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Los Secretos: Grandes éxitos

Intérpretes: Los Secretos. Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 1 de noviembre del 2018. Asistencia: lleno, unas 1800 personas.

Se llenó hasta la bandera el Kursaal donostiarra para ver el retorno de la banda madrileña Los Secretos y su “A tu lado tour”, una gira que ensalza sus cuarenta años de vida. Ahí es nada.

El escenario de la cita se mostró austero. Unos focos para iluminar la primera línea de los ejecutantes, una pantalla al fondo que intercalaba las imágenes de las estáticas cámaras de vídeo con otras de archivo. Y algunos fogonazos en forma de juego de luces. Como detalle más novedoso, los cuatro pequeños ventiladores que la voz cantante situó a sus pies. Sin llegar a gastar la potencia de Beyoncé, sus giros ahuecaban la melena de un Álvaro Urquijo que mostró una sonrisa perenne durante toda la noche.

El propio Álvaro explicó que la lista de – veintisiete- canciones del evento se había realizado teniendo en cuenta los gustos de los oyentes. Para ello atendieron a los visionados en youtube y los comentarios en Facebook. El resultado: un “grandes éxitos” en toda regla. O una forma como otra cualquier de tributar tu tributo, vamos.

Bien fuera por los “likes” ajenos o por las decisiones propias, pocas composiciones escaparon del influjo del desaparecido Enrique Urquijo. Se le vio en las imágenes proyectadas sobre la pantalla, se le mencionó entre temas y se le “escuchó” en la selección de melodías. Nada nuevo bajo el sol, su recuerdo protagoniza los conciertos del combo desde hace años. Pero esta vez, quizás por el redondo aniversario, la cosa fue aún más visible. Solo cinco de las canciones que sonaron en el Kursaal fueron posteriores a la muerte de Enrique, y dos de ellas llegaron en forma de versiones (de Jose Angel Espinoza “Farrusquilla” y Ron Sexsmith).

A nivel sonoro el quinteto ya tiene una marca propia a ratos cercana a lo fronterizo, otras ya con los dos pies en territorio USA y en ocasiones clavada en el pop ochentero patrio, que para algo fueron santo y seña de su versión más “soft”. Dejando de lado las diez guitarras que había en el escenario y la aparición de Mikel Erentxun en “Quiero beber hasta perder el control”, Los Secretos ofrecieron un sonido homogéneo que consiguió alinear a su vera temas de todas las épocas. Aunque en los cortes más famosos, los de la primera época, aún se intuyera cierto nervio juvenil en los rasgados. El que tenía en aquellos años la audiencia presente en su cita donostiarra. Gente que coreó, aplaudió y jaleó hasta que nos dieron “las diez y las once”, como cantaron en “Ojos de gata”. Y como los asistentes siempre tienen la razón (una idea muy divertida: en el paseo de vuelta a casa escuchamos por distintas bocas que el concierto había sido muy flojo, formidable, muy animado y muy tranquilo), pues aquí paz y después gloria.

Publicado enCríticas de conciertos

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