Diferencias entre un festival de cine y uno de música

Hola amiguitos. Vamos a jugar a las adivinanzas. A ver si acertáis qué asistentes han dicho las siguientes frases, y así determinar si están en un festi de música o en uno de cine

Un certamen de este tipo cultiva la mente

Peliculero. Las populosas reuniones de música son solo sitios para drogarse, brincar y arrimar cebolleta. La música no parece, por tanto, una cultura tan elevada y completa. Más bien baja.

Miles de trillones de asistentes

Eso parece exclusivo de lo musical, con la dichosa frase encabezando los titulares. El cine parece más interesado en nombrar a las estrellas de relumbrón.

“Ha estado muy bien, PERO…”

Frase que se escucha al final de todas y cada una de las pelis del Zinemaldia en boca de niños y mayores, puros y adúlteros. Quizás en la música no se llegue a mayor análisis en el momento, pero en el cine es levantarse de la silla y ver las aristas de la obra.

Y critica, que algo queda, claro. En el de cine puedes, debes, poner a caldo una película por las razones que sean. En el de música no, porque “no tienes en cuenta a los asistentes que bailaban y saltaban contentos”, “eres un amargado”, “no tienes ni idea de música”. Debe ser que al cine no se puede ir de MDMA. Además, las críticas peliculeras no tienen en cuenta a los posibles visionadores futuros. Se los pasan por el forro del DVD.

“Colocando la obra en el devenir creativo del artista….”

Musicotas. En el cine se puede disfrutar de una obra de manera más individual. No tienes que haber visto nada del director o los actores para poder escribir u opinar durante un folio o una hora. En uno de música corres el riesgo de morir crucificado si no colocas ese momento actuante en esa línea vital que va desde la Comunión del autor hasta el día de su jubilación. Ambos campos artísticos nutren de camareros a la hostelería local.

“Me gustaba más antes”

También se refiere al canturreo. ¿Alguien dijo en voz alta que “Oliver Stone me gustaba más en Platoon”? Pues así como los directores van alcanazando una madurez que une lo comercial con lo creativo, los musiqueros empiezan explotando en lo segundo y acaban rendidos ante los dolares de lo primero. SIEMPRE.

“Shhhhhhhhhh”

Cinematógrafo. Bueno, y dicen que una vez en una ciudad remota alguien dijo eso en un concierto de sala y le hicieron caso, pero no está confirmado. Seguro que fue la chica que luego se mató en aquella curva.

En un certamen de pelis debes ser más educado que lo normal. Las colas son comprensibles, no puedes comer en la sala, se tiene que aplaudir al final. En uno de música, justo al revés: debes cantar en alto, tirar la bebida, empujar o ponerte delante de alguien.

Tuitear a los 2 segundos de acabar

Curiosamente, eso es más fílmico. En los grandes festis se suelen escribir mensajes en el bus de vuelta, una especie de resumen. En las pelis se hace nada más empezar los títulos de crédito, esos 3 segundos que son los que suelen dejar cuando emiten la dichosa en la tele. Quien sabe, igual es que en la música la birra está más cerca, o hay menos tiempo entre pase y pase. Quedan fuera de esta categorización los paracaidistas que van a un festi a ver a un solo grupo/película

“Muchas gracias al festival por traerlo!!!!”

De cine. Existe una comunión entre emisor y receptor que en la música no se da ni de palo. ¿Acaso han leído algo similar en un FIB? En lo melódico la cosa iría más cerca de “¿Otra vez estos montando un festi? Qué pesaos”. En un festival de música jamás debes mencionar al sponsor, a riesgo de sonar “vendido” o “cutre”. En uno de cine es lo más normal del mundo.

”otra, otra, otraaaa. Ueeeee”

De música, of course. ¿Acaso te crees que tras tus peticiones van a echar un cortometraje de regalo en la sala?

Ya dijimos que en acreditados ambas reuniones van a la par, ganando el cine por un tubular, porque el festi peliculero, al celebrarse en una ciudad, alcanza mayores cotas de ridiculez.