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Mes: abril 2018

Marc Ribot´s Ceramic Dogs: excelencia informal

Intérpretes: Marc Ribot (guitarra, voz), Shahzad Ismaily (bajo, teclado), Ches Smith (batería, eléctronica). Lugar: Club Victoria Eugenia (Donostia). Día: 30 de abril. Asistencia: lleno, unas 120 personas.

Menuda celebración del Día Internacional del Jazz – 30 de marzo- tuvimos en Donostia: Marc Ribot y sus Ceramic Dog en el selecto Club Victoria Eugenia. El Director del Jazzaldia Miguel Martín hizo los honores, presentando a Ribot como “el músico que más puentes ha creado entre el jazz y el resto de las músicas”. Y si al grupo le quedaba alguno por transitar seguro que los anduvieron ayer. ¡Qué excelencia la suya! Sonaron naturales como en una Jam Session y capaces como maestros. Fue una Master Class con visos de informalidad.

Los perros cerámicos llegaban cabreados. Su último disco “YRU Still Here?“ potencia el lado punk de la banda. Hubo broncas para “La Migra” (la policía de inmigración de EEUU), los excesos virtuosos y Donald Trump, mientras se colaba el hip-hop/spoken word como vía expresiva y el rock chandalero como estilo pegador.

Pero nada era puro, nada corría anodino entre las canciones. Convirtieron el tema que titula su último CD en una preciosidad al ukelele. Hubo pasajes dignos de la Velvet Underground, ácidos momentos aflamencados y funk desenfrenado (“Freak Freak Freak On The Peripherique”), entre otras lindezas. El batería desatado que escupía al aire, el bajista que tocaba dos instrumentos a la vez y el magnífico Marc Ribot volvieron a ofrecer un concierto mayúsculo. Aunque para resumen breve y conciso, el que mi vecina de concierto le dio a su pareja: “no sabría definirlo, pero me ha parecido excelente”.

Iñigo Serrulla: épico inicio

Intérpretes: Iñigo Serrulla (voz y guitarra), Andoni Etxebeste (batería), Maria Soriazu (bajo), Antxon Sarasua (teclado), Sergio Camino (guitarra). Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Día: 20 de abril. Asistencia: Lleno, unas 300 personas.

Seguro que ya ha visto a Iñigo Serrulla en directo a nada que su inquietud musical haya casado con su agenda. Sí, es el joven que se subía con una guitarra a escenarios cada vez más relevantes para encandilar a todo el público con su voz y sus rasgados. Ese creador de 23 años que se ha pasado el último año preparando “1/4 Life”, un debut ambicioso y pulcro más propio de gente asentada en este mundillo.

El pasado viernes estrenaba el disco en casa. La sala respondió a las expectativas, llenándose de asistentes que mostraron con su silencio un respeto máximo hacia lo que escuchaban. Frente a ellos, unos músicos que se esforzaron en que todo sonara perfecto. Pocas bandas pueden fardar de tener un set sonoro tan cuidado, enérgico, efectivo y adulto. El quinteto podría defender tranquilamente sus canciones en un estadio de fútbol sin que a nadie le extrañara.

La fórmula se vio potenciada por el gusto del autor por la heterogeneidad estilística y la épica, con esos caminos calmados que se animan para explotar en los estribillos. Ese fue el armazón de una velada de 50 minutos en la que también remarcamos momentos como “Big Fish” o “Pills”, los cuales repartieron su mirada entre la Norteamérica del R&B y el pop más efectivo, y el par de temas acústicos (versión de Wilco incluída) con los que disfrutamos sin aderezos de la elegancia vocal del cantante Aunque para sorprendente, la versión casi jazzy hip-hop del famoso “Video Games” de Lana Del Rey.

En realidad nada ha cambiado pero todo es distinto. Serrulla sigue en su particular camino de unir ambición y sonidos para maravillar al respetable. Que ahora lo haga en formato banda amplifica las posibilidades de unas creaciones que tienen muchos boletos para gustar a un público amplio.

Delorean: brillante oscuridad

Interpretes: Igor Escudero  (batería), Guillermo Astrain (electrónica), Unai Lazcano (teclados), Ekhi Lopetegi (electrónica). Lugar: Casa de Cultura de Lugaritz (Donostia). día: 13 de abril. Asistencia: lleno, unas 250 personas. 

La banda Delorean, después de girar literalmente por medio mundo con sus festivas canciones, decidió mirar en su interior para atacar sus influencias. Así llegaron a Mikel Laboa y su obra, excelsa, abierta y crítica. Y tras acceder a las pistas originales de los discos del genial autor donostiarra el cuarteto entregó el disco “Kantuz”. Un “regreso al futuro” sonoro aplaudido tanto por familiares del artista homenajeado como por la crítica especializada (fue el mejor disco en euskera en los recientes Premios de la Música Independiente) que ayer tocaba pasear por los reinos antiguotarras del autor vanguardista.

La obra, que llegó a funcionar hasta en la botona Factoría Albaola, tuvo una versión más oscura en el coqueto auditorio de Lugaritz. Con una disposición escénica que podía recordar a la del grupo Kraftwerk y un sencillo juego de luces que ahondaba en lo íntimo, la primera parte de la noche fue un viaje a los matices más oscuros de las discotecas. “Baga, Biga, Higa” sonó lenta y llena de gravedad tonal. Algunos pasajes casi daban mal rollo, aunque a otros (“Orreaga”) solo les faltaba una filigrana para pincharse en una fiesta especializada.

Los músicos fueron animando las melodías sin perder el respeto. “Komunikazioa-Inkomunikazioa”, con esos enfoques industriales y la inclusión de tonos más optimistas, fue el punto de inflexión de una cita que nos permitió disfrutar de una genial revisita al “Haika Mutil” o a esa “Dialektikaren laudorioan” más propia de los anteriores trabajos del cuarteto. La despedida llegó con el tema que da título al último disco y una acertada invitación de la formación a “redescubrir los complejos temas de Mikel Laboa”.

Triptides: ¡Viva el lunes!

Intérpretes: Triptides. Lugar: sala Dabadaba (Donostia). Día: 2 de abril. Asistencia: unas 100 personas.

Los lunes son los nuevos viernes. Si hace unas fechas Radio Days inundaron de vitalidad y alegría ese día de la semana con sus tunantes tonadas power pop, ayer fueron los Triptides quienes se subieron a lo más alto del cajón con su mezcla de, y tiramos de hoja promocional, “dream pop y rock psicodélico”.

Pero una cosa es etiquetarse, que es gratis, y otra bordarlo surfeando las dos olas mencionadas. Demonios, que hasta las improvisaciones de los obligados parones por roturas de cuerdas y cambios de guitarras fueron dignas de recopilarse en un disco. Ni eso sobró en un concierto que energizó los temas de sus CDs y que duró la hora exacta que deben durar estos actos para no aburrir ni quedarse cortos.

El cuarteto californiano se asombró con el número de asistentes y alabó nuestra ciudad en un comprensible castellano. Tras las bellas palabras le zurraron de lo lindo a la psicodelia y el pop con maravillosos coros, voces filtradas e instrumentales vigorosas de más de diez minutos. Todo ello entre viajes a la acidez de los años 70 y al buen gusto británico a la hora de entusiasmar cantando.

Los expertos dicen que son la nueva sensación norteamericana en estos palos rockeros. Y puede que tengan razón, porque Triptides fueron una banda fantástica sobre el tablado donostiarra. Aún siguen de gira por estas tierras, así que es casi obligado invitarles a que pasen por Bilbao, la fecha más cercana, si su agenda y sus labores se lo permiten.