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Juan Mari Beltrán:Fiebre tradicional

Intérpretes: Juan Mari Beltran (alboka, voz), Miriam Atxaerandio (violín), Aitor Gabilondo (guitarra, voz, guitarra), Jasone Camara (acordeón), Ander Barrenetxea (txalaparta), Iñigo Monreal (txalaparta). Fecha: 25-1-2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: unas 150 personas

La heladora noche de ayer pareció hacer mella en la asistencia al concierto del donostiarra (de Intxaurrondo, para más señas) Juan Mari Beltran y su populosa banda. 150 valientes subieron la cuesta del barrio de Egia para asistir a la presentación donostiarra de «Orhiko Txoria», el último de los trabajos discográficos del señor Beltrán.

El propio artista cayó ante las inclemencias climáticas, demostrando sobrada profesionalidad al plantarse sobre el escenario con bastantes décimas de fiebre y una voz realmente afectada por una carraspera bien instalada.

Acompañado constantemente por los cinco músicos que detallamos en la ficha que encabeza este texto, el responsable del museo etnográfico Herri Musikaren Txokoa de Oiartzun sacó a pasear buena parte de sus instrumentos tradicionales a la hora de interpretar sus temas.

Además de la txalaparta que sonó a ocho manos, sorprendió la inclusión en el programa de un tema interpretado sobre una suerte de percusión asentada en el suelo, tocada con unas mazas que recordaban a las que se empleaban para aplastar las manzanas en aquellos primeros tolares de sidra.

La escenografía sobria iba a juego con los tonos que sonaron en Gazteszena. Beltran y los suyos (entre los que destaca el «Wazenmank» Aitor Gabilondo y su recio chorro de voz en temas como «Arditurri») arrancan con tonos de Iparralde y siguen por parajes más cercanos. Unos temas de baile enraizados en las tradiciones locales que hoy suenan tranquilos.

Melodías clásicas de nuestra tierra, de cuando se bailaba a los sones de instrumentos de viento y cuerda, no siguiendo el repetitivo ritmo de un bombo sintético.

Siempre dejando un hueco a las ya conocidas sintonías de fiestas y romerías, Beltran y su conjuntado equipo aciertan a la hora de refrescar el repertorio con «porrusaldas» (baile, no caldo) y canciones absolutamente preciosas como la que da título a su último CD, un tema de aire europeo que sobresale por su frescura sobre el resto de clasicismos sonoros.

Los colaboradores completan el paseo por ese pasado recuperado con gozo. El coro de Orereta Capilla Peñaflorida, la trikitixa de Andoiz Antzizar y los dan-tzaris Jon Maya y Vanesa Castaño salieron en tres ocasiones a enriquecer la propuesta visual y sonora del concierto.

A Beltran, afectado por la fiebre, le perdonamos que no tocara los bises prometidos en la lista. Pero sigue pleno de empeño y vitalidad. Juan Mari oferta, con la ilusión de un quinceañero, los diferentes y respetuosos paseos y descubrimientos que hace de nuestra música tradicional. Y nosotros seguimos disfrutando con sus actuaciones. Por muchos años, maixu.

Publicado enCríticas de conciertos

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