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The High Llamas: Pop sofisticado

La banda británica presenta mañana su ultimo trabajo en Donostia. “Talahomi way” es soleado, refinado, abierto y preciosista.

Si hubiera que darle un banderazo de salida al verano con un concierto, el de la banda británica The High Llamas en la sala Gazteszena de Donostia bien pudiera ser uno de los más adecuados para mecerse a la brisa y brindar bajo la sombrilla, ya sea esta de playa o de daiquiri.

Su cóctel melódico es refrescante y sofisticado. Su combinado cambia el ron ligero por un buen chorro de Beach Boys (muy presente en todo el CD), el zumo de Lima está servido por Burt Bacharach (‘The Ring of Gold’), el easy listening (‘Wander, Jack Wander’) o Jobim (‘Take My Hand’), el almíbar suena con bellas orquestaciones, las armonías deliciosas y el soft pop de los años 70 del siglo pasado (‘Fly, Baby, Fly’).

Las gotas de marrasquino que completan la receta de la bebida original son aquí migajas de toques electrónicos. Y avisamos, las canciones de Sean O´Hagan suenan geniales, pero son de una concepción más amplia que el pop al que estamos (mal)acostumbrados. Como si Stereolab, de los que fue colaborador muy cercano, pasaran de sus remolinos y se dejarán animar por el sol de Copacabana. Su último trabajo “Talahomi Way”, el primero en cuatro años, es una buena prueba de ello.

¿Y qué habéis hecho en todo este tiempo, Sean?

Giramos por Japón y Europa, colaboramos con el escritor Jonathan Coe en el musical “Hi To The Rivers and the Mountains” (que recaló en Gijón en 2010), grabé la banda sonora de la película “Copacabana”, de Marc Fitoussi. Este Talahomi Way se escribió entre el 2008 y el 2009, se grabó en Londres el año siguiente y fue mezclado en Berlín.

Con tu viejo colega Tim Gane (Stereolab) a los mandos.

Es mi socio musical natural, tanto fuera como dentro de The High Llamas. En este trabajo aportó calidez al conjunto, realizando importantes contribuciones en los arreglos. Este año los dos colaboraremos en el festival de cine de San Francisco. Seguro que la vertiente electrónica de mis creaciones, siempre presente en mayor o menor medida, despunta en esa unión.

A diferencia de ellos, lo vuestro es menos pétreo.

Bueno, ellos también estaban interesados en ir cambiando. Pero yo era un colaborador, no el creador principal. Y estos movimientos suelen ser muy lentos, apenas visibles hasta pasados varios años. Con The High Llamas dejo mi sello en la música de manera más firme. Buscando siempre nuevas ideas que le dan a mi obra espacio y distancia frente a otros coetáneos. De esa manera es más sencillo labrarse un camino personal y que tu propuesta sea recordada.

Siempre buscando la melodía más brillante jamás escrita. Menos mal que lo enfocasteis a editarlo en primavera, que si llegáis a inspiraros en el verano…

Bueno, ¡el verano es también es ideal para el disco!. Como hoy (martes pasado), que está soleado en Londres, hay 34 grados…

Preferís las armonías a las estructuras estándar del pop.

Es cierto. Nos inspiramos en los sonidos cariocas, Maurice Ravel, Benjamin Britten y los Beach Boys. No entiendo porqué esta mezcla no es una ruta más explorada por los artistas. Fue como una guía durante muchos años y, de repente, se cortó en seco. Muy raro.

Vuestro disco es casi una experiencia completa más que una serie de canciones.

Hay un nexo sonoro en el uso de guitarras con cuerdas de nailon, harpas y voces unísonas. Esto hace que la escucha tenga una continuidad de fondo. Y entre temas también hay pequeños experimentos sonoros que nos permiten acoplar las diferentes partes de ‘Talahomi Way’

Y el Berry Adams que mencionáis en la primera canción se convierte en el nexo temático.

Es pura ficción. Nuestro Adams un mecánico insatisfecho que fantasea con una vida nueva más gratificante. Es poco impulsivo y algo resignado, pero en un largo día – que vendría a ser la duración del CD- realiza el cambio de chip, pasando a realizar su sueño de ser escritor.

La portada es una preciosa mezcla de edificios futuristas y postales soleadas

El pintor Jeremy Glogan y yo colaboramos durante muchos meses buscando capturar el sentimiento y el brillo del disco. La que veis en la tercera de toda una serie de obras realizadas para la ocasión.

¿Qué otras bandas os interesan?

Panda Bear, Dirty Projectors, Ghostbox, el escocés Adam Stearn, The Bees. Son grupos que siempre están ahí, muy presentes.

¿Cuantos venís de gira? ¿Traéis pregrabados?

Cinco o seis músicos. Con detalles electrónicos, pero sin sonidos en lata. Sería un fraude llevar las cuerdas o los vientos de esa manera. La experiencia de los conciertos puede ser elegante y distinta a lo que presentan los discos.

Publicado enEntrevistas

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