¿Quién programa actuaciones los domingos a las 23:59, actos que acaban a las 2 de la mañana de un lunes laborable? Afortunadamente, señores organizadores, el ERE se queda en la mayoría de los casos en algo exclusivamente neuronal por el paseo entre actos jazzeros, y no ataca su vertiente laboral.
Extraño, y cansino para quienes no están de vacaciones, que las citas más trasnochadas del Jazzaldia (en su vertiente más gautxori, no me entiendan mal) hayan sido el miércoles, el jueves y el domingo.¿Por qué no se hizo el viernes y el sábado, cuando casi todo el mundo puede ronronear entre sábanas más tiempo?
La cita con The Bad Plus se presentaba interesante: Jazz sin apreturas atacando músicas encorsetadas, versiones mundialmente conocidas. La cosa se quedó en interesante a ratos. Casi todos concentrados en el arranque inicial, cuando la vocalista se estaba acicalando (o eso) fuera de escena.
David King hace honor a su apellido. Menudo espectáculo a la batería, es como un niño feliz con juguetes nuevos. No repite dos golpes seguidos, busca sonidos hasta en instrumentos de juguete y le busca las cosquillas a los herrajes de su instrumento. Es facil quedarse hipnotizado ante su exhibición. El resto de compañeros no son mancos.
El bajista habla castellano mejor que el Robinson de Canal Plus, y tiene la amabilidad de ir presentando las canciones. Que si un extracto del «Variation d’Apollon» de Stravinsky, que si un tema mío, que si éste otro es del pianista…
«Bill hickman at home» suena a Nueva Orleans y cine negro. Con sus pinzas, claro, nada especialmente comprimido, que estos vivarachos practican el sexo musical al aire libre.