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Erika Barahona: La fuerza de la naturalidad adulta

Doble cita donostiarra con las expresivas fotos de esta galardonada artista bilbaína 

Planos medios, semblante serio. Imágenes a gran tamaño, con un grueso marco opaco que remarca el blanco y negro sobre el que están reveladas. Y añadiendo valor a la obra en sí, los retratados, gente famosa relacionada con el mundo de las artes: Patti Smith, Giorgio Armani, Richard Serra, Sidney Pollack, Salman Rushdie, Wim Wenders, Miquel Barceló, Jean Nouvel….

Erika Barahona (Bilbao, 1961) demuestra tener buena agenda, ya sea por motivos laborales o por simple amistad. Profesora honoraria de la Universidad del País Vasco, fotógrafa permanente y coordinadora del Departamento de Fotografía del Museo Guggenheim de Bilbao, su exposición “Retratos” tiene una doble parada en la capital guipuzcoana. Hasta el 5 de octubre se puede disfrutar de ella en la Kulturetxe de Lugaritz. Del 11 de dicho mes hasta el 9 de noviembre, en el Centro Cultural de Intxaurrondo.

Erika respira fotografía. Y no es una frase hecha. Casada con el ganador del Pulitzer David Hornback (con el que compartió una exposición bien diferenciada, como la autora se encargará de remarcar en esta entrevista), su vida profesional arrancó en Berlín. Desde entonces ha conseguido premios como el International World Heritage Photo Competition (1998) y el European Award for women photographers en dos ocasiones (2000 y 2002). Pronto viajará a la Letonia de sus antepasados, en una curiosa recopilación que unirá el pasado y el presente.

Desde pequeña ya tenías claro tu amor por la fotografía. ¿Cual es su mayor virtud?
Es una manera de ver y de recrear la realidad. El arte es una interpretación de la realidad, del propio artista, de la ficción. No me gusta más que la pintura, la escultura, el videoarte o la música per se. Depende de la interpretación y de lo que me conmueve.

El tema saldrá en todas las comidas, con un fotógrafo como pareja… Montásteis una muestra juntos, la dedicada a Berlín.
Es la única vez que hemos trabajado en un proyecto bajo el mismo nombre, pero la colección estaba dividida en dos espacios bien diferenciados. Nuestra manera de ver y fotografiar es muy diferente.

Este “Retratos” es una selección de fotos.
La exposición original la hice para el Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM) y consta de 50 imágenes. En Donostia hay una selección de la misma, pero se han introducido nuevas instantáneas que no se vieron en Valencia porque las hice con posterioridad.

Apenas hay dos mujeres enmarcadas… ¿El gesto masculino adulto es el más adecuado a nivel de expresividad?
Referente al semblante, algunas personas tienen unas facciones más graves que otras. Los artistas, en especial los plásticos, tienen caras severas. He tenido la posibilidad de fotografiarles debido a mi trabajo, no solo en Bilbao sino también en Madrid o Berlín.

¿Qué querías mostrar con el semblante serio?
No es mi intención mostrar otra cosa que no sea al retratado. Sonreír, que es lo que habitualmente se le pide al protagonista, cuesta esfuerzo. No he visto muchos retratos clásicos, pongamos por ejemplo la pintura holandesa, donde las personas estén sonriendo. ¿Y usted?

Tampoco. Todos aparecen con la misma pose, sin centrarse en la cara pero remarcando la misma.
Trabajo con una cámara de formato cuadrado. El plano medio y el fondo neutro me parecen los elementos más eficaces para mostrar a una persona tal y como es.

¿Cómo surge la posibilidad de exponer en Donostia?
Un excelente gestor y amante de la fotografía, Jesús Mari Sarasua, había visto los retratos y me invitó a exponer en los dos centros.

Hablando de nuestra ciudad, ¿Qué foto sacarías de la misma?
Retrataría a un grupo de jóvenes. Tanto en Berlín como en Donostia o en Bilbao es el aspecto de la gente lo que más evidencia el paso del tiempo.

Afirmas sentirte más cómoda con los paisajes que con los retratos.
Efectivamente, me gusta mucho el paisaje y siento que me puedo expresar mejor, más fácilmente y con más libertad.

Un tema que retorna con fuerza en tu siguiente proyecto
Así es. Me ha invitado el Museo de Jurmala, en Letonia, a hacer una exposición conjunta con las fotos de mi antepasado (también fotógrafo) que ellos conservan en sus archivos.

Publicado enEntrevistas

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