Esa señora tiene un pase

Ya ha llegado a la ciudad el Zinemaldia, ese festival cinéfago que nos pone en algún mapa de canibalismo fílmico. Y con su llegada damos también la bienvenida a los acreditados. Gentes que van con su tarjeta colgando del cuello todo el santo día por toda esta Santa Sebastián.

Se me enfada con cariño Ricardo Aldarondo. “Basta ya de chanzas con el tema, superadlo”, me dice por twitter. Pero es que no veo por dónde agarrarlo. No, el pajarito no, eso ya sé. Lo otro, lo de ir todo el día como si estuvieras dentro de los Estudios de la Metro.

Para los que me lean desde fuera, decir que dicha acreditación se limita, hasta donde me llega el conocimiento, a las ruedas de prensa y entradas al cine. Me extrañaría que nuestra Hostielería hubiera llegado a algún tipo de acuerdo con el Zinemaldi para aplicarles descuentos a sus poseedores. Más aún, seguro que les cae algún recargo turístico de regalo, porque son nuestra versión del white trash en la misa de Harlem.

Entiendo sin compartir el afán exhibicionista de sus dueños, quienes airean por barrios sin cine la tarjetita con la foto, quien sabe si para dejar claro que uno no es vasco y que se puede hablar con él. O quizás para prepararse ante charlas sesudas e intrincadas sobre el papel de una pluma en el plano final de una peli de autor. O, quien sabe, igual se sienten en una convención gigante y terapéutica de cineastas anónimos.

No se crean, en música es aún peor. Los guiris y no tan guiris salen al escenario a actuar con el pase visible en el cinturón, o cayendo del bolsillo. Como tocar una Fender vieja con el precio colgando. Algo que solo funciona durante unos segundos al día, todo el rato visible. Como el pene (¿es la acreditación pariente de ese Ferrari que tapa nuestra limitaciones?), pero en arty.

Lo mires como lo mires, sea música o cine, es una horterada snob eso de ir con la tarjeta al viento. Salvo que vayas a drogarte todo el rato. Lo cual, viendo las tacadas diarias que se pegan estos asistentes, tampoco me parece una opción descabellada

1 comentario en «Esa señora tiene un pase»

Los comentarios están cerrados.