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Forever king of pop: baño de nostalgia

Intérpretes: seis cantantes, doce bailarines, dos acróbatas, cinco músicos. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 10 noviembre 2018. Asistencia: dos pases llenos, unas 3600 personas en total. Entrada: 25-40 euros.

“El arte necesita nostalgia”, dijo Alejandro Dolina en sus «Crónicas del Ángel Gris» adelantándose quizás a la abundancia de regresos al pasado que tiene la música hoy en día: bandas tributo, reediciones de discos, realities televisivos sobre canciones famosas… En algún lugar de ese gran mundo habría que ubicar “Forever. The King of Pop”, el espectáculo basado en las composiciones de Michael Jackson que llenó ayer sus dos funciones en el Kursaal donostiarra.

La nostalgia tiene otro puntito, y es que te tiene ganado de antemano. Muy gualtrapa hay que ser para echar por tierra los aciertos de artistas tan grandes como este Jackson. No es el caso. “Forever” no cae en el error de imitar, una derrota segura, sino que juega a adaptar. Y, sobre todo, quiere y consigue entretener a los fans del rey del pop.

Todo en esta obra fue ágil, vigoroso y saltarín. Los seis cantantes entonaron en compañía, alejándose la mayoría de las veces del irrepetible timbre del cantor original. Los imitadores de los famosos pasos del autor de Indiana fueron muy jaleados. Y los bailarines cambiaban de vestuario casi con la misma velocidad que daban brincos. No olvidamos los dos malabaristas que tan pronto hacían break dance como danzaban capoeiras. Por haber hubo hasta beat box, comedia e ilusionismo, con una caja que hacía desaparecer gente.

El montaje fue sencillo pero efectivo. Un andamio permitía ver todo lo que pasaba sobre el escenario, ya fuera interpretado por los cinco músicos, cantado o bailado. Las pantallas fueron un buen complemento. Y las luces tuvieron su relevancia en la fiesta del dinamismo que fue este “Forever”. Un concierto-homenaje que tiró del popurrí en buena parte de su set y que tuvo en “Thriller” y “Smooth Criminal” sus adaptaciones escenográficas más acertadas. El público, de corte familiar, disfrutó de lo lindo con el espectáculo y despidió a los intérpretes en pie.

Publicado enCríticas de conciertos

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