Saltar al contenido

Mes: julio 2011

Aloe Blacc: «Mi disco trata sobre la corrupción y la política»

El norteamericano de raíces panameñas presentará en la playa sus nuevos sonidos soul

Empleo la música para reivindicar injusticias», declara Aloe Blacc. Y también : «El soul y el hip hop recogen las palabras y las melodías de una cultura». Su genial carta de presentación, ‘I need a dolar’, nos adentra en un disco de soul clásico que habla de necesidades e injusticias sociales.

El norteamericano de raíces panameñas ha editado un CD bien atractivo y resultón. La fama le ha llegado con el primero de los singles de su segundo álbum, ‘Good things’. ‘I need a dolar’, que así se llama el pelotazo, ha dado la vuelta al mundo moviendo al más parado. Puro R’n’B exquisito y contagioso, digno de esa herencia de ‘Bill’ Withers que le asignan.

El tema en cuestión tiene el aire que envuelve a los clásicos, como también ‘Lean on Me’ y ‘Aint no sunshine’. «En el fondo, no es más que música folk», afirma el autor. «Tanto el soul como el hip hop lo son, dado que recogen las palabras y las melodías de una cultura. Retratando sus cuestiones sociales o económicas».

El monetario es un mundo que enerva a Blacc. Antiguo asesor de una multinacional, reniega del lado exclusivamente despreocupado de la música actual. «Mi disco ‘Good Things’trata sobre la corrupción y la política. Me gusta emplear estas músicas para reivindicar injusticias o recoger necesidades sociales. Los títulos de mis composiciones hablan por si mismas: ‘Life’s So Hard’, ‘Politician’, Take Me Back’…»

En el fondo sonoro reviven, bajo una voz cálida e intensa, buena parte de los clásicos. Su segundo single ‘Loving you is killing me’ es un contoneo constante que puede recordar al Terence Trent D’Arby más equilibrado. Hay funk de guitarras quemadas (‘Politician’, ‘Hey Brother’) y versiones arrebatadoras, como la que realiza del ‘Femme Fatale’ de la Velvet Underground. O ese ‘Billie Jean’ de Michael Jackson, que pulula en formato vídeo por la red.

El californiano, que viaja con un quinteto que incluye saxo y trompeta, también tiene tiempo para ponerse pastelero en ‘Make me smile’ o ‘Mamma hold my hand’ y algo trenzas en ‘Miss Fortune’. Con esas puntuales entonaciones hiphoperas que nos recuerdan que el autor tiene otro grupo, Emanon, del que esperamos un nuevo CD para comienzos del año que viene.

Blacc no piensa cerrar las puertas a su creatividad. «El siguiente paso será escribir para otros cantantes, una vez que mi nombre esté asentado. Ya he tenido ofertas en este sentido, pero preferí retrasarlas para ir fijando y popularizando mi propuesta. Seguiré buscando vías para contar historias. Quiero actuar, escribir guiones o lanzarme al mundo de la escritura». Si lo hace al menos la mitad de bien que en sus canciones, vayan guardando dinero para las adquisiciones. ¿Cuánto? Por lo menos un dólar.

Makala: «He tratado de unir lo gastronómico con lo musical»

El zarauztarra recopila en ‘Unexpected tapas’ sus singles de beats latinos y ofrece numerosos cortes de regalo.

¿Tenemos nueva industria exportadora en ciernes? Tras la máquina herramienta, los cachorros futboleros de Zubieta y el potente lobby culinario, la música bailonga comienza a abrirse hueco en Europa. Despacito, pero con muescas y paseos remarcables.

El tranquilo guipuzcoano Makala (nacido Mikel Unzurrunzaga Schmitz) es el último de los ejemplos del buen hacer local en estas lides. No hay más que pegar el oído a ‘Unexpected tapas’, nuevo CD en el que agrupa sus últimos vinilos breves y que ofrece 5 temas nuevos entre remezclas e inéditos. Tras el debut costero, euskaldun y humeante de ‘Hondartzan’, estos quince pintxos sonoros navegan por sonidos de Puerto Rico, la rumba y las cazuelas que ligan el jazz y el optimismo.

Grabado con la colaboración de 40 músicos y bajo la batuta de Jimmy Bidaurreta (músico, productor y director de Gasteiz Big Band), su mezcla de tradición salsera y modernidad digital ha encandilado a nombres potentes de la industria como Laurent Garnier, DJ Yoda o Quantic, mientras el autor se pasea por los clubs de Europa con bastante asiduidad, moviendo a la gente con temazos como ‘Partió la tabla’ o ‘Bacalao al pil pil’.

-Y eso que arrancas con un tema de puro swing

-El CD sigue el orden cronológico en el que se editaron los singles. ‘Cartoon Tune’ fue el primero, en el 2009. Bebe del jazz de los años 30 y 40, con beats de hip-hop instrumental.

-Como en el corte ‘Happy Sound’, de voces infantiles.
-El que cierra el disco antes de los bonus tracks. ‘Unexpected tapas’ entra y sale con estos aires de swing y ritmos reciclados del hip hop, muy fáciles. Siguiendo el hilo argumental alimentario podrían ser el aperitivo y el postre. Mi hija Edith ha sido una gran fuente inspiración. En ‘Cartoon toon’ tenía 5 años y nos pasábamos todo el día viendo dibujos animados. En una época nos dio por ver capítulos de la primera época de la Disney, y me pareció oportuno realizar un homenaje en esa dirección.

-¿Se cumple la ley de que a todo padre le gusta Bob Esponja?
-Me encanta. Patricio se parece a mí, o viceversa. Y Arenita es mi hija. En cada familia hay un miembro que se parece a alguno de sus personajes. Bob esponja es genial.

The High Llamas: Lujo exquisito

En la genial comedia norteamericana ‘Aterriza como puedas’ había un controlador de tráfico aéreo interpretado por Lloyd Bridges que dejó para la posteridad una serie de frases que empezaban por «elegí un mal día para» y acababan nombrando diferentes elementos adictivos: tabaco, café, barbitúricos. A destacar el sublime «elegí un mal día para dejar el pegamento».

Traemos el tema a colación por varias razones. Una, el parecido de Sean O’Hagan, cantante y principal compositor de The High Llamas, con el patriarca de los Brigdes. Si alguna vez van a rodar un biopic del actor, por favor háganle una prueba a este irlandés afincado en Londres. Y la razón principal por la que recordamos la película de humor catastrofista bien puede resumirse en la siguiente adaptación: «Elegí un mal día para montar un concierto».

Con una asistencia indigna en relación a la oferta musical presentada, el siempre soberano pueblo ya está pensando en terrazas, cenas y refrescos en los que la única música que suena es el tintineo de los hielos chocando entre sí. Si los intérpretes están cerca de nuestra silla al aire libre quizás, y solo quizás, le prestemos algo de atención al conjunto.

Y fue una lástima. Porque la banda anglo-irlandesa es una auténtica maravilla, un lujo exquisito, dulce y terso. Ensoñador como los atardeceres que estamos viviendo estos días, una banda sonora ideal para un verano feliz. Melodías que aúnan los mejores momentos de The Beach Boys o Jobim. Todo lo suficientemente proscrito y bien aliñado como para que no hablemos de fotocopias y refritos.

La única pega que se les puede poner es que lo suyo, más que canciones propiamente dichas, son piruetas sonoras en las que no repiten un acorde bajo pena de mutilación anular. Solo la excelente ‘Fly, Baby, Fly’ o ese ‘Hi To The Rivers and Mountains’ que elaboraron para el musical de idéntico nombre pudieran alcanzar la categoría de tema pop. El resto solo eran gemas. Tremendamente pulidas. Dignas de un joyero.

The High Llamas: Pop sofisticado

La banda británica presenta mañana su ultimo trabajo en Donostia. “Talahomi way” es soleado, refinado, abierto y preciosista.

Si hubiera que darle un banderazo de salida al verano con un concierto, el de la banda británica The High Llamas en la sala Gazteszena de Donostia bien pudiera ser uno de los más adecuados para mecerse a la brisa y brindar bajo la sombrilla, ya sea esta de playa o de daiquiri.

Su cóctel melódico es refrescante y sofisticado. Su combinado cambia el ron ligero por un buen chorro de Beach Boys (muy presente en todo el CD), el zumo de Lima está servido por Burt Bacharach (‘The Ring of Gold’), el easy listening (‘Wander, Jack Wander’) o Jobim (‘Take My Hand’), el almíbar suena con bellas orquestaciones, las armonías deliciosas y el soft pop de los años 70 del siglo pasado (‘Fly, Baby, Fly’).

Las gotas de marrasquino que completan la receta de la bebida original son aquí migajas de toques electrónicos. Y avisamos, las canciones de Sean O´Hagan suenan geniales, pero son de una concepción más amplia que el pop al que estamos (mal)acostumbrados. Como si Stereolab, de los que fue colaborador muy cercano, pasaran de sus remolinos y se dejarán animar por el sol de Copacabana. Su último trabajo “Talahomi Way”, el primero en cuatro años, es una buena prueba de ello.