecía una reunión de Bader Meinhof, con todas las (mini) fuerzas vivas, latentes y culturalmente apartaditas del gran maremagno popular apretadas alrededor de una mesa. Le daba un toque alegal muy chulo.

Lo primero de todo, agradecer al director de dicha oficina Edorta Azpiazu y su compañera laboral (sorry, no recuerdo el nombre, es un fallo genético no voluntario)  Ana Espinosa que quisieran reunirse con nosotros. “Bueno, es su trabajo”, comentó alguien en la charla callejera posterior. Sí pero no. Todos podemos poner ejemplos de casos similares en los que su trabajo no ha cubierto ideas inferiores a las expresadas en una comida en Arzak. Por lo tanto, gracias.

Allí estábamos músicos, promotores culturales, DJs, diseñadores, gente del hip hop, de revistas no aptas para modernos. Reunidos todos para dar respuesta o aportar ideas a un proyecto que o nos viene grande o nos pilla escépticos por nuestra relación habitual con los poderes públicos.

Cierto es que para construir una idea que haga partícipes a todos hay que aglutinar las opiniones particulares de todos los elementos, pero como se pudo ver ayer, e intuyo que se repetirá en todos sus contactos con asociaciones o estamentos, cada uno puede comentar cosas de lo suyo y empezar a imaginar actos que podrían tener cabida en ese 2016 futuro y precioso que reunirá, en teoría, a toda la euroregión vasca, desde Santurce a …Bayona. Pero de ahí a dar ideas que sean el motor…

Y, según se escuchó, el mayor déficit se encuentra en el acceso de estos grupos pequeñitos a los centros públicos. Las trabas o los papeles que hay que firmar, las reuniones y posteriores reuniones sobre las reuniones primeras, el gasto que conlleva (creo que esto ya ha empezado a cambiar a algún nivel) querer montar una actividad musical a cargo del promotor particular, el filtrado que realizar con criterio particular o asistencial los gestores de dichas casa de cultura o los órganos de decisión que se ubican sobre ellos. Nada nuevo bajo el sol..

Me gusta la idea de que, si no se consigue la capitalidad, al menos se habrán creado algunas dinámicas aprovechables en el futuro. Y quiero pensar que la de las relaciones con los estamentos podría, debería, ser una de ellas. La historia nos dice que son sueños que casi nunca casan con los sueños en el poder, pero algunos de ellos consiguen llevarse a cabo.

El promotor de Nuevas Músicas indicó de manera acertada que el Mar podía ser una de las trazas principales del 2016 (el proyecto se sustenta en una idea principal y 5-6 que nacen de ella, todas ellas aún por concretar). El Klubero aportó la dosis de escepticismo -no exenta de la ilusión que muestra día a día- de la que hablábamos nosotros y Santi Eraso en las charlas que hubo alrededor del tema.

De Eraso me quedo con otra idea. Cuando se celebre la dichosa capitalidad, los ahora treintañeros tendremos cuarenta. Y los jóvenes de entonces serán los que hoy cuentan con 12 años. Hay que escucharles a ellos también, o seguiremos pensando en una ciudad vieja porque nosotros de jóvenes no tendremos ni el espíritu.

El musiquero hipsero indicó que Donostia es una ciudad de viejos sobre la cual es difícil sustentar opciones paralelas como las allí propuestas. Tiene mucha razón. Con toda la juventud desperdigada en los pueblos de alrededor es más difícil plantearles actividades un martes a las 21 horas, por ejemplo.

Además, ninguno de nosotros olvidamos dónde estamos. Y creo que lo único que se le puede pedir al 2016 es que se nos tenga en cuenta. Ni más ni menos que ahora. Porque pretender que las políticas culturales cambien es, además de terriblemente complicado, una tontería. Ninguno de los presentes planteaba un acto de los suyos en el Velódromo, ni una subvención Junkeriana a sus planes.

Nadie niega que un 2016 deba tener grandes actos populares. Tomando ese no siempre acertado baremo asistencial, un Ayuntamiento debe contentar al mayor número de habitantes. Pero estaría bien meter el morrito, un poco, permitiendo a un grupo local telonear a Benito Lertxundi o cualquier acto mayor, por ejemplo. Poniendo nuestra cultura en los morros de la gente que se alimenta de TV y radiofórmulas (la gran mayoría, sin acritud alguna)  para que simplemente nos conozca..

Curiosa cuando menos el análisis de los grupos-que-valen-y-los-que-no que realizó uno de los asistentes. «Yo no digo que todos los grupos sean buenos. Igual algunos de nosotros somos una mierda. Pero bueno, ahí están los periodistas culturales o musicales para decir qué es bueno y qué no«. Con pinzas, amigo. Que los periodistas musicales, además de vivir de la mordida a la hora de colocar adjetivos calificativos, supongo que también son seres humanos bastante mundanos. Con opinión pública, pero personal cuando menos. Bueno, los de Rock De Lux no, vale.

La gente de Buenavista le dio un pasado a la reunión, dado que llevan ya muchos años en la autogestión e indicando que cualquier tiempo pasado fue…pasado. Ni mejor ni peor. Que la pelea en el tiempo siempre acarrea bajas, y que habría que potenciar una mayor red de asociaciones o casas de cultura. Creo que en fondo nos sentimos lejos de algo que nos pertenece. Los Gaztetxes tendrían los suyo, pero era absolutamente sencillo montar un bolo allí.

El antiguo boss de un blog electrónico ahondó en ese punto, mostrando que cada día la vida pone más pegas, más leyes, más comodidades burguesas, menos ruidos, menos divergencias, más explosiones controladas, más «ahora sí pero mañana no porque no hay fiestas». Y que eso es lo que va a matar esa cantera local de la que uno sólo se acuerda y hace suya cuando otros han puesto los duros y han alcanzado la fama en la cultura masiva (ver La Oreja de Van Gogh). Todas somos putas, pero cuando nos casamos con un empresario de repente lloramos elegancia y «saber estar».

El hip hopero aportó una experiencia real, la de llevar a gente de centros de acogida a realizar grafittis o breakdance. Intuyo que “la integración” deberá ser un término que aparecerá en cualquiera de las 18 candidaturas nacionales a dicha capitalidad. Otro sería “Sostenibilidad” o “desarrollo sostenible”. ¿Incluiría eso realizar actos de danza moderna alrededor de las obras de la incineradora?

Mi idea? Además de coincidir con el ambiente que planeó en la divergente cita, se puede resumir en “tomemos las calle”, inspiración que se mostrará en un post posterior.

10 comentarios en «Reunión con Donostia 2016»

  1. Está claro que tiene que ser tomemos la calle. Han prohibido hasta los barriles que tenía el Nestor para tomar algo…

  2. Sí, como dice Peyino, yo soy más de tomar algo en la calle. La calle por sí misma no me atrae como escenario «cultural».

    En cualquier caso, la opinión del antiguo boss del blog electrónico fue la que más perspectiva aportó a la reunión, me pareció. Quicir, pese a que entre todos se intentó dejar de lado, desde el principio, el escepticismo, creo que todos hemos salido de allí pensando en que todo esto ha sido un brindis al sol. Se agradece la iniciativa, sí, pero la sensación que queda es que toda la buena voluntad aportada por Edorta Azpiazu y ANA ESPINOSA no va a valer para nada cuando les toque decidir a los que deciden. Esto es, no el jurado europeo, sino nuestros señores políticos. Como dijo Hommi, esperemos muchos fuegos artificiales y kilómetros de pintxos, pero no esperemos una mano institucional abierta a la «gente de lo pequeño».

    Por otro lado, sí me gustó (aunque no me lo creo) que esto pueda servir para fomentar planes de acción más allá de la Cultura (en cuyo caso es inevitable que surja la pregunta de qué pinta la cultura en todo esto), y ahí sí que hay tela que cortar, con los dos problemas más evidentes y que parecen TABÚ en esta ciudad, y que en el fondo están unidos: esta es una ciudad vieja porque los jóvenes no se pueden permitir vivir en ella. El alto coste conlleva la deslocalización, lo cual deviene en una ciudad de la tercera edad a la que, como a cualquier anciano, cualquier manifestación jovial molesta (ruidos, etc). No toda la cultura ha de ser joven, pero sin juventud NO hay cultura.

  3. Yo sigo siendo escéptico con el 2016, pero romántico.
    Vivimos en la ciudad de Cocoon, rodeados de viejos inmortales… Podrían subirse al Ciudad de San Sebastian y volar a un lugar mejor… como el planeta Txara II

  4. Muy buena crónica Giorgio. Viene bien dejarlo escrito y estoy de acuerdo en todo.
    Tan solo insistir (me vais a matar, encima que no conseguí callarme…:-)) que el mensaje o la aportación principal que yo quería transmitir es que se aproveche el potencial de los colectivos urbanos, las antiguas «tribus», las distintas inquietudes e iniciativas, que son imparables y al final la gente les da salida como puede. Desgraciadamente no siempre con el apoyo institucional-cultural, que en muchos casos incluso les pone trabas o directamente las impide.
    Como bien dices no me remito tan solo al pasado. Los gaztetxes o similares tuvieron su momento y además no envidio todo lo que suponían, pero es verdad que era una manera fácil de poder hacer cosas y en cualquier caso expresaban una manera de dar salida a esas necesidades de la gente.
    Sobrevivir tantos años como hemos hecho nosotros fieles a la autogestión es sencillamente un milagro, pero también un síntoma de que bastantes necesidades quedan aún por cubrir (+ info en: http://www.buenawista.org). Siguen surgiendo en la calle focos de acción auténticos, por llamarlo de alguna manera (me encantó lo de los hiphoperos), no contaminados por garras políticas ni intereses particulares (el relevo generacional del Mogambo es otro ejemplo), que en mi opinión reflejan lo que revindico como un tremendo potencial cultural y social aún no reconocido ni apoyado por parte institucional.
    De todas maneras en mi opinión los avances han sido considerables en los últimos años. No voy a negarlo. Tal vez queda esa unión que proponía entre la «red institucional» y la «red alternativa», que me parece totalmente aconsejable y necesaria. Ese reconocimiento y apoyo. Y por supuesto la alerta permanente siempre ante los intentos de manipular todos estos movimientos por parte de los poderes para obtener sus propios réditos partidistas y claro está, egoístas.
    En resumen (y me callo ya 🙂 pienso que si se consigue «enganchar» con toda esa energía urbana-cultural-social, es decir, que la gente identifique sus demandas y se identifique en una misma línea de acción con el eje o motivo cultural que se decida proponer y trabajar para la candidatura, sea el que sea, puede ser una de las claves del éxito de la misma.

    Uff!, qué a gusto me he quedado!! ;-))

  5. Eskerrikasko Amodio jauna poque son las primeras lineas que leo sobre el dichoso asunto del 2016. hasta ahora todo han sido presentaciones, logos, photocalls y fuegos artificiales….

    De todos modos me parece una equivocacion que los próximos años todo lo referente a cultura en esta ciudad tenga o lleve implicita o explicitamente el ¨sello 2016¨. ¿No hay culturta mas alla de la que promueven las instituciones? ¿Seremos todos kepajunqueras a la espera de nustro trozo de tarta 2016?

    Ni puta idea.. no se.. a mi todavia me da pereza..

  6. La verdad es que estuvo bien la reunión, sobre todo es bonito ver la cantidad de propuestas sumergidas que hay en esta ciudad, no se… creo que lo más bonito fue que ninguno de los asistentes estaban movidos por ningún interés más allá de la ilusión por aportar a su ciudad ese «trocito » de cosas que sabe hacer, esa ilusión es diaria, más que una ilusión es una inquietud por ofrecer algo «diferente» a esta ciudad y de lo que nadie se procuraría si no fuesen por personas como los asistentes al «chaflán» de OKendo, esa es la verdadera cultura, la raiz, la que escucha música, lee, tiene referencias contemporáneas y no por obligación sino por devoción.El proyecto 2016 es (según las explicaciones recibidas de primera mano) bonito, interesante, desafiante… y puede ofrecer un montón de posibilidades a la ciudad culturalmente hablando(si la propuesta se mantiene con la misma honestidad con la que se ha planteado y no se puentea hacia no se donde… como mi escepticismo me hace intuir), a mí me gustaría que ese año 2016 sirviese para replantear el modelo de ciudad que se ha cultivado hasta ahora… humildemente…

  7. 2016 queda lejos y antes hay mucho que decir. Lo complicado de Donostia es su aforo limitado de gente, especialmente en invierno y la gran cantidad de actividades, por que haber, las haylas!! Y por otro lado, lo que hay que pontenciar es la comunicación de, sobre todo, los eventos pequeños que bastante hacen con programar cosas que luego no queda dinero para comunicar a base de carteles, anuncios en prensa, etc. En otras ciudades europeas existen soportes de cartelería a pie de calle (en mitad de las aceras), que la gente ve, se informa y respeta. Autogestión si, pero sponsorizada por las marcas o por las instituciones, esa es la busqueda y el esfuerzo.

Los comentarios están cerrados.