¿Quién vigila y controla los pelotazos publicitarios dentro de la programación?

 Cientos de grupos de música suspirando por una pequeña aparición en televisión que les dé vidilla y a lo sumo consiguen una pequeña referencia en algún programa marginal, de ésos que se emiten a partir de las 2 de la madrugada. Pero llegan estos ejecutivos y nos ponen todo el brutal sistema de telecomunicación del Ente público al servicio de un cantante y, si me apuran, al servicio de su casa de discos. Puede que eso no sea corrupción. Que a Bosé y Raphael, a fuerza de sacarlos y repetirlos, los hayan convertido en estrellas imprescindibles del miserable show business que llevan practicando desde hace cincuenta años.

Javier Arizaleta, en Noticias de Gipuzkoa