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Año: 2014

Pop turbante

Es fácil despistarse con los catalanes Hidrogenesse. Quedarse en la broma. Pensar que estamos asistiendo a un vodevil chusco de los años 80. Una especie de boite trasnochada que une guantes largos y pelos en los brazos, que se apoya en músicas de cabra y corneta. Y plantarse en las pintas de los artistas sin querer mirar más allá. El teclista con un vestido ajustado tan perfecto que sería la envidia de la mitad del universo femenino. El cantante con esas apariencias que le colocan entre Oliver North y Jerzei Balowski (el casero de aquella loca serie televisiva llamada “The Young Ones / Gazteak”).

Sonreír y despreocuparse es algo realmente sencillo con temas como “Disfraz de Tigre” o esa versión popularizada por Acuario titulada “Eso es el amor”. Sin olvidar ese hit enorme titulado “No hay nada más triste que lo tuyo” que gana en profundidad a nada que atiendas a la lírica. Porque Hidrogenesse es una de las bandas más lúcidas del mundo castellano. Entre cantos y piruetas dejan caer letras cargadas de acidez e ironía. No hay más que escuchar “El Artista”, esa canción que habla de callarse a cambio de dinero. O recordar a Alan Turing y su tortuosa vida. Con un futuro, el de la banda, lleno de esperanza. Ahí están nuevas melodías como “A los viejos” y sus frases geniales: “los viejos son el futuro” o “los viejos son la juventud”. Algo tendrá su música cuando la bendicen, y te eligen para producir el último disco de Single, amigos y compañeros de cita en Donostia.

La pareja más sofisticada del pop volvía a su ciudad natal con nuevo disco bajo el brazo, “Rea”. Aunque lo más sorprendente del tenderete de discos fue encontrar sus primeros tres singles en un lote de cinco euros. Solo por las portadas de Javier Aramburu ya merecía su compra.

Ibon Errazkin y Teresa Iturrioz, curtidos en grupos rupturistas – a su manera- como Le Mans o Aventuras de Kirlian, han decidido en esta nueva aventura “soltera” divertirse a la hora de hacer canciones. Algo maravilloso cuando unes tu espléndido componer con entonaciones que no quieren abanderar más movimiento que el tuyo propio. Hoy le pegas al ritmo jamaicano, mañana se contoneas con la música disco, el fin de semana homenajeas a Camilo Sesto y el mes que viene te elevas con el folk andino. Son como Les Rita Mitsuoko pero en versión castiza y global.

Ibon y Teresa llegaron vestidos de hindús futuristas y acompañados por un teclista, desplegando todo su arte a la hora de jugar, también en este caso, con vocales y consonantes. Es escuchar “Posponías” y ver cómo se te eriza el pelo. O disfrutar de ese vello en composiciones como “Me enamoré”. Rapean en las estrofas, lo bordan en los comentarios entre canciones. Aciertan con temas como “Tu perrito librepensador” o la oriental “Mr Shoji”. Sintonía, por cierto, de “Cachitos de Hierro y Cromo”, el único programa musical de la tele actual.

Aunque esa pena sonora no fue la única que tuvimos el pasado jueves. Fue una lástima que en algunas zonas del recinto hubiera dificultades para entender las soberbias letras de dos de las formaciones más sencillas de sonorizar (apenas dos instrumentos por conjunto, y varios de ellos digitales). Algo especialmente remarcable cuando manejas unas líricas de este calibre y una voz tan recia como la de Teresa. Esos altibajos sonoros contribuyeron a que la parte “acústica” del concierto de Single, la guitarra de él y la voz de ella solas sobre las tablas, fuera de las más aplaudidas. Un formato cercano y desnudo, de piano bar, que esperamos articule alguna gira futura. Se bastan y se sobran así.

El indie ha muerto

Estos días el underground cultural, ese espacio habitable situado entre los likes del Facebook y las menciones de Twitter, anda algo revuelto. La razón: la publicación de un libro de Victor Lenore titulado “Indies, hipsters y gafapastas”, una especie de retrato de nuestra modernidad más consumista. Filias y fobias vuelan a golpe de click hablando de un autor que ha demostrado mucho tino con la capacidad de enganche de los titulares. Suyo es otro texto que tenía como encabezado el impactante “Españoles: El indie ha muerto” que hemos homenajeado en este artículo.

No soy capaz de aventurar si la dichosa etiqueta, el indie de marras, aún tiene algo de poso creativo o si realmente se ha quedado en eso, en el pespunte de una camiseta. Pero si lo que hay en el Más Allá (del indie, se entiende) es el grupo León Benavente, denme una pala que ya me encargo yo de echar la tierra que le falta al finado.

Capaces de gustar a estrictos y laxos, no es de extrañar que este cuarteto haya ofrecido más de 120 conciertos en un año. Una aventura que comenzó “entre León y Benavente, que es como decir en medio de ninguna parte”. En dicho punto colocaba Nacho Vegas, redactor de la nota de prensa de este grupo, el nacimiento de la banda. Tendrá más difícil situar en el mapa el local de ensayos de estos mozos. Con tanta actuación no hace falta mucho repaso.

Ese trabajo se nota en el escenario. Más allá de ser músicos curtidos en mil aventuras, su lista de canciones es una fiesta de sonidos impactantes y bien oscuros. Sin espacio para las baladas ni el ensoñamiento. Desencantados en las líricas y férreos en la ejecución – toda la casa se sostiene en el marcial trabajo de Cesar Verdú a la batería. Qué maravilla de simplicidad y pegada- . Con melodías que redescubres en vivo. Ahí tenemos “La Palabra”, una letra ácida que en Intxaurrondo ganó en cabreo emocional. Frase que podemos extender a la fantástica “Ser Brigada”. Un tema que no echó en falta la voz original de Cristina Martínez, componente del grupo El Columpio Asesino. Lástima que la otra colaboración del CD, la de la donostiarra Irantzu Valencia (La Buena Vida) no pudiera disfrutarse en la cita. Hubiera sido un broche perfecto para una de las actuaciones que recordaremos al hacer balance del año.

Allo Darlin’: We Come From The Same Place

Pop
2 estrellas

Algo tiene el amor cuando lo maldicen (a la hora de componer). Es que no falla: si estás enamorado te salen unas canciones muy flojas. Y aunque en este CD el resultado no sea tan pobre como en otros casos similares, las nuevas canciones de Elizabeth Morris han cambiado la viveza inicial de sus melodías por rápidos pestañeos de amor. Solo la celestial “ángela” mantiene algo el tipo. El resto es digno de la BSO de “cuelga tú, no cuelga tú”

The New Mendicants: Into the lime


Pop
2 estrellas

Encantador el entretenimiento (no puede tomarse de otra manera) que ha juntado a estos dos astros del indie. Su primer disco refleja lo visto en sus conciertos: la batuta la lleva Joe Permice y el TFC Norman Blake se queda en segundo plano, aportando alguna armonía angelical y ritmos marca de la casa. Quizás esperábamos más de la mezcla. Porque cualquier concierto más allá de un pub o una librería será por tirar del nombre de sus autores

León Benavente: El desencanto ya tiene quien le escriba  

Este año no ha habido festival de música, fiesta relevante, tablado esponsorizado o parranda radiante que no haya contado con la presencia de este cuarteto. Bueno, mentimos. Nuestra capital se había quedado inexplicablemente fuera de ese paseo triunfal que comenzó en primavera del año pasado. “Es de las pocas ciudades que aún no pisamos como León Benavente, cierto. Todos hemos estado tocando alguna que otra vez en Donostia con otras formaciones. Quizá es César Verdú -batería de León Benavente. – el que más ligado está a la ciudad, ya que durante años fue el encargado de la mesa de sonido en las actuaciones de La Buena Vida”.

Quien así habla es Abraham Boba. El teclista, cantante (cuenta con dos interesantes discos en solitario) y principal compositor de esta banda creada alrededor de Nacho Vegas. Abraham y Luis Rodríguez -bajista- son miembros de la banda del asturiano. El mencionado Verdú y el bajista Eduardo Baos (también en Tachenko) forman parte de su equipo técnico durante las giras. “Está claro que no empezábamos de cero. Y supongo que unos cuantos años dedicándose a esto tienen su recompensa. Aún así el proyecto ha funcionado por sí mismo. Mucha gente ni siquiera sabe de dónde venimos”, aclara Boba. Y con razón, porque aunque Vegas tenga cierto poso en el enfoque lírico los músicos no comparten directrices sonoras.

En León Benavente predominan los ritmos sencillos y contundentes. “Damos la misma importancia a la música que a los textos, pero el hecho de desnudar las composiciones tiene más que ver con la forma de interpretarlas en directo. Queríamos un disco sin adornos, melodías que pudiesen ganar en directo y no al revés”. Las líricas brotan con justicia a la superficie. Unas letras que para unos son políticas y para otros simplemente reflejan el desencanto actual, sin caer en lo plañidero. “Hay que tener cuidado con el posicionamiento político. Nos gusta reflejar lo que estamos viendo, ofreciendo un conjunto bonito. Si encima sirve para protestar y mostrar lo que está pasando, mejor que mejor. Pero nunca escribiría sobre un hecho reciente. Es bueno distanciarse de las cosas para escribir sobre ellas, si no corres el riesgo de hacer una canción que no perdure en el tiempo”.

Su disco de debut, homónimo CD de diez cortes publicado por Marxophone, tiene en el tema “Ánimo, Valiente” su bandera más ondeada. Pero esconde muchas más joyas, como el piñón fijo del impacto lírico de “La Palabra”, la nerviosa “El Rey Ricardo” o la emocionante y casi hablada “Ser Brigada” que cierra el disco, tan cercana a Pulp como a El Columpio Asesino (no es casualidad que Cristina Martínez, cantante de la banda navarra, meta su voz en este pasaje).

No es la invitación más sorprendente. Irantzu Valencia, la que fuera voz principal de los donostiarras La Buena Vida, canta en una “La Gran Desilusión” que parece haber sido escrita para ella. “Sabíamos que llevaba tiempo retirada de la música, pero la colaboración que le propusimos nos parecía muy cercana y acertada. En realidad no accedió hasta escuchar la canción y ver que le gustaba. Para nosotros ha sido un honor”.

Como honorable es que alguien como Sr. Chinarro coja un tema tuyo, “Todos contra todos”, y la haga suya. Porque ese es uno de los mayores logros de esta banda: Gustar a estrictos y a laxos, grandes y chicos, indies y gentes de gustos más populares, farreros y amantes del pop hogareño. “Solo podemos darle las gracias a Antonio Luque. Chinarro es uno de los mejores escritores de canciones que han salido de este país y nos alegró mucho que nos eligiese para estas lides. Esperamos poder hacer lo mismo con alguna suya en el futuro”. Un porvenir, el de León Benavente, que pasa por encerrarse en el estudio tras abrir por última vez la maleta de viaje a finales de este año. Ánimo, valientes.

Victoria tropical

Dos personas. Un chico y una chica. Ese era todo el público presente en la sala Gazteszena del barrio de Egia cuando The Free Fall Band hizo sonar sus primeros acordes. En el fondo los asistentes (justo justo se puede usar el plural) fueron unos afortunados, porque pudieron ver entero el set de estos catalanes. Una colección de canciones maravillosa, con un nervio popero pocas veces visto. Y dignificando el uso del saxofón en estas lides. A ratos se disfrutaba como con los primeros Hefner, y en otras simplemente uno se descubría la sonrisa en la cara ¡Qué más se puede pedir!

Tras ellos llegaron Trajano, apuesta que está subiendo como la espuma y quien sabe si no se disolverá como la misma. Tienen un buen fondo sonoro, ochentero, tan oscuro como nervioso. Pero su cantar, antinatural y muy grave, hace que los odies o los ames. O lo que es peor, que no te digan nada. Mejor lo hicieron los noruegos Beezewax, sobre todo en el arranque y el cierre de su actuación. La zona media fue algo monótona, cayendo las buenas impresiones que causaron sus primeros temas. Unas melodías muy del gusto nórdico -seguimos hablando de pop-, con esa habilidad que manejan en Escandinavia para sonar dulces pero no ñoños.

Y como colofón el grupo que todos esperaban, Is Tropical. Los londinenses no fallaron en su presentación donostiarra, ofreciendo un concierto pleno de vitalidad. Estos británicos controlan las manijas actuantes que da asco (ya me entienden) escucharles. La suya fue una selección de temas perfecta, bailando sin perderle el ojo a los Jam, llenando la sala de energía a cada golpe de batería. La noche se cerró con la sesión DJ del colectivo Ni Mu y su electrónica danzarina.

Is tropical: La banda del millón de visitas

Pillamos al batería de la banda, Dominic Apa, haciendo tiempo antes de una prueba de sonido en México. “Y ahora, gracias a ti, no voy a poder quitarme la comida vasca de la cabeza”, nos cuenta el hombre del pasaporte con cientos de sellos. Hasta han actuado en Mongolia, viaje recopilado en un documental de la revista Vice. “Desde que empezamos en esto de la música no hemos parado. Nos pusimos el nombre del grupo pensando en ciudades con las que soñábamos mientras estábamos tirados en las casas ocupas en las que vivíamos. Ahora podemos ver mundo, actuar, hacer canciones durante la gira. ¡Así es difícil darse cuenta de que realmente estas trabajando!”. Uno imagina a la banda en ese verano adolescente pleno de insensatez y felicidad. “Ojalá fuera nuestro caso, pero ya no somos tan jóvenes. Hemos hablado con científicos en busca de la juventud eterna. Mientras encuentran una solución podemos seguir divirtiéndonos”.

El trío londinense cuentan con una legión de seguidores, los cuales hacen que cada uno de sus vídeos supere el millón de visitas en youtube. Hasta les piden ayuda vía Facebook para conducir su furgoneta de gira, como sucedió en la última visita a la península. “Aquello fue una excepción, nos quedamos tirados en una época que andábamos sin manager. Pero conseguimos sacar adelante las fechas. Tenemos unos fans que se apuntan a un bombardeo”.

Vienen para presentar “i´m leaving”, un trabajo más refinado que el debút que busca “huir de los collages sonoros de antaño, usando las canciones para contar historias”. Hay temas que les emparentan con los Cristal Fighters. “Son días duros para ellos. Su batería era una persona maravillosa”. Otras melodías les acercan al mundo popero de New Order. “Aunque el pop ya no es lo que era. Murió con Michael Jackson. Ahora tenemos a Miles Cyrus cabalgando un perrito caliente gigante. No hay argumentos posibles”.

La formación anuncia que la publicación a finales de año del nuevo disco (“Black Anything”, Axis Mundi Records) no frenará la salida de otras canciones nuevas a los largo de 2015, con renovados sonidos y enfoques que seguro podremos degustar esta misma noche.

Donostikluba: Un club abierto

El festival donostiarra abre sus puertas al movimiento local sin olvidar llenar su cartel de citas atractivas y gratuitas.

Sergio Cruzado, promotor del Donostikluba que se celebra este fin de semana en la capital guipuzcoana, empieza fuerte la charla. “No existe la música indie. Eso es una estética temporal. Independiente es la actitud, no buscar el pelotazo, no venderse”. Una idea que alcanza su mayor cota de popularidad en el Kutxa Kultur que él mismo coordina y que tiene en este certamen de otoño la consecución real de su proyecto. “Igeldo quiere ser una cita veraniega urbana, especial e identificativa. El festival de estos días maneja otros conceptos: tiene nueve años de vida y una idea de potenciar la cultura del club. Montando circuitos para que los grupos crezcan y la música independiente estatal e internacional llegue a la ciudad”.

La edición del 2014 es especial. No por acercarnos grupos que jamás hayan pisado Donostia ni por programar bandas vascas que cuentan sus conciertos por llenazos, que de todo eso ya hay en esta plancha. La cita de este año es diferente porque abre sus escenarios al magma cultural donostiarra. Algo que siempre se ha hecho en mayor o menor medida. Pero nunca de una manera tan variada y numerosa. Porque lo de este fin de semana parece un circo de seis pistas.

Para Sergio no es más que la traslación a lo sonoro del funcionamiento del equipo de sus amores, la Real Sociedad: ”Gente de fuera que marque la diferencia, jugadores estatales que hacen las delicias de los espectadores y la apuesta por una cantera que nos da muchas alegrías”. Con las puertas abiertas a todo el mundo, para demostrar que la urbe bulle. “Cuando empezamos esta ciudad era un desierto. Mirábamos a Bilbao con envidia. Parecía que la solución era hacer estudios sobre necesidades culturales o construir nuevos recintos mientras en los ya existentes apenas se programaba. Nosotros planteamos acción. Éramos colectivos que si trabajábamos en red íbamos a generar un público que nos iba a beneficiar a todos. Esto se puede ver este fin de semana, fecha en la que colaboramos Ginmusica, Revolutionary Brothers, Gure Gauza, Nimu, Beltza Records, Ayo Silver, Bukowski, Staaf, Musikagela y Garoa Kultur Lab”.

Hechas las presentaciones vamos al cartel que se inaugura con el estreno de los donostiarras Ghost Number & The Gipsy Gipsies. Un arranque sureño en el Bukowski antes de subir a Gasteszena a disfrutar de una noche en la que destaca la actuación de los británicos Is Tropical, banda a la que entrevistamos en la página siguiente.

El resto de formaciones de hoy también visitan Donostia por primera vez. The Free Fall Band llegan desde Barcelona apadrinados por Miqui Puig. Practican un pop suave a lo Belle and Sebastián ideal para el comienzo de la velada. Beezewax vienen de Noruega y defienden la emoción electrónica, el guitarreo vital y el pop apoyado en digitalismos. Tras ellos llegan Trajano, la última sensación madrileña. Sobrevuelan espacios de oscuro optimismo influenciados por Joy Division o Golpes Bajos. Y al cierre nos toparemos con el colectivo Ni MU, pinchadiscos defensores de los sonidos negros más tórridos antiguos o modernos, pero siempre enfocados a ponernos en danza.

El sábado es el día grande. Por actuaciones. Por el cartel. Por la variedad. Y porque es gratis. Algo que los promotores han conseguido “implicando a la gente en una idea en la que creen”. El escenario principal se llenará de formaciones contundentes que cuentan sus apariciones por victorias: Los bilbainos Cápsula, ese dúo Niño Coyote eta Chica Tornado que suena como una banda de 5 miembros, los llena-salas Willis Drummond. A su vera se acercarán otros dos grupos vizcaínos menos conocidos. Yellow Big Machine defienden el rock impactante distorsionado y libre de la escuela de Sebadoh, Fugazi, Sonic Youth o Patrullero Mancuso. Y Sonic Trash volverán a nuestra tierra con su rock de carácter festivo onda Girls Against Boys.

Pero lo más atractivo del sábado, más allá de esos grandes nombres, es perderse por la casa de cultura de Egia. Un espacio que por un día va a abrir sus pasillos y estancias convirtiendo cada uno de ellas en una sala de conciertos. Empezando por la biblioteca, lugar en el que actuarán los getxotarras Fakeband, fans de los Eagles o Big Star que llegan en formato acústico.

Si el clima es benévolo podremos subir a la terraza de Jareño. Allá repiten Ni Mu a los platos, y los donostiarras Bracco demostrarán que su canalleo blues-rock es harina de otro costal. También podremos hacer pasillos. En los de Musikagela se escuchará a Los Hormigones capitaneados por ese multidisciplinar artista denominado Roskow. O atender al rock and roll de los locales Watxuwei.

Nos queda el salón de actos, auténtica pasarela de las asociaciones locales. Desde las diez de la noche a las seis de la mañana se podrá disfrutar de la presencia de los responsables de otros festivales urbanitas (Soul Supreme, Mojo Workin) pinchando las músicas que les caracterizan: dub, soul, funk, ska… El Lurrazpiko Festa acercará a Egia un showcase propio: Elephant Stone y Allower. Atentos a estos elefantes, que prometen ser una de las actuaciones de la noche. Pop de toques sicodélicos, coros a lo Primal Scream y más adictivo que un paquete de golosinas recién abierto.

Cerramos con un aviso a los navegantes que quieran acercar su txalupa mañana a Gasteszena. La entrada es libre hasta completar aforo. Vayan pronto, no dejen los deberes para el final. Y ya de paso picotean un poco de la oferta local. Venga, que ya saben cómo se hace. Es como lo de los pintxos, que a todo mundo gusta, pero con canciones.