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Etiqueta: lisabo

Andoaingo Jaialdia 2017: una celebración rockera

El festival guipuzcoano celebra su décimo aniversario con una fiesta en la que destacan The Bevis Frond y Ebbot Lundberg.

Parece que fue ayer cuando la Nafarroa Plaza de Andoain acogía lo que sus carteles definían como “una gran noche de rock”. En aquella primera edición se podía encontrar una muestra de todo lo que vendría después, esa mezcla de aciertos locales, pelotazos nacionales y bandas de gran fama internacional: The Maharajas, The Dirtbombs o Lisabo inauguraban el evento.

El resto de años entre aquel y este que nos toca vivir volvieron a unir estrellas foráneas (The Chesterfield Kings, Roy Loney, The Pretty Things, The Undertones, The Bellrays) con lo mejorcito de nuestra casa (Lie Detectors, The Lookers, Jupiter Jon). Y todo por la patilla, gracias al Ayuntamiento de Andoain y el resto de colaboradores.

Para este año, y por el mismo precio, Andoaingo Jaialdia se trae a unos suecos que adoran a Los Pekenikes y bandas que han colaborado con miembros de New Order, en un cartel que arranca a las 18:00 horas y se extiende hasta primera hora de la madrugada.

La jornada del sábado arranca con Belarminak. El cuarteto presenta su álbum “Haztearen izerdia”, un trabajo que encabrita las calmadas melodías con las que les conocimos. Tras ellos llegará el grupo Peralta y su veneración por el legado del rock clásico americano, el power pop y el folk.

La leyenda rockera australiana Penny Ikinger tomará el escenario andoaindarra poco antes de las ocho de la tarde. La dama se ubica en algún punto entre las “femmes fatales” del pop y la rabia de los sonidos distorsionados. El ahora sexteto francés The Limiñanas arribará después con un marcado aire sicodélico que ha ido suavizándose con elegancia. En “Malamore”, su última publicación, colaboran Pascal Comelade y Peter Hook (New Order), y sus canciones las remezcla Andy Weatherall. Casi nada.

The Bevis Frond es uno de lo nombres potentes de la noche. El histórico compositor inglés Nick Saloman lleva más de veinte discos en la maleta. En todos ellos este sexagenario borda melodías que le sitúan entre Jimmy Hendrix y el sonido de la costa oeste norteamericana, pero con ese toque británico tan característico en estas lides creativas.

Y como cierre de la jornada llegan Ebbot Lundberg & The Indigo Children. El que fuera miembro de bandas tan importantes como Union Carbide Productions y The Soundtrack Of Our Lives regresa a Euskadi para presentar “For The Ages To Come”, un delicioso CD folk-rock de amplias miras. Como curiosidad, el disco cuenta con una versión de Los Pekenikes, “Cerca de las Estrellas”. Su actuación será un más que digno cierre para esta edición de la arraigada fiesta guitarrera de la que se puede volver en bus de línea ( TSST -“los verdes”- cuenta con servicios nocturnos para viajar entre Tolosa y Donostia cada media hora).

Desgarradora intensidad. Crónica (completa) del concierto de Lisabö en Donostia

Ventajas de internet. Si no hay espacio en el diario para que entre todo el texto, lo cuelgas en tu web 😉

Intérpretes: Joseba Irazoki, Lisabö. Lugar: Sala Gasteszena (Donostia). Día: 16 de febrero 2012. Asistencia: lleno, unas 550 personas.

Un golpe. Otro. Un directo. Y hacia la lona. En esos breves segundos que discurren hasta que caes ves toda tu vida pasar ante tus ojos. Tu alegre infancia, los primeros besos, las penas. Todo en milésimas. Adrenalina e intensidad. Eso es un concierto de Lisabö. Una de las pocas bandas locales capaces de reventar la sala Gasteszena del barrio donostiarra de Egía por méritos propios.

Su creciente carrera ha sufrido un repunte popular con ‘Animalien Lotsatuen Putzua’, disco recién editado que se ha aupado a las listas de lo mejor del 2011 con total justicia. De manera casi sorprendente, porque se basan en una humildad envidiable y su música es cualquier cosa menos asequible.

Las canciones de estos irundarras son desgarradoras. Te vacían, te extenúan. Son cabreadas como el punk, pero contienen mayor poso de tristeza. Sus actuaciones exigen ir bien de forma. Aquí no se va a escuchar el single, dar palmas y cotorrear un rato sobre tus discos preferidos o los mozos y mozas más guapos y guapas. Asistir a su catarsis sobre el escenario exige igual predisposición a los pies del mismo. Sobre todo, si lo que quieres es comulgar y sanarte. Disfrutarlo.

Lisabo y Pinbol

Hace cinco años Lisabö, el grupo irundarra, daba su penúltimo concierto hasta la fecha. Una ausencia de medio lustro cuya única excepción se produjo hace un par de meses en el escenario del Plateruena de Durango. Pero en todo desierto hay espacio para un sirimiri. Y nuestra sequía se aplacó el pasado jueves en la sala Gazteszena de Egia, donde los asistentes disfrutaron con las rabias de la formación guipuzcoana.

La banda Pinbol se encargó de inaugurar el escenario.Reconvertidos en formato trío con la ausencia de un teclista al que se echa de menos, sus canciones trasladaron los esquemas poperos a la Norteamérica más rockera y clásica. Su soltura fue un elegante entrante para la ración de mala gaita que íbamos a ver después.

Porque defender a Lisabö es patrocinar la violencia. Pero el quinteto del Bidasoa recupera el lado íntimo del vocablo, defendiendo la insubordinación que los modos de vida cómodos han sosegado. El arranque de su actuación fue un auténtico puñetazo en la cara. Duro, seco, ardiente, enérgico, sorprendente. Con el grito como melodía y la ira como impulso creativo. Afortunada o desgraciadamente, la cosa fue calmándose, mostrando la cara actual de la banda que sigue generando nerviosismo ante la explosión que nunca llega.

Será que todos nos hacemos mayores y sabios, y la mayor pericia suele ir acompañada de menos revoluciones de motor. Así lo demuestra Ezlekuak, el último CD de la banda guipuzcoana. Una oda a los no-sitios: aeropuertos, estaciones, interiores del alma.