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Tormentas localmente fuertes

El Festival Musikagela volvió a ofrecer en Intxaurrondo ejemplos de la buena salud de la cantera musical guipuzcoana.

La primera edición del donostiarra Musikagela Fest se celebró en 2018 bajo un sol de justicia en Riberas de Loiola. La segunda, más templada, en la Plaza Easo del centro de la capital. Y esta tercera iba a discurrir la Explanada de Sagüés. Pero el clima invitó a mover el tablado de sitio y colocarlo en la Casa de Cultura de Intxaurrondo. “Es una pena que los grupos, algunos de los cuales se estrenan hoy en directo, no toquen al aire libre haciendo así más visible su proyección. Pero este año el cielo nos invitó a hacerlo bajo techo. Mejor eso que suspender el evento”, nos contaba Andoni Etxebeste, batería profesional y uno de los miembros de Buenawixta Prollekzioms, asociación que gestiona el servicio público de locales de ensayo Musikagela. Sus ocho espacios de unos diez metros cuadrados ubicados en Intxaurrondo y Egia cuentan con 40 bandas usuarias. “Suele haber lista de espera”, nos informó Andoni.“Pero los interesados nos pueden escribir a musikagela@donostia.eus para pedir información y ver los posibles huecos en la agenda”.

El menú sonoro del sábado estuvo formado, como en anteriores ocasiones, por un combo invitado (este año fue Gonzalo Portugal) y ocho formaciones guipuzcoanas, sacadas todas ellas del pasado y del presente de los mencionados locales municipales. La fiesta comenzó al mediodía con los rayos y truenos de Badmintones, pareja de guitarra y batería con querencia por el post-punk. El turno mañanero se completó con el rap guitarrero de Aphaxia, el pop-rock de El Pingüino Hippie y el blues pantanoso de Big Bob Railroad.

Tras la parada para comer la sobremesa sonora continuó sin descanso a partir de las seis de la tarde en el espacio dividido en dos escenarios. Una tarde que comenzó suave con Nuria Culla y su banda ofertando pop suave con gotas de bossa y jazz. El dueto Dos llegó más alocado con su batería y saxo, traviesos ambos, ofreciendo un refrescante concierto sin ataduras. El donostiarra Pelax y sus socios se lanzaron al rock borrascoso, intrincado e impactante con gran pericia y elegancia mientras La Ola Maldita, de coloridas vestimentas, se estrenaban en directo pillando la ola del surf-rock. El certamen se iba a cerrar con la actuación del bilbaino Gonzalo Portugal, quien ya participó en este festival hace unos años con su anterior grupo Last Fair Deal. La fusión de hard rock, blues y rock sureño que le caracteriza prometía hacer las delicias de los amantes del género.

Publicado enCríticas de conciertos

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