Saltar al contenido

Categoría: Críticas de conciertos

Maite Larburu & Kukai Dantza: preciosas uniones

Intérpretes: Maite Larburu (voz, guitarra, violín), Kukai Dantza Taldea (danza). Lugar: Museo San Telmo (Donostia). Día: 08/07/2022. Asistencia: lleno, unas 50 personas.

Ayer se celebró en el donostiarra Museo San Telmo un nuevo diálogo entre las obras de Chillida Y Oteiza. A veces se antoja difícil ver cómo esas esculturas se comunican entre ellas. Son como esas parejas que se acaban divorciando, quienes por mucho que se sienten en el mismo sofá no vemos gestos reseñables entre ellos. Para quienes en ocasiones sentimos esas dificultades para entender las “charletas” de obras estáticas el museo montó ayer un recorrido por la exposición “Jorge Oteiza y Eduardo Chillida. Diálogo en los años 50 y 60” con la música de Maite Larburu y la danza de Kukai Dantza Taldea.

Jon Maya nos dio la bienvenida a esta ”otra manera de ver las raíces de nuestra cultura, esas que luego serían tan reconocidas y universales”. Larburu nos recibió a guitarra y voz con un tema pop que hacía destacar la frase “Diktadore jauna, ondo loin” (“Señor dictador, que usted duerma bien”) para, en la siguiente sala, recuperar el violín en tonos graves y sonorizar así la danza del bailarín alrededor de los apóstoles de Arantzazu.

Y allá donde las esculturas parecían inspirase en aperos de labranza ella sonó irlandesa, con voz sentida. Y los dos danzantes estiraron su cuerpo y sus telas de lino bien arrugadas. Tras un paseo audiovisual llegamos a la zona de “fabulación” donde los artistas corporales se expresaban sobre una música más clásica. Le acompañó una especie de txalaparta corporal a tres elementos, moderna y afín a las piezas expuestas, buscando sus formas, para acabar en una maravillosa unión entre el verso juguetón de la hernaniarra y la danza descamisada y pasional de la pareja de Kukai. El aplauso final confirmó lo acertado de la propuesta. Un complemento precioso a una de las muestras imprescindibles de nuestro verano.

Lila Downs: raíces vivas

Intérpretes: Lila Downs (voz) y la banda “La Peligrosa”. Lugar: Museo Chillida Leku (Hernani). Día: 02/07/2022. Asistencia: unas 500 personas.

Pocos espacios habrá más artísticos, naturales y agradables que el Museo de Chillida Leku para ver un concierto. Sin paredes a los lados ni tablas sobre la cabeza, viendo a lo lejos o más cerca las monumentales esculturas del lugar. Si al espacio le añades una actuación de Ana Lila Downs Sanchez (México, 1968) continente y contenido se complementan perfectamente en los días de sol veraniego.

La autora trajo una voz viva, potente, profunda. Y una banda numerosa y versátil que supo adaptarse a las canciones de variable energía. Hubo amor y pasión, denuncia y defensa (‘Zapata se queda’). Poemas antiguos recuperados (‘La Martiniana’), sones mexicanos de pura cepa (‘Cucurrucucú’), cumbias (‘La Campanera’) y melodías dedicadas a los trabajadores esenciales en la pandemia (‘Dark eyes’). Con recetas dignas del Culinary Center (‘Son de Chile Frito’), piezas que pusieron en danza a los asistentes (‘La San Marqueña’, ‘Cumbia del mole’) y las versiones de Manu Chao (‘Clandestino’) y, cómo no, Chavela Vargas (‘Fallaste corazón’). Lila Downs, tan elegante como apasionada, supo transmitir su cariño y entusiasmo a unos presentes que conectaron divinamente con su música.

Publicado en el Diario Vasco

Tormentas localmente fuertes

El Festival Musikagela volvió a ofrecer en Intxaurrondo ejemplos de la buena salud de la cantera musical guipuzcoana.

La primera edición del donostiarra Musikagela Fest se celebró en 2018 bajo un sol de justicia en Riberas de Loiola. La segunda, más templada, en la Plaza Easo del centro de la capital. Y esta tercera iba a discurrir la Explanada de Sagüés. Pero el clima invitó a mover el tablado de sitio y colocarlo en la Casa de Cultura de Intxaurrondo. “Es una pena que los grupos, algunos de los cuales se estrenan hoy en directo, no toquen al aire libre haciendo así más visible su proyección. Pero este año el cielo nos invitó a hacerlo bajo techo. Mejor eso que suspender el evento”, nos contaba Andoni Etxebeste, batería profesional y uno de los miembros de Buenawixta Prollekzioms, asociación que gestiona el servicio público de locales de ensayo Musikagela. Sus ocho espacios de unos diez metros cuadrados ubicados en Intxaurrondo y Egia cuentan con 40 bandas usuarias. “Suele haber lista de espera”, nos informó Andoni.“Pero los interesados nos pueden escribir a musikagela@donostia.eus para pedir información y ver los posibles huecos en la agenda”.

El menú sonoro del sábado estuvo formado, como en anteriores ocasiones, por un combo invitado (este año fue Gonzalo Portugal) y ocho formaciones guipuzcoanas, sacadas todas ellas del pasado y del presente de los mencionados locales municipales. La fiesta comenzó al mediodía con los rayos y truenos de Badmintones, pareja de guitarra y batería con querencia por el post-punk. El turno mañanero se completó con el rap guitarrero de Aphaxia, el pop-rock de El Pingüino Hippie y el blues pantanoso de Big Bob Railroad.

Tras la parada para comer la sobremesa sonora continuó sin descanso a partir de las seis de la tarde en el espacio dividido en dos escenarios. Una tarde que comenzó suave con Nuria Culla y su banda ofertando pop suave con gotas de bossa y jazz. El dueto Dos llegó más alocado con su batería y saxo, traviesos ambos, ofreciendo un refrescante concierto sin ataduras. El donostiarra Pelax y sus socios se lanzaron al rock borrascoso, intrincado e impactante con gran pericia y elegancia mientras La Ola Maldita, de coloridas vestimentas, se estrenaban en directo pillando la ola del surf-rock. El certamen se iba a cerrar con la actuación del bilbaino Gonzalo Portugal, quien ya participó en este festival hace unos años con su anterior grupo Last Fair Deal. La fusión de hard rock, blues y rock sureño que le caracteriza prometía hacer las delicias de los amantes del género.

Joseba Tapia: Lasarte Sound Machine

Intérpretes: Joseba Tapia (Trikitixa, acordeón, voz) y una banda de 12 integrantes entre los que hubo músicos, cantantes e invitados. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 21/06/2022. Asistencia: unas 450 personas.

El músico Joseba Tapia (Lasarte-Oria, 1964) recibió ayer en el Teatro Victoria Eugenia el Adarra Saria que el Ayuntamiento de Donostia otorga a los artistas de la música vasca. Un galardón que ya luce orgulloso en las casas de autores y autoras como Anari, Ruper Ordorika, Amaia Zubiria o Berri Txarrak.

La cita comenzó con la entrega de la distinción por parte del alcalde de Donostia, Eneko Goia, quien remarcó la renovación que el también cantante ha traído a la música tradicional. Tapia quiso extender el premio de forma divertida: “Me han influido trikitilaris enormes y mis canciones tienen letras de grandes autores. Pero el premio me lo dan a mí”. El público le dio su particular gratificación con dos minutos de aplausos. Y una gozadera que no paró durante todo el concierto posterior.

Lo tiene bien montado Tapia. No olvida, ni quiere, los fandangos tradicionales y las festivas romerías. Siguen siendo el armazón. Lo demostró en la maravillosa ‘Maitatzen zaitudalako’ cantada por los pasillos o en las alegrías que ofertó anoche junto a su antiguo socio de correrías, Xabier Leturia. Pero ahora el guipuzcoano viaja en compartimentos más grandes. Con su “Lasarte Sound Machine” mezcla y agita la base con salsa, reggae, swing, jazz y tangos. Destacando el trabajo de la sección de viento y unas voces femeninas que tan pronto te llevan al jazz vocal como a los “grupos de chicas” de los años 60. Fue una mezcla fabulosa y suculenta.

Wilco: excelencia coja

Intérpretes: Wilco. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 20/06/2022. Asistencia: unas 1800 personas.

Y al fin llegó a Donostia la gira “maldita” de Wilco. Tras las suspensiones pandémicas el grupo pisó al fin nuestro Kursaal…con la baja de última hora del guitarra solista Nels Cline por Covid. Superado el pasmo la gente prefirió ver la botella medio llena y disfrutar de una formación que ofertó country a raudales (‘Forget the Flowers’), gemas eternas (‘Hearts Hard To Find’), power pop (‘Box Full Of Letters’), versiones maravillosas (‘California Stars’ de Woody Guthrie), guiños a los Beatles (‘Hummingbird’) o John Lennon (‘Story To Tell’), sicodelia oscura (‘How To Fight’), momentos dignos de Bob Dylan (‘Ambulance’) o The Byrds (‘Passenger Side’) y tonos motorizados (‘War On War’).

Fueron más de 20 cortes en los que destacaron la voz de Jeff Tweedy y el oficio del batería Glenn Kotche. Y las canciones, preciosas y magníficas. Porque te puede faltar una pieza pero si el resto supera la excelencia la noche suele ser fabulosa.

Andoaingo Rock Jaialdia: Rock and Roll en la plaza del pueblo

En la exitosa nueva edición del festival musical destacaron los conciertos de El Drogas y The Hanging Stars

“Vamos a tocar un rock and roll a la Plaza Mayor”, cantaban Tequila en su éxito de 1979. Y cerca, muy cerca de la Goiko Plaza de Andoain, en la explanada de la Nafarroa, volvió a celebrarse ayer una nueva edición del Andoaingo Rock Jaialdia. Un certamen de entrada gratuita que busca acercar a esta villa guipuzcoana algunas de las formaciones más interesantes del mundo guitarrero.

El sábado arrancó con la actuación matutina de diversas formaciones musicales guipuzcoanas (Natural Project, John Dealer & The Coconuts, Ramada Inn) en distintos espacios del pueblo. Pero fue pasado el menú y la sobremesa cuando el programa sacó los galones. La banda navarra Melenas fue la encargada de cortar la cinta con el clima del caracol (lluvia y sol) sobre nuestras cabezas.

Ellas fueron la oferta más juvenil del cartel –y probablemente del lugar-. Su música llegó oscura, vaporosa, cavernícola a ratos, garajera y directa. Las canciones, de corte pop, fueron aplaudidas por un respetable que confirmó la idea de que si la banda es atractiva poco importa la hora a la que se les programe. Tras su despedida llegaron los londineses The Hanging Stars. Un grupo al que las melodías maravillosas se les caen de los bolsillos. Su country dulce y distinguido llegó vitaminado, con cierta chulería británica en los cantares (Paul Weller) y cortes que a veces eran campestres y otras más sicodélicos. Siempre con los sonidos de la Costa Oeste norteamericana (Crosby, Still & Nash) en la mente.

Tras lo ensoñador llegó lo enrevesado de la banda -gailu. Con un par de andoaindarras en su formación (Mikel y Eneko, de los Ábrego de gran raigambre en el pueblo), la propuesta del combo viajó más libre que una hoja en un vendaval. De fondo lineal y gran relevancia de una voz que buscaba la sinuosidad, sus tonos fueron del hardcore a la música de baile.

Esta crónica de urgencia viajó hacia el papel con los primeros guitarrazos del concierto de Enrique Villareal “El Drogas”. El pamplonica anunciaba una actuación en la que convivirían canciones propias con otras de Barricada, siendo la suya la presencia más urbana y cazallera del certamen guipuzcoano. Quedaban aún por salir Parlor Snakes y el nombre más afamado de la cita, The Limiñanas. El grupo francés, una formación impactante y sideral, fue el encargado de estirar el cierre del Andoaingo Rock Jaialdia hasta las primeras horas de la madrugada del domingo.

Dani Martin: saliendo por la puerta grande

El cantante Dani Martín hizo vibrar a los 6000 asistentes de su cita donostiarra con sus canciones pop-rock de corte emocional

¿Fútbol?¿Qué fútbol? Para Liga de Campeones la de Daniel Martín García (Madrid, 1977). En su concierto del Illunbe Arena la gente llenó el albero, palcos, barreras y balconcillos con una emoción que se tornaba en festivo murmullo antes de comenzar la velada. Olvidando los usos pandémicos del lugar, abrazando los más festivos. Con derramamientos, pero de lágrimas de alegría. Disfrutando de esta parada de la gira ‘Qué caro es el tiempo’. Un minutaje sonoro que ayer se cotizaba a partir de 40 euros la entrada por casi dos horas de faena.

El figura y su cuadrilla contaron con una terna de guitarras en danza. El pial que marca a fuego su ganadería llegó con curvas de pop rock, ensoñaciones, romanticismo, energía, chulería y, dicen, guapura. Con varias y variadas tarascadas que enfervorizaron a un público que lo cantó todo. Entraron al trapo porque el madrileño ha organizado la lidia para contentar a sus seguidores: los que aparecieron con El Canto del Loco y los que se han ido sumando en su carrera en solitario. “El público ahora quiere cantar lo que se sabe, lo que forma parte de su vida y su felicidad.”, dijo en la entrevista a este medio el pasado viernes. Y así fue.

Un espectáculo lleno de estocadas y pases. Medios tiempos y baladas que se enrabietaron. ‘Zapatillas’, ‘Puede ser’. Virando hacia la música italiana, The Killers y The Beatles. ‘Portales’, ‘Cómo me gustaría contarte’, ‘Peter Pan’. Melodías ejecutadas con temple y cercanía. ‘Que se mueran de envidia’, ‘Volverá’, ‘Ya nada volverá a ser como antes’. Un momento emocionante, un guitarrazo contagioso.‘Una foto en blanco y negro’, ‘Cero’. Una voz nasal bien apoyada. ‘Tal como eres’,‘Insoportable’. En un escenario que se llenó de destellos de colores, unas pantallas laterales por las que se llegaron a colar anuncios publicitarios y un sonido general que fue asentándose y ganando calidad. En el peliagudo arte de valorar el conjunto de suertes unos pidieron la vuelta al ruedo, otras las orejas y un buen número de presentes el elemento que falta en la serie habitual de estos galardones.

Publicado en El Diario Vasco

Juan Mari Beltran: Euskovisión

Intérpretes: Juan Mari Beltrán (tamboril, flautas), Errege Belda (acordeón), Ander Barrenetxea (voz, percusión), Aitor Gabilondo (voz, guitarra). Lugar: Sala Club Victoria Eugenia (Donostia). Día: 14/05/2022. Asistencia: unas 70 personas

Mientras buena parte de Europa se preparaba para atender las diferentes propuestas televisivas de Eurovisión el autor guipuzcoano Juan Mari Beltrán ofrecía en la coqueta Sala Club del Victoria Eugenia donostiarra su particular “Euskovisión”: la presentación del primer volumen, el dedicado a los aerófonos, de la enciclopedia ‘Soinu-tresnak euskal herri musikan’ (‘Los instrumentos musicales en la música popular vasca’).

Sin liarse la manta, siempre con breves charlas, Beltrán nos fue contando peculiaridades de las flautas usadas en Euskal Herria. Unas hechas de hueso de buitre, otras alavesas (“Txiflo”), las “franchuletas“ traídas del otro lado de los Pirineos o las que tenían un timbre que evocaba al afilador. También hubo ocarinas, traviesas traveseras, agudas ‘Xirulas’ y sorpresas como la del órgano portátil de fuelle. Y el txistu, claro, amo y señor de nuestras celebraciones feriadas.

Las músicas tradicionales llegaron en formato popurrí con historias de la corte navarra, la catedral de Baiona y las festividades costumbristas. Viajando de Durango a Lapurdi, de Azkoitia al Baztán. Con inspiración marítima y el poso celta que orilla el mar. Encontrando un hueco entre jotas y romerías para acercarnos piezas propias (‘Sigi-Sagan’), los ochenta minutos del evento se pasaron en un vuelo. Juan Mari Beltrán y sus músicos volvieron a demostrar que son la mejor medicina para disfrutar de nuestros sonidos y, de paso, convencer a los escépticos de que el folk puede ser muy atractivo.

Publicado en El Diario Vasco