Adiós Miguel, Hello Mike

No voy a escupir una necrológica, porque el homenajeado está vivito y coleando. Pero esta semana va a ser un poco más triste. No porque se haya muerto un cantautor muy mayor, porque eso es lo que hacen los mayores, morirse. Sino porque nos hemos enterado que Miguel Pacific se pira a Inglaterra a vivir. Otro que se apunta a la maldita lista de fugas laborales. Pero este no va a salir en una contra de El País.

Miguel Pacific es un tío impetuoso, vivo, con esa ingenuidad que algunos nos gusta pensar que aún mantenemos en nuestra carnes ya irónicas. Envidiable no solo por montar conciertos en Madrid, que ya da para un post. Sino por hacerlo de grupos realmente desconocidos (para todos, y algo menos para algunos). A bote pronto, él trajo a los Bats. Y muchas de esas otras bandas que vienen con la etiqueta de «hostiazo económico».

El chaval cuenta – no la va a perder porque se mueva un poco en el mapa- con una línea estilística que sabes que te va a gustar cualquier cosa que haga. Como ejemplo de arriesgada manga ancha, Mr Pacific tuvo la insensatez de invitarme a tocar en una de sus fiestas. Día en el que el organizador se plantó con una tarta y picoteo para los asistentes. Esa es la belleza, montar conciertos como si fueran fiestas en tu casa. Siempre con una sonrisa, y un abrazo. En uno de sus saraos, o en cualquier taberna. Ese día, o cualquiera.

Cuando se acerque la fecha de su última fiesta Pacific Street (5 de abril, Madrid, con “Puzzles y dragones” y “Wolfhounds”) intentaremos hacerle una entrevista. Y pasarnos por la party, coño. Para despedirle en estas lides como se merece, chocando botellines y cerrando garitos