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Hindas: “Tocar con los Black Lips fue una verdadera pasada”

Poco importa que antes se llamaran Deers y que por una demanda de una formación canadiense ahora deban llamarse Hinds. “Mola el nombre. Además, Hinds en inglés es literalmente ciervas. Así que genial”, nos cuentan las madrileñas por mail en una de sus breves paradas en casa. “¡Sí, de nuevo en Madrid! ¡Increíble pero cierto! Llegamos anoche después de no sé cuántos días fuera de casa”. Una de sus últimas actuaciones se celebró esta semana en Londres, donde enamoraron al mismísimo Bobby Gillespie. El cantante de Primal Scream las definiría en su Facebook al día siguiente como “un genial cruce entre The Pastels y Mink de Wille”. “Estábamos en el backstage antes del concierto y de pronto entró nuestro manager con una sonrisa de oreja a oreja diciendo «chicas, alguien quiere saludaros» y apareció Bobby detrás de él. El infarto fue generalizado. Es un tío encantador”.

En Inglaterra les miman bien. El New Musical Express les hace un seguimiento digno de una banda de Manchester, y The Guardian les ha lanzado flores en varias ocasiones. Y eso que el concierto mencionado no fue su cita más memorable, la que mejor poso les dejó. “Tocar con los Black Lips en el Scala de la capital británica el pasado octubre fue una verdadera pasada. Cuanto más tipos de perfiles en el mundo de la música conocemos, más apreciamos lo genial que nos trató todo el mundo aquella noche”.

No son los únicos anglohablantes que les tienen ganas. En breve viajan a Oceanía y Estados Unidos. “No te puedes imaginar las ganas que tenemos. Primero tocamos un único concierto loco en Bangkok y luego bajamos a la minigira en Australia”. En febrero tocará recorrer la Ruta 66. Aprovechando que tocan en el famoso festival SWSX, las cuatro muchachas estiran su estancia con visitas a San Diego, Los Ángeles y Nueva York. Y en abril, a grabar el nuevo disco en Cádiz. Aprovechen esta visita al Lurrazpiko Fest. Mucho se tienen que torcer las cosas para que su siguiente concierto en nuestra tierra no sea en un espacio más grande y/o más caro. Antes de despedirnos le pedimos que destaquen un grupo de los presentes en el variado cartel donostiarra. “El último vecino”, responden, cómo no, entre admiraciones. Las que ellas generan a su paso. Porque es una alegría encontrarse bandas jóvenes tan frescas en nuestro panorama.

Publicado enEntrevistas

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