Saltar al contenido

Joseba Irazoki, Saioa: Nudos simples


Intérpretes: Joseba Irazoki (Guitarra, banjo, voz), Saioa (guitarra, voz). Lugar: Sala Imanol Larzabal (C.C Lugaritz, Donostia). Día: 27 febrero 2009. Asistencia: unas 70 personas.

Se prometía feliz y gozosa la noche del pasado viernes en el Lugaritz donostiarra. Dos de los artistas vascos más interesantes, encantadores, emocionantes y, por ende, poco conocidos se unían por vez primera sobre un escenario.

Sobre un espacio simple pero engalanado con mucho mimo, con ovillos rojos de lana guiando al asistente a los asientos desde la misma entrada al recinto y decorando los focos que iluminaban de manera tenue la sala, la pareja de la noche se mostró muy desenfadada en las presentaciones. Eternamente risueño el, sencilla ella, como si estuvieran invitando al salón de su casa a los espectadores.

Saioa y Joseba Irazoki prometían enredar en repertorio ajeno (“Korapilatuak” era el nombre de la cita) para ofrecer nuevos puntos de vista a unos temas cuyo camino individual ya era muy atractivo.

¿Consiguieron los autores su objetivo? Pues deberemos decir que a medias. Porque el famoso vínculo de hilos no hizo un jersey de muchos colorines, sino un nudo simple, de esos de prisión de juego infantil, demasiado fácil de soltarse.

Para nuestra desdicha, que imaginábamos mentalmente a Saioa navegando simple y expresiva por los temas de Irazoki, y a Joseba enrabietando las canciones de la dama de Legorreta, cada músico ejecutó sus propios temas y contó con sencillos acompañamientos a cargo del contrario.

Unos complementos que tuvieron su parte acertada. Los juegos vocales fueron de lo mejor de la noche. “Sasitza naiz” o la canción que les unió por primera vez, el “Itsasoa” presente en el último disco del navarro, fueron muy bien recibidos. Contar con Saioa al micro que te acompaña es un seguro de vida y un plus de calidad.

Ella es pura energía interna, emoción vocal que sale desde lo más hondo de manera innata y que es capaz de mantener boquiabierto al oyente aunque se casque un concierto a capella.

Lastima que el viernes, ante la presencia sonora del chico, se le viera un poco encorsetada, demasiado atenta a los movimientos de su compañero y en ocasiones algo tapada por los dibujos del banjo.

Todo ello sin desmerecer la capacidad vocal de Irazoki, cada día más suelto con esa particular entonación saltarina y un cuerpo muy expresivo. Pero donde el señor maravilla es a la hora de empuñar una guitarra.

La aportación que hizo a las canciones de Saioa enriqueció el habitualmente humilde rasgado de la autora guipuzcoana. Sus guitarrazos a lo Neil Young en “Adaskak”, golpeando las cuerdas moviendo el hombro, convirtieron el tema en un rudo y precioso paseo por la arena del desierto.

Tras un bis que incluyó una versión de Leonard Cohen y un cronómetro que se nos paró a los 75 minutos, la unión de músicos nos dejó un buen sabor de boca. Aunque los cabezones sigamos pensando que una verdadera fusión de creatividades convertiría la propuesta en algo memorable.

Publicado enCríticas de conciertos

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *