Mavis! Mavis! Mavis!

Así, como Prince la presentaba o despedía en pública, repitiendo 3 veces el nombre, abandonamos el Cine Trueba ayer tras la proyección de “Mavis!”, la película sobre la voz principal del las Staples Singers. Llenos de vida, sonrientes. Emocionados con la vida de Mavis Staples, en un film vital que se tornó ideal para un lunes mustio y algo arrastrado.

Con algunas hebras en común con la proyección de Nina Simone (el racismo, Martin Luther King), la obra de Mavis empieza a diferenciarse desde el minuto 1. Concretamente desde que sale el letrero de “HBO” y uno se relaja a disfrutar en el asiento. Y vaya si se disfruta. La vitalidad de la gran dama traspasa la pantalla y dispara dardos de emoción y cercanía. Por ejemplo, cuando describe su relación con Bob Dylan. O cada vez que se menciona a su padre, pilar fundamental de la familia. Verla llorar al escuchar la revisión del disco perdido de “Pops” te deja el corazón blandiblú.

Hablar de Mavis, o de las Staples Singers que completaba con su padre y dos hermanos, es hablar de la vertiente más pacífica y espiritual de la música negra de los EEUU. Los exitosos comienzos Gospel -fueron el primer grupo en vender un millón de discos de este estilo religioso- y su cercanía a Luther King, el pequeño salto secular al folk, la pirueta triple mortal al soul de stax…

Tras la llegada de la música disco la familia Staples deja de aparecer en las portadas (exceptuando el pequeño momento Prince) hasta que el gran Jeff Tweedy decide producir sus discos en solitario. Siempre con una sonrisa, guardando penas y mostrando gran vivacidad. Una vitalidad que mantiene -con nuevas rodillas- a día de hoy, como bien se puede ver en los conciertos actuales que muestra el film y de la que pueden dar fe los asistentes a su concierto en el Jazzaldia hace unos años.

PD: ¿por qué me pasé media sesión soñando con cambiar a Jeff Tweedy por Jason Pierce en los siguientes trabajos de Staples? Qué bien le sentaría el gospel eléctrico de Spiritualized a la cantante de Chicago…