Saltar al contenido

MOON DUO: Vuelta al barro

El ahora trío norteamericano vuelve a Donostia para presentar su disco más garajero y sucio.

“Nosotros giramos más”. Así responde Ripley Johnson, la mitad creativa de Moon Duo, cuando se le pregunta por las diferencias entre este proyecto y su otra gran formación, Wooden Shjips. La réplica, en apariencia trivial, no lo es tanto. Moon Duo se ha basado en la facilidad a la hora de empaquetar los bártulos para vivir en la carretera (Johnson y Sanae Yamada, los socios principales del dueto, son pareja en la vida real) e ir germinando el mundo flor a flor, garito a garito. La antigua forma de ir ganándose el corazón de los fans, quienes veían crecer a sus grupos favoritos en esa especie de “Boyhood” sonoro y emocional. “Hombre, si nos cuadra tocar en un festival gigante lo hacemos. En términos de exposición pública sería de locos no hacerlo. Pero preferimos trabajar con gente más enrollada, más musiquera”.

Moon Duo quizás estén pensando en Ayo Silver, la promotora donostiarra, cuando expresan esa idea de cercanía y colegueo. Fueron ellos quienes les trajeron a nuestra capital hace un par de años, dejando tras de sí mil y un comentarios positivos y alucinantes. Como su música. Presentaban “Circles”, su álbum más accesible, el que les puso en el mapa más allá de los medios especializados y los espeleólogos de cubetas de discos. Aquella noche guipuzcoana del 2013 Yamada elevó a los altares el concierto de Siesta!, el impactante combo valenciano con el que compartían cartel. Y la gorra de la promotora local ha salido en más de una foto del Instagram de la banda.

Por aquel entonces ya viajaban con la persona que se ha convertido en la tercera pata de la silla, el batería John Jeffrey. Su inclusión ha sido beneficiosa para los conciertos, aunque marido y mujer no hayan variado sus modos compositivos. “Seguimos trabajamos en el sótano de nuestra casa de Portland. Yo en formato mañanero. Yamada es más creativa en el turno de noche. Las baterías no han dejado de crearse con cajas de ritmos, y luego Jeffrey las graba en un santiamén en los discos”.

El nuevo CD, “Shadow of the Sun”, también parece haber vuelto a los orígenes, al sótano creativo. La música no ha dejado de girar alrededor de los ya conocidos clásicos (Suicide, Velvet Underground, la psicodelia, Spacemen 3, Kraut Rock), aunque en esta nueva tacada de melodías el conjunto parece haberse embrutecido un poco. Adiós tonos brillantes, hola Stooges. El aire garajero, directo, sucio, se cuela por cada nota del disco. No hay más que atender al fondo sonoro del vídeo del tema “Animal” protagonizado por Richie Jackson, skater profesional que camina como un cavernícola y patina sobre todo lo que se menea en el montaje. “Nuestro disco ”Mazes” se elaboró en la soleada California. “Circles” en la espectacular Colorado. Aquellos fueron álbumes cuya inspiración ambiental fue muy clara. En este no lo veo tan claro, o está tan expuesto. Creo que hay una relación con el medio ambiente más allá del título, pero creo que es más interna. Cuando grabamos las canciones estábamos dejando atrás el invierno y pateábamos mucha carretera. Ripley Johnson vivía en una época muy existencial”, nos cuenta la dama.

El mencionado toma la palabra. “Buscaba algunas respuestas en los libros. “Todos los hombre son mortales” de Simone de Beauvoir me dejó aturdido. Y la canción “Ice”, por ejemplo, está inspirada en el clásico distópico de Anna Kavan del mismo título – obra traducida aquí como “Hielo” y editada por la valenciana El Nadir Ediciones- ”.
Lejos ya de los focos de la novedad y los medios que todo lo encubran si es fresco y/o imberbe (Pitchfork y allegados), el mayor gancho de este “Shadows Of The Sun” es su creciente atractivo. Un “grower”, que dicen los británicos. Algo que mejora con el tiempo y las sucesivas escuchas.

Las canciones siguen teniendo dos notas, tres a lo sumo. Embriagadoras en cortes como esa inicial “Wilding” a la que le deseas maracas en directo y le intuyes un aire yé-yé. Concepto ampliado en la casi bailarina “Night Beat”. Fiestas de corcheas contantes, pétreas. Oscuras cual Joy Division (“Zero”). Sobre voces con algo de vapor. Nada nuevo. Y a la vez, muy adictivo. Moon Duo ha elevado a la categoría de arte los viejos paradigmas de la psicodelia más cíclica. Con punteos que te pueden llevar a los Doors más astrales (“Slow Down Lown”). Y espacio para el pop sucio y ensoñador de la Velvet Underground, caso del tema “In a Cloud”. “El debut de los neoyorquinos me marcó, fue uno de mis discos de juventud. Aún me sigue pareciendo alucinante”, nos cuenta Ripley Johnson. Y a nosotros vuestro talento, tan monolítico, tan fascinante, tan bello.

Publicado enEntrevistas

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *