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Jazzaldia 2009: Jake Shimabukuro, Russian Red, …

Gorka Larrumbide y J.L. Etxeberria

Al Jazzaldia le tocaba estrenar aún la playa de la Zurriola. Y el día no pudo salir más redondo. Los escenarios gratuitos lucían ayer bonitos, soleados, divertidos.

Casi con puntualidad británica la efervescencia jazzística arrancaba tímidamente a las 18.30 mientras los bañistas apuraban la chicharrina playera. El sonido de las baterías, los bajos y las voces cálidas de los intérpretes animaban a acercarse.

Por allí desfilaron chancletas, bikinis, bañadores, gafas de sol y bronceados, y como quien no quiere la cosa, las terrazas se fueron llenado. Flor Begue y Cristina Montull Trio abrieron la mano. La banda se dio a conocer al público donostiarra el pasado diciembre en Altxerri con la interpretación de standards clásicos de jazz.

Ayer repitieron programa en el espacio Frigo. Los componentes del trío, todos ellos alumnos de Musikene, demostraron su valía con Flor a la cabeza. Sonó cuco, suave, apetecible. Gustó y se fueron vitoreados, no sin antes regalarnos una propina «más marchosa».

Conciertos en el escenario Verde, por la tarde

Los más puristas tenían una cita ineludible con In The Country en la carpa Heineken. Por allí se vio al jefe de todo esto, al director del Jazzaldia Miguel Martín, que gustoso aplaudía a la ya reconocida como mejor banda noruega de jazz. Sonaron contundentes con su música en estado puro.

El proyecto Chronology Quartet, creado recientemente en Musikene y la poderosa agrupación navarra Gregario Deluxe deleitaron en los impasses en los que el escenario verde descansaba del rugir de Russian Red y Vetusta Morla, los más aclamados de la noche.


Concierto de Jake Shimabukuro en el Festival de Jazz

Pero al final se destapó «el tapado» del Jazzaldia. El hawaiano Jake Shimabukuro ofreció un concierto tan precioso como espectacular. Quién lo diría de un intérprete de un instrumento tan poco conocido como interesante, el ukelele.

Entre canciones propias que iban desde el pop, el folk, pasando por el jazz, el blues o el bluegrass, y con versiones de Chick Corea y los Beatles, el norteamericano alucinó al respetable que abarrotó la carpa Heineken, confirmando las bellas palabras que el director del Jazzaldia le dedicó a este monstruo musical en su blog.

Concierto de Russian Red en el Heineken Jazzaldia

Ya con las nubes posadas en el cielo y el sol medio apagado, la belleza melódica se apoderó del escenario verde. La cándida y simpática Russian Red, menos frágil de lo que la pintan, enamoró a todos los presentes. Lourdes Hernández y su compacta banda demostraron que el pop femenino tiene una tierna embajadora. Ante un numeroso público fue desgranando viejos temas de momentos casi soul y futuras composiciones con tanto mimo y cariño como acierto.

La madrileña colocó la bandera de romanticismo en lo más alto del certamen donostiarra. El suyo fue un concierto aplaudido, enamoradizo, dulce y ensoñador, de esos que van atrayendo a un mayor número de público a medida que se avanza en el repertorio.

Al final, sobrepasadas ya las once de la noche, la Zurriola presentaba un aspecto sobrecogedor, casi más repleta que en los mejores días de verano.

Concierto de Vetusta Morla en el Heineken Jazzaldia

El gran público, lejos de abandonar la playa, esperaba entusiasmado la irrupción en el escenario Vetusta Morla, sin duda, el grupo revelación del panorama underground nacional.

El concierto levantó gran expectación, y a juzgar por el alboroto del personal, no defraudaron. El grupo resumió muy bien lo que significa ser independiente más allá de cualquier tópico.

Publicado enCríticas de conciertos

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