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Mes: abril 2015

Luna llena

Intérpretes: Urko Menaia, Flowers, Luna. Lugar: CC Intxaurrondo (Donostia). Día: 25 de abril del 2015. Asistencia: casi lleno, unas 450 personas

Grupos que tocan entero un disco de hace treinta años. Formaciones revival que solo comparten con la banda original el hecho de que el tipo que afina las guitarras sea el mismo. El propio Dean Wareham, cantante de la banda principal de la noche del sábado, lo intentó sin mucho acierto hace unos años con otra de sus formaciones seminales -ya ven , unos tanto y otros tan poco-, Galaxie 500. Estamos tan mal acostumbrados a este tipo de conciertos fantasma (basados en un sentimiento “corpóreo” pasado) que toparnos con la gira del grupo Luna fue un regalo para los oídos.

Diez años llevaban los miembros del grupo sin subirse juntos a un escenario, y por momentos sonaron mejor que en aquella gira de despedida. Pizpiretos al micro – quién sabe si como influencia de ese licor local tan nombrado entre canción y canción-, el cuarteto norteamericano ofreció muchas de sus grandes “pequeñas” canciones basadas en las enseñanzas de la Velvet Underground, Television o The Feelies. Luna son el Nueva York acogedor y sencillo. Apenas levantan la voz y emocionan como pocos. Baterías sobrias, juegos de guitarras maravillosos. Canciones como “Chinatown” o “This Time Around”. Tantas cosas a destacar…

El único momento menguante fue la interpretación de ¡cuatro! versiones seguidas. Nada que objetar a la belleza de las mismas. Pero, demonios, no se pueden dejar fuera melodías como “California” o “Slash Your Tires”. Minucias que no deberían empañar un momento extraordinario. Porque Luna dejó en los donostiarras una huella tan imborrable como los sellos que te ponen a la entrada de los conciertos de Intxaurrondo.

Joel Alme: Flyktligan

Pop
3 estrellas

Joel se pasa al sueco en este movimiento de maniobras orquestales en la oscuridad. Poco ha cambiado en su fórmula, idiomas aparte. En su nuevo CD exorciza demonios familiares de su juventud con la compañía habitual de cuerdas y vientos grandiosos -que empastan de maravilla con ese pop de B&S o el Elvis Presley de Hawai-, un piano que suena a clavicordio y esa una voz potente a la que parece sobrarle el micrófono de grabación.

They Might Be Giants: Glean


pop
3 estrellas

No se puede analizar de manera corriente el nuevo disco de un grupo que ofrece conciertos para niños – además de los propios- o publica una canción nueva cada martes del 2015. TMBG siguen siendo los reyes del pop nerd, de gustos tan variados como bien ejecutados. En este CD hay temas pegadizos, salsa, jazz, tangos, soul, canciones dignas de Magnetic Fields, aires tunecinos y mucha felicidad creativa. ¡Larga vida a este dueto de Brooklyn!

The Mountain Goats: Beat the Champ

Pop 4 estrellas

¿Se puede hacer un disco conceptual sobre el Wrestling y salir victorioso?. La respuesta es sí. The Mountain Goats le cantan al Chavo Guerrero con la pegada de Fountains Of Wayne. Ensalzan Texas, el estado, con aires de Prefab Sprout. Se visten de Half Japanese en “Choked out”. Homenajean el molinillo aéreo como lo haría Bright Eyes y reverencian a Apache Bull Ramos en formato folk. Y así hasta 13 victoriosos rounds. Un KO sin amaños.

Dry The River

El cuarteto británico acerca sus nuevas canciones de folk-rock épico en un concierto al que, si espabilas, puedes ir gratis

Fueron unas de las bandas revelación del 2012. Siguiendo la brecha de popularidad abierta por Mumford & Sons, las canciones del debut de Dry The River pronto alcanzaron escenarios tan relevantes como los festivales de Glastonbury o Reading. Unas melodías que nacieron como deseo de tranquilizar las creaciones de sus integrantes, curtidos en bandas de mayor potencia sonora (punk, metal, rock progresivo) y que ya alcanzan más de tres millones de escuchas en Spotify (caso del tema “No Rest”)

La canción mencionada, una fiesta de tintes épicos y casi progresivos, puede servir de base para explicar la personalidad de aquellas primerizas composiciones. Una especie de “folkplay” (folk + Coldplay). Maneras que mezclaban instrumentos de corte tradicional con épicas cuerdas y una intensidad que rompía los medidores. “En aquellos años buscábamos que las canciones simplemente fueran creciendo hasta llegar al final, donde todo explotaba”, afirma su guitarrista Matthew Taylor.

Ahora llega “Alarms in the Heart”, “un título que habla de remordimientos y ansiedad ante hechos inesperados”. El disco se grabó en Islandia, un emplazamiento ideal para los nuevos contrastes de la formación. “Estamos empezando a tener muy en cuenta el medio ambiente, la localización del estudio de grabación. La calma de aquél país ha influido de manera muy positiva en estas composiciones. Los glaciares, las montañas, la soledad y la tranquilidad… Fue maravilloso. Como lo fue el hecho de grabar con el material de Sigur Rós”.

El nuevo CD recupera aciertos pasados y avanza en la personalización de su propio camino, jugando a mezclar partes sin mayores vergüenzas: “Med School”, por ejemplo, empieza como un tema del último Morrissey para saltar a un estilo más cercano a The National. En “Roman Candle” cuentan con la colaboración de Enma Pollock, quien da un contrapunto perfecto a la narración sentida del cantante de la banda. Aunque lo que les funciona de perlas es lo grandioso. Ahí están “Gethsemane”, “Everlasting Night” o “Rollerskate” para demostrarlo y elevar de paso los ánimos de su creciente legión de seguidores.

La cita del lunes en el Doka donostiarra viene patrocinada por Budweiser. Cervecera que, buscando que la música de sus patrocinados suba como la espuma, ofrece invitaciones gratis en su web. Aprovechad las ventajas que da la cercanía de estos espacios, que la próxima vez que lo veas puede ser rodeado de 30.000 almas festivas. “Adoramos girar por salas. Cada vez nos ocurre menos, pero nos sentimos mucho más a gusto”.

MOON DUO: Vuelta al barro

El ahora trío norteamericano vuelve a Donostia para presentar su disco más garajero y sucio.

“Nosotros giramos más”. Así responde Ripley Johnson, la mitad creativa de Moon Duo, cuando se le pregunta por las diferencias entre este proyecto y su otra gran formación, Wooden Shjips. La réplica, en apariencia trivial, no lo es tanto. Moon Duo se ha basado en la facilidad a la hora de empaquetar los bártulos para vivir en la carretera (Johnson y Sanae Yamada, los socios principales del dueto, son pareja en la vida real) e ir germinando el mundo flor a flor, garito a garito. La antigua forma de ir ganándose el corazón de los fans, quienes veían crecer a sus grupos favoritos en esa especie de “Boyhood” sonoro y emocional. “Hombre, si nos cuadra tocar en un festival gigante lo hacemos. En términos de exposición pública sería de locos no hacerlo. Pero preferimos trabajar con gente más enrollada, más musiquera”.

Moon Duo quizás estén pensando en Ayo Silver, la promotora donostiarra, cuando expresan esa idea de cercanía y colegueo. Fueron ellos quienes les trajeron a nuestra capital hace un par de años, dejando tras de sí mil y un comentarios positivos y alucinantes. Como su música. Presentaban “Circles”, su álbum más accesible, el que les puso en el mapa más allá de los medios especializados y los espeleólogos de cubetas de discos. Aquella noche guipuzcoana del 2013 Yamada elevó a los altares el concierto de Siesta!, el impactante combo valenciano con el que compartían cartel. Y la gorra de la promotora local ha salido en más de una foto del Instagram de la banda.

Por aquel entonces ya viajaban con la persona que se ha convertido en la tercera pata de la silla, el batería John Jeffrey. Su inclusión ha sido beneficiosa para los conciertos, aunque marido y mujer no hayan variado sus modos compositivos. “Seguimos trabajamos en el sótano de nuestra casa de Portland. Yo en formato mañanero. Yamada es más creativa en el turno de noche. Las baterías no han dejado de crearse con cajas de ritmos, y luego Jeffrey las graba en un santiamén en los discos”.

El nuevo CD, “Shadow of the Sun”, también parece haber vuelto a los orígenes, al sótano creativo. La música no ha dejado de girar alrededor de los ya conocidos clásicos (Suicide, Velvet Underground, la psicodelia, Spacemen 3, Kraut Rock), aunque en esta nueva tacada de melodías el conjunto parece haberse embrutecido un poco. Adiós tonos brillantes, hola Stooges. El aire garajero, directo, sucio, se cuela por cada nota del disco. No hay más que atender al fondo sonoro del vídeo del tema “Animal” protagonizado por Richie Jackson, skater profesional que camina como un cavernícola y patina sobre todo lo que se menea en el montaje. “Nuestro disco ”Mazes” se elaboró en la soleada California. “Circles” en la espectacular Colorado. Aquellos fueron álbumes cuya inspiración ambiental fue muy clara. En este no lo veo tan claro, o está tan expuesto. Creo que hay una relación con el medio ambiente más allá del título, pero creo que es más interna. Cuando grabamos las canciones estábamos dejando atrás el invierno y pateábamos mucha carretera. Ripley Johnson vivía en una época muy existencial”, nos cuenta la dama.

El mencionado toma la palabra. “Buscaba algunas respuestas en los libros. “Todos los hombre son mortales” de Simone de Beauvoir me dejó aturdido. Y la canción “Ice”, por ejemplo, está inspirada en el clásico distópico de Anna Kavan del mismo título – obra traducida aquí como “Hielo” y editada por la valenciana El Nadir Ediciones- ”.
Lejos ya de los focos de la novedad y los medios que todo lo encubran si es fresco y/o imberbe (Pitchfork y allegados), el mayor gancho de este “Shadows Of The Sun” es su creciente atractivo. Un “grower”, que dicen los británicos. Algo que mejora con el tiempo y las sucesivas escuchas.

Las canciones siguen teniendo dos notas, tres a lo sumo. Embriagadoras en cortes como esa inicial “Wilding” a la que le deseas maracas en directo y le intuyes un aire yé-yé. Concepto ampliado en la casi bailarina “Night Beat”. Fiestas de corcheas contantes, pétreas. Oscuras cual Joy Division (“Zero”). Sobre voces con algo de vapor. Nada nuevo. Y a la vez, muy adictivo. Moon Duo ha elevado a la categoría de arte los viejos paradigmas de la psicodelia más cíclica. Con punteos que te pueden llevar a los Doors más astrales (“Slow Down Lown”). Y espacio para el pop sucio y ensoñador de la Velvet Underground, caso del tema “In a Cloud”. “El debut de los neoyorquinos me marcó, fue uno de mis discos de juventud. Aún me sigue pareciendo alucinante”, nos cuenta Ripley Johnson. Y a nosotros vuestro talento, tan monolítico, tan fascinante, tan bello.