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Etiqueta: Rural Zombies

Día de la Música: conciertos a la sombra del solsticio

El Día de la Música finalizó ayer sus celebraciones en Donostia con una fiesta en el centro de la ciudad.

“¡Pero si todos los días son los Días de La Música en la capital guipuzcoana! ¿Has visto la cantidad de recitales que hay en la agenda diaria?”, decía una muchacha a nuestro lado en el festival que ayer se celebró en la donostiarra Calle Loiola. No le faltaba razón. Pero este festejo toma una fecha, la del solsticio de verano – 21 de junio-, para festejar de manera internacional los parabienes de este arte.

En San Sebastián, capital en la que hacemos que las Quincenas Musicales duren un mes, la data se ha convertido en toda una semana de festividades. Durante estos días la Escuela Municipal de Música y Danza ha sacado a sus alumnos a pasear por las distintas plazas, quioscos, casas de cultura o residencias. Otro que no ha fallado a esta cita los últimos ocho años ha sido la tienda FNAC. En colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad y la promotora Ginmusica organiza un certamen el sábado más cercano al Día de la Música (el 23 de junio este año) con grupos noveles y afamados ocupando el escenario situado en este importante ramal comercial de la ciudad.

Las actuaciones comenzaron al mediodía con las tranquilas melodías de la autora Raitx mientras el público buscaba la sombra de las cornisas. Cascaba de lo lindo cuando el bilbaíno Sabin y su banda se subieron al escenario. Tras ellos llegaron las alegres músicas de Dr. Mahas’s Miracle Tonic. Un combo que animó el “vermuteo” con sonidos repletos de swing. Músicas de “perreo viejuno”, como afirmó el cantante de la formación.

Las ediciones diurnas de estos eventos potencian el picoteo sonoro. Por la zona se pudo ver a algunos acólitos que habían ido a escuchar a su ídolo, a gente que venía o iba a la playa atendiendo durante una o dos canciones y a niños que corrían por la zona como si aquello fuera la planta baja de Tabakalera. Hasta observamos un par de despedidas de soltero atendiendo a los acordes.

El turno de tarde arrancó con el accidentando último concierto de la banda Nothing Box. A continuación la gente de Nerabe desplegó todo su arsenal de energía juvenil. Que fuera sábado e hiciera buen tiempo después de tantas lluvias no pareció ayudar a que el espacio alcanzara su tope. Aunque los promotores estaban contentos. “Seguro que superamos los 5000 asistentes de la edición del año pasado, la más exitosa hasta la hoy”, comentaba Nerea Kortabitarte, la responsable de comunicación de la FNAC.

Con la soberbia actuación de Travellin´ Brothers el espacio comenzó a llenarse. El fantástico “Rhythm and Blues” de los vizcaínos, con más de un millar de bolos a sus espaldas, contó con el apoyo del teclista Mikel Azpiroz. El cartel se cerraba con Rural Zombies y su música “indie” oscura y enérgica.

Rural Zombies: oscuros bailes

Intérpretes: Julia Urreaga (voz), Manu Rodríguez (guitarra), Luken Etxeberria (guitarra), Marcos Pérez (bajo), Aratz Etxeberria (batería). Lugar: Sala Dabadaba (Donostia). Día: 18 de noviembre. Asistencia: Lleno, unos 150 espectadores.

Nuevo llenazo en la sala Dabadada en lo que debe ser el “nuevo día de paga” en la región (hubo hasta tres conciertos en Donostia con las entradas agotadas). En lo que a nosotros nos toca los protagonistas fueron cuatro muchachos y una cantante llamados Rural Zombies y precedentes de Zestoa.

La ciudad de las aguas medicinales también es un vivero de músicas actuales, siendo este quinteto uno de los de mayor proyección de la villa guipuzcoana. Estos jóvenes “zombies” comienzan a colarse en festivales veraniegos de postín ( BBK Live, Kutxa Kultur, Jazzaldia) gracias a su calidad y la incitación al baile. Y ahora tocaba disfrutarlos bajo techo y con un sonido equilibrado. Todo estaba bien dispuesto para escuchar las canciones de “From Home to Hospital St”, el disco que verá la luz a principios del 2018 y que este fin de semana tocaba presentar cerca de casa.

El resultado fue curioso, pero no tan extraño. Mientras las nuevas canciones están a años luz de las antiguas, fue en estas últimas cuando la muchedumbre consiguió menearse un poco. Al gentío le gusta haberse estudiado la lección antes de ir a la parranda. Y es una pena, porque el salto de calidad del grupo es fantástico.

Las nuevas entonaciones les alejan de sus compadres (Belako, Grises) y les permiten indagar en un mundo de pop oscuro y sintético que no desentonaría en las listas de éxitos británicas. Fue imposible no acordarse del legado de The Cure en muchos momentos, una fórmula a la que estos guipuzcoanos añadieron guitarrazos y ritmos vivos. Con un par de temas – perdón por la ausencia de títulos, el disco aún no se ha publicado- de estribillos poderosos que se aprovechaban del efecto crescendo para instalarse directamente en tu lista de éxitos personal. A destacar la fantástica voz de Julia Urreaga. Potente y sentida, fue la gran gran protagonista de la velada. Y ya para nota: Al acabar su concierto pusieron directamente el “Sabotage” de Beastie Boys para aplacar las posibles solicitudes de bises.

Jazzaldia 2016: Chaparrón de melodías

Nos pillaba el sábado con el chubasquero en el capazo. Fue imposible no coger un paraguas, un impermeable o una bolsa de la compra por si la lluvia nos visitaba con intensidad, como sucedió durante toda la mañana.

Con las bajas borrascas aún azuzando al personal iniciamos el paseo sabatino en la zona del Náutico, en el llamado Nauticool, donde los DJs animan el lugar con sus selecciones musicales. En nuestra visita el jefe se llamaba Mr. Patxi “Crazy Legs”, uno de los mayores responsables de que en nuestra Donostia haya calado – hasta los verbos nos brotan lluviosos hoy- la cultura del swing, un estilo de jazz que se originó en Estados Unidos hacia finales de 1920. Casi un siglo después estas tonadas se siguen bailando por sus acólitos, como bien vimos en este txoko. Ayer se contoneaban unas veinte parejas, con otras tantas personas sacando fotos del momento en la abarrotada terraza con vistas al mar. Una gozada para quienes nos movemos como robots estropeados.

Paseamos por el Boulevard, un recorrido que ni con el cielo cubierto pierde su capacidad de atracción para los visitantes. Buena prueba de ello es la concurrida oficina de turismo. Y las tiendas que vendían resguardos frente a los chaparrones. ¿Sabían que existen unas fundas impermeables llamadas “Festival Feet” que se emplean para ir siempre con los pies secos?

Llegamos a la zona playera, en la que vimos un ejemplo del método empleado por el Jazzaldia para calcular el número de asistentes. Un gran marco-portería rectangular, colocado en las dos entradas a estas terrazas, afina la pericia de los encargados de contabilizar los espectadores.

Una energía casi invisible nos dirigió hacia el show de Grupo Fantasma. Un fantástico conjunto de músicos latinos afincados en Austin (Texas), en la que destacaba una percusión mandona, reinante, ejecutada por hasta tres músicos a la vez. Y unos sopladores que dotaban de vida al conjunto. Su mezcla de sones latinos y fronterizos gustó a la creciente asistencia. Los “Fantasmas” repiten cita hoy, esta vez en el importante Escenario Principal de la playa. Un buen momento para volver a practicar aquellos bailes latinos que aprendíeron ustedes allá por los años 90.

Interesante a rabiar la propuesta de Igelaren Banda. No solo por sus integrantes, claro, aunque también dan lustre: Bixente Martinez estuvo en Oskorri, Amaiur Karajabile se foguea con Benito Lertxundi. Y la tercera pata, el baterista Oleaga, poca presentación necesita en este certamen. Juntos se apoyan en nuestra música tradicional para idear versiones instrumentales con ricos añadidos. Porque para eso están las tradiciones. Para moldearlas, voltearlas, reconstruirlas y darles otra vida. La receta funciona. El de estas “ranas” un buen modelo en eso de las renovaciones sonoras locales.