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Etiqueta: Eraul

Eraul: hay cantera

Intérpretes: Nøgen, Eraul. Lugar:Sala Dabadaba (Donostia). Día: 4 de noviembre. Asistencia: lleno, unas 150 personas.

El pop de nuestra ciudad/región sigue dando “jugadores” que permiten ilusionarse con el futuro. El pasado sábado pudimos ver las actuaciones que dos de estas jóvenes bandas, Nøgen y Eraul, ofrecieron en una sala Dabadaba llena hasta la bandera.

Abrió la cita el grupo donostiarra de letra noruega, situado entre el pop clásico radioformulero y el jolgorio de bandas como Mumford & Sons. En el quinteto destacó la potente voz de Ane Negueruela (pura escuela Sorkun) y la vitalidad que les daba tocar con un batería. Bien asentados en el mainstream, tienen todos los mimbres para ser “The Next Big Thing”, la banda que aparezca en los carteles de todos los festivales veraniegos.

Eraul es harina de otro costal. El grupo de Asier Beramendi presentaba su primer CD, “Iraultza”. Un trabajo que adapta su atrevida creatividad, ese vuelo libre, a formatos más conocidos. Y quizás hayamos perdido libertad compositiva, pero hemos ganado una voz mucho más confiada y enérgica. Su set acústico fue un gustazo, aunque su emplazamiento en mitad de la lista de canciones también permitiera degustar el murmullo de sus fans. La banda supo usar los instrumentos de cuerda hasta en las zonas contundentes, y dejó que los seguidores cantaran más de una estrofa en solitario, con un Beramendi emocionado y agradecido. Siguen siendo un grupo diferente, y en esa distinción se encuentra el disfrute.

Donostikluba: Un cumpleaños redondo, de diez

El certamen donostiarra ofreció un sinfín de actividades culturales en su décimo aniversario

Parece que fue ayer, demonios. Y ya han pasado diez años. Donostikluba, el festival que busca acercar a nuestra capital lo más interesante de la música “indie” , cumplía dos lustros de vida en la sala Gaszteszena del barrio donostiarra de Egia. Un certamen -afortunadamente- no muy normal. Los organizadores afirman que este evento “nació reivindicando en todas las ruedas de prensa que jamás haría ningún balance basado en los números y las asistencias sino valorando el lado artístico” . Y todo eso juntando electrónica y grupos analógicos, música ejecutada y pinchada, nombres con cierta estrella y supernovas que están naciendo.

Como sucedió el pasado jueves, cuando Rafael Berrio y Eraul compartieron cartel. El donostiarra Berrio llegaba con toda su troupe rockera (Joseba B. Lenoir, Rafa Rueda, Fernando Neira, Felix Buff) para desquitarse de la exclusividad de su anterior fecha, la realizada en el pequeño teatro del Kutxa Kultur Festibala, ofreciendo un concierto pleno de energía y elegancia vocalista. Juntos atacaron los bríos de guitarras de su último disco y adaptaron a los nuevos tiempos las elegancias de temas pretéritos (primorosa la revisita al tema “No pienso bajar más al centro”), dejando buen minutaje para que la voz principal se expresara como más le conocemos, con la sola compañía de su guitarra eléctrica. La noche había arrancado con Eraul, formación local encabezada por Asier Beramendi. Una gozada que hizo morir de envidia a más de un músico presente. Porque además de hacerlo mejor que bien son insultantemente jóvenes. Puñeteras nuevas generaciones creativas….

Una chavaleria que ha empezado a cambiar el folk, el pop y el rock por otros sonidos más urbanos. La demostración se pudo disfrutar el viernes en Gasteszena, con el hip hop como bandera. Quizás a los lectores más tradicionales les sorprenda, pero los conciertos de este estilo calan como un chaparrón entre la juventud. Y este, capitaneado por Nach y Gallinero All Stars, no fue una excepción.

Exposición de fotos

El sábado fue el día fuerte del certamen. La Casa de Cultura de Egia abrió sus salas y pasillos para que la cultura se colará en ellos. En las paredes del segundo piso pudimos disfrutar de la maravillosa exposición fotográfica de Juan G. Andrés. Un repaso por los diez años del certamen, una guía fantástica de retratos musicales en el que no pudimos destacar solo una foto. Todas eran fantásticas. Algunas muy emotivas (Pedro San Martín), otras muy potentes (Kokoshca). Y había casos, como el de Josh Rouse, que contaban con una versión en movimiento. En una de las aulas del lugar se emitían conciertos del Donostikluba grabados. Nosotros vimos y disfrutamos un rato del de este norteamericano afincado en Valencia.

Pero la actualidad obligaba, y subimos a la terraza para rocanrolear un buen rato. Primero con los descarados Sexy Zebras, músicos descamisados que supieron superar el apagón sufrido. “Es un bolo clandestino fantástico”, dijo uno de sus integrantes. Y cierto era. Fue una gozada más tarde secundada por los Layabouts (el grupo del hijo de Imanol Arias), quienes tocaron de inicio a fin el clásico de los Ramones “It´s alive”. Lo mejor en estos casos es dejarse llevar y pegar unos brincos, sin detenerse mucho en el concepto. Y así lo hicimos.

Exito de Delorean

La noche estaba preparada para el triunfo de Delorean, el grupo que cerraba el cartel. Y la gente respondió en masa a la llamada, llenando la sala de conciertos y gozando de las fantásticas creaciones de este grupo vasco afincado en Barcelona. Asistentes que no hicieron mucho caso a conciertos tan maravillosos como el de los ingleses Delorentos, una de las sorpresas del festival. Como destacables fueron también las dulzuras tecnopoperas de Dual Split. Una pena que problemas en el equipaje (una maleta muy necesaria no llegó a Donostia) obligaran a suspender la actuación del británico Ghost Culture.

Finalizada la celebración, Donostikluba ahora se integrará en la ciudad programando conciertos durante el resto del año. Con visitas ilustres como la de Steve Wynn (Le Bukowki, 16 octubre), Alela Diane, Black Yaya o Will Johnson.

Kutxa Kultur festibala: Un parque de sonidos atractivos

El Festival Kutxa Kultur del románticamente vestusto Parque de Igeldo ofreció una gran jornada inaugural capitaneada por la actuación de Vetusta Morla

“Vetusta Morla”, “Vetusta Morla”, “Vetusta Morla”. Si nos hubieran dado un euro cada vez que escuchamos ese nombre al preguntar a los asistentes por su banda preferida del cartel habríamos pagado rondas y rondas en los bares turísticos sin siquiera mirar la cuenta. O subido en helicóptero al monte Igeldo. Mas lo hicimos en uno de los buses lanzadera dispuestos por la organización. Partiendo de la céntrica calle Zubieta cada seis minutos, la respuesta a la prohibición de subir en vehículos particulares al parque siendo una gran idea por más que pasan los años.

En el viaje nos topamos con Gorka e Iratxe, una pareja que sube pronto “para disfrutar de todo el evento”. No es lo habitual. En el bus solo viajamos tres personas a esta hora, las cinco de la tarde. Las explanadas del recinto andan lejos de los miles de festivaleros que pisarán estos pavimentos dentro de unas horas. A nuestra primera entrevistada también le gustan (atención, spoiler) “Vetusta Morla. Y tenemos muchas ganas de Annie B Sweet”.

Inglés y euskera juntos

Eraul es el grupo que tuvo el honor de cortar cortar la cinta actuante en esta edición del 2015. El grupo comandado Asier Beramendi, un donostiarra de 24 años, fue la gran sorpresa del evento. Su biografía dice que practica el “indie folk”, pero la etiqueta se le queda corta. Junta inglés y euskera en una misma canción, lee poemas en castellano entre tema y tema. Tan pronto se casca un tema soul como evoca los momentos más alegres de Mumford And Sons. Ayudado por una numerosa banda, sus tonos andan lejos del amateurismo que se le puede suponer a alguien que acaba de publicar sus primeras canciones.

El espacio comenzó llenarse poco a poco de gente, quienes descubrieron a última hora que la banda donostiarra Dotore ha cambiado su emplazamiento inicial por un pase en el pequeño Teatro Escondido. Dado que sobre el mismo encontrarán más detalles en el texto de apoyo, nos permitimos segur paseando por una zona que se preparó para la actuación de Typsy Gipsy & The Ghost Numbers. Otra banda donostiarra que dio lustre y elegancia al escenario pequeño del festival. Salieron vestidos como un pincel. Si hubiera un premio a los mejores vestidos, el galardón ya tenía dueño. Pero centrémonos en lo musical, que los muchachos (y muchacha) tiene mucha miga.

Tienen hechuras de banda de Emir Kusturika, y sus tonos podrían sonar en cualquiera de esos funerales que suelen capitalizar las películas de dicho director. También tienen un rollo country bien pegajoso, con melodías dignas de Johnny Cash pasadas por ese tamiz festivo. Resumiendo, si quieren escuchar música alegre apuesten por esta formación local. Si no te sacan una sonrisa es que eres digno de un Museo De Cera.

Y qué decir de Los Bracco. Lo suyo es la parranda popera, ese toque canalla del rock unido con letras bien curiosas y un cantante principal que contagia toda su energía al personal. Consiguieron convertir la explanada en un pub gigante, con la gente entregada a esas canciones que esta misma noche estarán tocando en Barcelona.
Porque al festival donostiarra le ha salido un hermano catalán. En el Tibidabo, para más señas. Algunos de los locales viajan para allá, caso de Rafael Berrio, Pet Fennec o estos Bracco. “Me encantan estos chavales” nos cuenta el guipuzcoano Pablo Guerrero a propósito de esta banda. También ha subido a ver a los Vetustos, cómo no. “Aunque me he pegado un repaso a la lista de spotify que ha hecho el festival y he descubierto cosas muy chulas. Es una gozada venir a salsear a este evento”.

A su vera Ana Imaz tiene el morro más fino. “Del programa de hoy me encanta House Of Wolves. Y mañana no me pierdo por nada del mundo a Niña Coyote y Chico Tornado ni a Yo La Tengo. La pena es que quería subir con mi hijo, pero hoy tenía fiebre. Mañana a ver si está mejor y se puede venir”. Porque el Kutxa Kultur monta talleres para los más peques desde primera hora de la tarde. Otro puntazo para quienes tienen retoños y quieren ir metiéndoles en gusanillo musical. O quieren ver conciertos y la paternidad o maternidad les ha frenado el ímpetu.

Paseamos por la zona de restauración, que debe tomar ese nombre porque vuelve a poner en su sitio a los estómagos más hambrientos. Este año hay hasta sushi, que comparten pasillo alimentario con crepes y carnes más grasientas.

En el elevado escenario Red Bull suena el chaston entrecortado de Pull My Strings. El grupo que toma el nombre de una canción de Dead Kennedys elabora ese pop agitado y nervioso que haría buenas migas con los donostiarras Correos. Allá nos topamos a Iñigo Eraso, a quien lanzamos la pregunta de turno. “Vetusta no Morla”, nos dice con sorna. “Una pena no haber llegado al teatro a ver a Dotore, pero qué se le va a hacer”. No le imaginen disgustado. La conversación que mantenía con sus amigos estaba llena de carcajadas. Porque a un festi, perdóneme usted, se viene a disfrutar. Y ellos, como la mayoría de los presentes, llevaban la máxima al máximo.