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Año: 2007

Lisabo y Pinbol

Hace cinco años Lisabö, el grupo irundarra, daba su penúltimo concierto hasta la fecha. Una ausencia de medio lustro cuya única excepción se produjo hace un par de meses en el escenario del Plateruena de Durango. Pero en todo desierto hay espacio para un sirimiri. Y nuestra sequía se aplacó el pasado jueves en la sala Gazteszena de Egia, donde los asistentes disfrutaron con las rabias de la formación guipuzcoana.

La banda Pinbol se encargó de inaugurar el escenario.Reconvertidos en formato trío con la ausencia de un teclista al que se echa de menos, sus canciones trasladaron los esquemas poperos a la Norteamérica más rockera y clásica. Su soltura fue un elegante entrante para la ración de mala gaita que íbamos a ver después.

Porque defender a Lisabö es patrocinar la violencia. Pero el quinteto del Bidasoa recupera el lado íntimo del vocablo, defendiendo la insubordinación que los modos de vida cómodos han sosegado. El arranque de su actuación fue un auténtico puñetazo en la cara. Duro, seco, ardiente, enérgico, sorprendente. Con el grito como melodía y la ira como impulso creativo. Afortunada o desgraciadamente, la cosa fue calmándose, mostrando la cara actual de la banda que sigue generando nerviosismo ante la explosión que nunca llega.

Será que todos nos hacemos mayores y sabios, y la mayor pericia suele ir acompañada de menos revoluciones de motor. Así lo demuestra Ezlekuak, el último CD de la banda guipuzcoana. Una oda a los no-sitios: aeropuertos, estaciones, interiores del alma.

Bloc Party: «A Weekend in the City»

BLOC PARTY
«A Weekend in the City»
V2 Music

Los londinenses sucumben ante «la maldición del segundo disco». Lo que en la primera entrega repleta de singles en potencia era energía explícita, pasión sin límites y rabia juvenil se ha convertido ahora en un paseo tibio y sin músculo, con mucha retreta social y política pero nada de aquello que les encumbró. Lástima.

Pablo Milanés: A contraluz

No pensé que de mi boca saldría la frase de que «el concierto de Pablo Milanés ha sido curioso». Y el de ayer así lo fue. La razón: los cuatro apagones que se sufrieron. El primero era esperado. Justo antes de la hora inicial, el cubo grande se solidarizó con la interrupción eléctrica terráquea de 5 minutos que buscaba quejarse del cambio climático. Más que apagón fue tenue luz, dado que el exterior se quedó sin corriente mientras que el interior los vatios campaban a sus anchas.

Las otras tres interrupciones se produjeron el pleno concierto. Curiosamente, el corte se dio en las composiciones inéditas que Milanés interpretó: Diario de Mauricio, El largo camino a Santiago y Regalo. Más que las distintas suspensiones temporales que sumaron unos 20 minutos, lo que más sorprendió fue que el cubano volvió a las canciones ¿en el mismo punto en el que las dejó!

En lo musical es más extraño que el autor de Bayamo (Cuba) nos altere. Su fórmula no ha variado un ápice. Sigue desnivelando la balanza hacia el lado de las letras, dejando a la música en un plano menor. Opción que quedó reafirmada en el concierto donostiarra, donde el prolífico compositor se plantó con la sola compañía musical de dos músicos a los teclados. Intérpretes encargados de ponerle un vaporoso fondo sonoro a la fuente de las palabras de un isleño que apenas coge ya la guitarra entre sus manos.

Es el mentor de aquella Nueva Trova Cubana un autor tierno, con un cantar atropellado y saltarín, como si en algunos versos no consiguiera apretar todos los mensajes románticos, melancólicos y ensoñadores que pueblan los fonemas de sus textos.

Milanés presentó en la capital un programa-resumen de su obra, con muchas canciones conocidas, otras muy conocidas y esas inéditas que ya hemos referenciado y que, con algún que otro acelerón folk, siguen las directrices habituales.

Siempre con la dulzura musical y el relajo ejecutante como directrices, el azúcar se fue esparciendo sobre los asistentes. Claro que el almíbar no sienta igual a niños y diabéticos, a seguidores acérrimos y gentes que van por compromiso de asiento.

Pero todos ellos disfrutaron de las canciones que Haydée Milanés, hija del susodicho maestro, interpretó al piano tras las interrupciones. A medio camino entre la sacrílega canción de autor norteamericana (digamos que a lo Norah Jones) y algunos toques que la malicia emparentaba con Presuntos Implicados, la dama insufló aires modernos al clasicismo que allí se estaba escuchando.

Al regreso del progenitor, y antes del arreón definitivo de temas famosos (Yolanda, El breve espacio en que no estás), nos quedamos con ese precioso dueto padre-hija realizado en la composición Ya se va aquella edad y la posterior Trissatesse de Milton Nascimento.

Dotore:»Demonios del otro lado del océano»

Dotore:»Demonios del otro lado del océano»
Discos Primo

La nueva referencia de este colectivo donostiarra (www.cosasprimo.com) presenta, encerradas bajo una portada preciosa, las calmadas mareas de arpegios guitarreros y voces reverberadas del capitalino Pablo Martinez.

Bandas como Felt o Clientele guían las ocho susurrantes canciones de Dotore y su Donosti Sound taciturno e interiorista.

Juan Mari Beltrán:Fiebre tradicional

Intérpretes: Juan Mari Beltran (alboka, voz), Miriam Atxaerandio (violín), Aitor Gabilondo (guitarra, voz, guitarra), Jasone Camara (acordeón), Ander Barrenetxea (txalaparta), Iñigo Monreal (txalaparta). Fecha: 25-1-2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: unas 150 personas

La heladora noche de ayer pareció hacer mella en la asistencia al concierto del donostiarra (de Intxaurrondo, para más señas) Juan Mari Beltran y su populosa banda. 150 valientes subieron la cuesta del barrio de Egia para asistir a la presentación donostiarra de «Orhiko Txoria», el último de los trabajos discográficos del señor Beltrán.

El propio artista cayó ante las inclemencias climáticas, demostrando sobrada profesionalidad al plantarse sobre el escenario con bastantes décimas de fiebre y una voz realmente afectada por una carraspera bien instalada.

Acompañado constantemente por los cinco músicos que detallamos en la ficha que encabeza este texto, el responsable del museo etnográfico Herri Musikaren Txokoa de Oiartzun sacó a pasear buena parte de sus instrumentos tradicionales a la hora de interpretar sus temas.

Además de la txalaparta que sonó a ocho manos, sorprendió la inclusión en el programa de un tema interpretado sobre una suerte de percusión asentada en el suelo, tocada con unas mazas que recordaban a las que se empleaban para aplastar las manzanas en aquellos primeros tolares de sidra.

La escenografía sobria iba a juego con los tonos que sonaron en Gazteszena. Beltran y los suyos (entre los que destaca el «Wazenmank» Aitor Gabilondo y su recio chorro de voz en temas como «Arditurri») arrancan con tonos de Iparralde y siguen por parajes más cercanos. Unos temas de baile enraizados en las tradiciones locales que hoy suenan tranquilos.

Melodías clásicas de nuestra tierra, de cuando se bailaba a los sones de instrumentos de viento y cuerda, no siguiendo el repetitivo ritmo de un bombo sintético.

Siempre dejando un hueco a las ya conocidas sintonías de fiestas y romerías, Beltran y su conjuntado equipo aciertan a la hora de refrescar el repertorio con «porrusaldas» (baile, no caldo) y canciones absolutamente preciosas como la que da título a su último CD, un tema de aire europeo que sobresale por su frescura sobre el resto de clasicismos sonoros.

Los colaboradores completan el paseo por ese pasado recuperado con gozo. El coro de Orereta Capilla Peñaflorida, la trikitixa de Andoiz Antzizar y los dan-tzaris Jon Maya y Vanesa Castaño salieron en tres ocasiones a enriquecer la propuesta visual y sonora del concierto.

A Beltran, afectado por la fiebre, le perdonamos que no tocara los bises prometidos en la lista. Pero sigue pleno de empeño y vitalidad. Juan Mari oferta, con la ilusión de un quinceañero, los diferentes y respetuosos paseos y descubrimientos que hace de nuestra música tradicional. Y nosotros seguimos disfrutando con sus actuaciones. Por muchos años, maixu.

Will Johnson, Micah P. Hinson: Silencio, por favor

Intérpretes: Will Johnson, Micah P. Hinson. Día: 18 enero 2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia).Asistencia: lleno, unas 600 personas

Gozoso llenazo el del pasado jueves para ver a dos perlas de la inagotable cantera del indie-folk norteamericano: Will Johnson y Micah P. Hinson.

Al primero de ellos se lo comió el público. Bueno, sus murmullos. La sala parecía Tokio en hora punta, lo cual afectó negativamente al intimismo de la actuación. Delicado y popero, el texano ofertó lo más azucarado que no almibarado de su extenso repertorio (tiene más de diez discos) y buscó el enganche con el público en más de una ocasión, sabedor que estaba predicando en el desierto.

Mejor le fue al otro vaquero de la noche, Micah P. Hinson, quién consiguió dejar el auditorio en completo silencio. El hombre que no comía peces con cabeza (Micah dixit) ha decidido teñir la emoción que desprenden sus grabaciones y convertir el escenario en un divertimento: Acelera los tiempos, pisa el pedal de la distorsión, le arrea al punk, se viste de country purista.

¿El cambio es a mejor? La asistencia pareció confirmarlo. Hinson mantiene el tipo y sigue teniendo una voz prodigiosa y conmovedora. Pero el viejo y torturado Micah, el que con un par de acordes y esos tonos malditos conseguía en sus discos hacerte feliz, simplemente me gustaba más.

Sharon Stoner: 3Milabira

Sharon Stoner
3Milabira
Gaztelupeko Hotsak

Merece la pena recuperar del cajón el debut largo de estos oñatiarras, a 10 eurillos en la tienda de Hotsak.com. Como su apellido indica, este trío practica el rock pétreo de herencia setentera y cantando en euskera.

De abuelo Zeppelín y padre Kyuss, contundente y bien bañado en riffs. Aunque se echa de menos un sonido menos pulcro.

Kabul: «Kabul»

Kabul
«Kabul»
Psilocybina Records

Nuevo churumbel musical en Psilocybe, la prolífica cantera hondarribitarra. El trío costero se refugia en el bunker de sus compadres Dut, Lisabo o Lif a la hora de mezclar las ráfagas rock y los bombardeos más contundentes (su mejor arma de disfrute masivo) en los 7 cortes de este primer lanzamiento entonado en euskera.