Lo vamos a pasar guay, Kokoshca

Uno no sabe si es por cariño (Iñaki Kokoshca es el último hombre puro del Norte. Cada conversación con él me lo demuestra). O porque son los que más libres vuelan en esto de la música minoritaria – a nadie le extrañaría que el siguiente CD fuera de boleros, o heavy, o techno-, con la envidia y satisfacción que eso da. O porque son como el Caballo de Troya que los hipsters han dejado entrar en sus templos sin saber que van a atacarles desde dentro. O porque mantienen una frescura maquetera – en su cuarto disco-. O por su música y letra, coño, que al final es lo que hay que analizar.

Por todo eso, y por nada, Kokoshca han entregado un CD soberbio. Se llama “Hay una luz” y lo publica Ayo Silver el 30 de septiembre del 2013. Por ahora lo puedes escuchar en bucle en la web del RDL

Estos son, y no otras, mis primeros derrapes sobre un álbum que me va a dar muchas alegrías porque, ay,…

  • no hay un single que radiar, aunque “directo a tu corazón” bien podría sonar en la fase final de QQCCMH. Y “El buho” sea su “We’re Gonna Have A Real Good Time Together”. Pero más en aquel contexto que en lo sonoro propiamente dicho. Una crítica tuitera ha dicho que es un disco “de cuando predominaba la heroína”.
  • hay una medalla de oro al campeonato nacional de Danelectro (instrumento y estilazo).
  • hay mucha oda a ensayar en garajes con humedad, en el hueco que deja ese coche que vuelve en un rato.
  • hay un dueto con el Drogas, bizarro para muchos pero algo bastante normal para quienes somos de provincias. El Gainsbourg de La Chantrea ayuda a hacer de “las flores del fin del mundo” una canción preciosa, muy Nacho Vegas – perdón- o Chucho…
  • hay mucha pirueta gozosa. Va una: El hecho de unir su velvetiano “Jon y Yo” con la sicodélica “Oyynoj” (idem, pero leído al revés), haciendo que esta última sea la expresión sonora alucinada del espacio anterior al reencuentro que se narra en la primera.
  • Y la portada, oh, macramé en 3D, es una preciosidad de Teenage Caveman, aka Iñaki Lopez Allende

“Aquí hay una luz” es un disco directo porque es muy alejado a esa horda de melodías masticadas que se saben pegadizas. Y eso lo hace muy atractivo. Habrá otros que claven el salto. Pero nosotros fuimos más de tirarnos como nos saliera del Speedo.