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Año: 2011

Txuma Murugarren: «El orgullo de Bilbao».

Quién más quien menos ha visto, escuchado o viajado en el Pride Of Bilbao, un mastodonte marítimo bautizado como ferry que se encargaba de unir nuestra pequeña Euskadi con Portsmouth (Gran Bretaña).

Hablo en pasado. Porque a finales del 2010 la orgullosa mega-txalupa pasó a mejor vida. Como le pasó a la capital vizcaína de la metalurgia, la roña, los tonos rojizos y el ambiente cargado y oscuro, lleno de esas heroínas que tienen poco de valiente. Unos pasajes que Txuma Murugarren ya pudo observar en su ciudad de nacimiento (Errenteria) y que alcanzó cotas de parque temático en la gran ciudad vasca, ahora «donostializada» en palabras del cantante que el pasado viernes actuó en Donostia.

Txuma es un autor de otro tiempo. Amante de las historias de barra de bar y la melancolía del serrín. Que pasa del cabaret arrabalero que tan bien se adapta a su voz rota -y que en Lugaritz intuimos en más de un pasaje sin que llegara a estar en primer plano- para abrazar otros sonidos con total independencia creativa y mucho gancho escénico.

Su cita donostiarra tuvo mucho de viaje. Las ejecuciones de sus nuevos temas tienen mucho del rock clásico USA. Con esas guitarras sucias, lavadas a la piedra y esos ritmos tan atractivos que se apoyan en las melodías contagiosas y adictivas. En eso se parece a su colega Rafa Rueda. Aunque Murugarren es más directo, más conciso e impactante. A destacar el par de temas con los que cerró el bis. La enrabietada ‘Proposamena’ fue una auténtica maravilla digna de, por nombrar a alguien, Will Johnson y sus Centromatic.

También hubo tiempo para descubrir sus amores por los medios tiempos y los crescendos que alcanzaban aires épicos en los punteos de un guitarrista a un pedal de delay pegado. Una fórmula en la que Murugarren se siente como pez en el agua.

Mas guardemos una salva de aplausos para la segunda fila visual. Porque toda opción ejecutante es sencilla y seductora si se cuenta con un dueto rítmico de la altura de Beltrán-Hernández, un seguro de vida sobre un escenario. Presencia y elegancia que permiten al resto explayarse. Disfrutamos de la nueva chaqueta sonora de Murugarren, un autor que, coja el camino que coja, sigue mostrándose muy atractivo sobre un escenario.

I´m From Barcelona: «Forever Today»

I´m From Barcelona
«Forever Today»
Mute Records

Más suecos que el tornillo Lindström, la populosa formación (han llegado a sumar 30 miembros) popera mezcla guitarras, voces, baterías, trompetas y teclados en busca de un preciosismo sonoro que seguirá gustando a abuelos y nietos.

Una música directa, sencilla y deliciosa. Imposible destacar una sola canción, todas están iluminadas por el sol del norte para recibir al verano con los brazos abiertos.

Bright Eyes: The People´s Key

Tras el gozoso y centrado invento de Mosters Of Folk, el yanqui Conor Oberst vuelve a su camino habitual de canciones eternas (segunda mitad del disco) y las ‘boutades’ despistadas que ocupan buena parte del arranque de su última grabación.

Siempre con esa voz emocionante que hace que aún le perdonemos muchas cosas. A ver qué cara presenta en la próxima edición del festival gasteiztarra Azkena Rock

La Unión: Dale Ramón

La velada de Cadena 100 comenzaba con la entrega del premio Ciudadano 100 al DJ y productor Carlos Jean. El gallego agradeció el reconocimiento a su proyecto sobre Haití: Una canción, ‘Ay Haiti’, en la que han colaborado todos los artistas comerciales que se les ocurran y cuyos beneficios se han destinado a la loable causa de intentar ayudar al castigado país caribeño.

Tras el galardón le llegó el turno a La Unión y su moderno utillaje. Enormes juegos de luces, ningún amplificador en la sala y un teclista que disparaba baterías mientras tocaba el teclado. Olía a playback, pero al final se quedó en un susto.

En el centro el casi criogenizado Rafa Sanchez, vestido de sport – o eso- y con unas gafas dignas de la película Superdetective en Hollywood. El dueño del foco principal, bailando con su eterna marcha (ver acepción ‘carrera olímpica de 20 kilómetros’) y una voz bien apoyada en los efectos.

El enfoque actual de La Unión se basa en meterle el bombo a todo y ganar consistencia y pegada frente a los matices de los viejos -y muy numerosos-hits. A mí se me hace difícil pasar la prueba del yogur griego: Quitando la voz, no distinguiría un tema suyo de uno de Marta Sanchez.

Mea culpa. Será que compito en pistas de barrio y no en los estadios de fútbol. La gente, que ya era mayor de edad cuando Odón Elorza entró en el Ayuntamiento de Donostia hace más de veinte años, salió encantada después de palmear más que Gasol en una final de la NBA. Y eso es lo que vale, ¿no? Pues todos contentos.

Za!: “Megaflow”

Za!
“Megaflow” (Acuarela Discos)

El nuevo disco de Za! es tan bueno que mejor no ponerlo en el reproductor, no vaya a gastarse.

Tras “macumba o muerte”(2009), el dúo catalán vuelve a editar un trabajo, este en fomarto de doble CD, que en vivo debe ser inenarrable, pero que en digital suena bastante tarumba y descacharrante, aunque mejora cuanto más concreto es. Si lo escuchas en spotify es posible lo vayas a confundir con los anuncios

Mursego: Una cita espectacular

Qué deliciosa y poco habitual sensación la del pasado viernes en Donostia! Por la maravillosa creatividad de la suma de pequeños elementos sonoros y, sobre todo, por quedarnos pegados al asiento sin pestañear durante los setenta minutos de actuación. Mi mente aún rememora el sorprendente concierto de la guipuzcoana Mursego.

Los menos habituados verán en sus veladas un loco crescendo sonoro, paseando de un instrumento a otro, apoyándose en las repeticiones o loops que le permite el aparato que emplea para sus creaciones instantáneas -se llama Loop Station, por si les picó el interés-. Siempre con el violonchelo como elemento más visible. Acompañados de teclados de comunión, melódicas, aplausos, percusiones vocales, flautas que silban y un cuerpo que se expresa como un todo, una voz fuerte que sale desde el músculo y que pone los pelos de punta cuando recrea los tonos de Nico, la antigua musa de Andy Warhol, en su vaporosa versión de ‘My Only Child’.

Así, donde ustedes pueden ver sumas de juguetes musicales y muchas posibilidades en el mundo del post-mimo o las instalaciones de Arteleku, Maite Arroitajauregi elabora un discurso extremadamente abierto y bello, donde la sencillez apabulla por lo artístico del resultado. Es la Mikel Laboa de nuestro tiempo, entendiendo el concepto como persona libre de ataduras y un mensaje arrollador repleto de personalidad (es capaz de parar a los 3 minutos, y volver a arrancar de inicio, una canción de estas complejidades porque el micrófono parecía sonar muy alto).

Una artista que, Dios sabrá porqué, no consigue colarse en grandes festivales especializados tipo Primavera Sound, donde se comería cualquier escenario con patatas. Una pena que aún sea nuestro pequeño gran secreto.

Supersubmarina: Los nuevos delfines

La banda andaluza está destinada a ser uno de los siguientes pelotazos del pop independiente de populosas miras. Presentan su disco en Donostia.

Conciertos en importantes festivales del ramo (Sonorama, Ebrovisión) y un interés creciente que colgó los carteles de “no hay entradas” en varias salas relevantes, entre las que hay que incluir un doblete consecutivo en las madrileñas Penélope y Joy Eslava. El joven quinteto jienense Supersubmarina forma parte de esa nueva hornada de bandas independientes que ocupan escenarios cada vez más amplios.

Aunque Pope, su bajista y la voz que responde nuestras preguntas, confirme que escuchan ‘muchísima diversidad musical. Nos gustan Franz Ferdinand, The Strokes, Arcade Fire o Wilco‘, su CD “Electroviral” puede guardarse en el mismo cajón conceptual – y no exactamente melódico- de formaciones como Love Of Lesbian, Standstill, los últimos Lori Meyers o Vetusta Morla. ¿Se hacen ya una composición de campo, no?

El disco de debut de estos chicos de Baeza ofrece letras directas y urbanas. ‘Reflejan cosas que le pueden pasar a cualquier persona. Mucha gente nos dice que se siente el protagonista de las canciones’. Todo bien abrigado por lo que nos atrevemos a denominar como “pop fiero”. ‘No sé si se podría definir de esa manera. Lo que sí sabemos es que se forma con el apoyo de dos guitarras, un bajo y la contundencia de una batería’.

Con esos elementos y mucha energía sobre el escenario (‘es importante hacer disfrutar a la gente. Si se llevan una buena sensación es muy fácil que se compren el disco‘) han conseguido ir creciendo en actuaciones y ventas hasta poder vivir de la música. Sin dejar de lado la atención que hay que mostrarles hoy en día a las redes sociales. ‘Es el presente y el futuro de la música. Estamos en Tuenti, Facebook, Myspace, Twitter y Fotolog. Gracias a ellas te das a conocer. Y tienes contacto con tus fans. Haces la música para ellos, y por tanto su opinión cuenta mucho’.

Con ellos tienen detalles de fidelización. Los diez primeros en la cola de cada concierto que enseñen el CD original de “Electroviral” entrarán gratis a la sala y se lo llevarán firmado por los miembros de la banda. Una cita en la que Supersubmarina descubrirá algunas de las nuevas composiciones que formarán parte del EP que verá la luz en abril.

Delafé y Las Flores Azules: Hippy-hop

Confetis. Globos. Manos en alto. Bailes sincopados sobre el escenario. Los catalanes Delafé y Las Flores Azules (perdieron al ‘Facto’ que iniciaba su denominación, el tercer miembro oficial, hace un tiempo) ponen todo de su parte para que sus actuaciones sean una fiesta contagiosa. El llenazo de la sala donostiarra en la que actuaron demuestra que su propuesta musical tiene un tirón que muchos de nosotros no le presuponíamos. Sí que imaginábamos una asistencia elegante, pero jamás semejante aforo. ¡Ni a fumar salía la gente, completamente concentrada en el espectáculo!

¿Y que ofrecen estos barceloneses que el año que viene cumplirán un lustro de vida actuante? Música agradable y evasiva. Simpática y, si me apuran hasta ponerse picajosos, trivial. No en la ejecución, entre bases pregrabadas -la explicación del sampler no era del todo necesaria- y muchos músicos de gran nivel ejecutante. Sino en el concepto, las letras, el aura, o como quieran llamarlo.

Los menos iniciados se atreverán a llamarlo hip-hop optimista con gotas de soul y pop, todo como muy soleado y alegre, al estilo del ‘Drinking in LA’ de Bran Van 3000, con el brillo de los anuncios de la televisión (fueron el fondo de un spot de El Corte Inglés, y podrían serlo de otras cincuenta publicidades) y los libros de autoayuda.

Aunque los chicos de extrarradio se removerán en sus micrófonos ante tamaña definición, sí que tienen ese punto rapeado a la hora de cantar, fraseando él -Oscar D’Aniello- y modulando algo más ella -Helena Miquel-. Son fieros como un oso de peluche. Y fusilan con respeto y sin miedo, bajándole el tempo, a los Flaming Lips, mientras recuperan el famoso lanzamiento de papelitos e hinchables que los norteamericanos acostumbran a presentar en sus shows.