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Zinemaldia: Y Dillon cogió su botellín

La semana de noches activas y parranderas de nuestro Zinemaldia fue tocando a su fin con la celebración de la fiesta de Gehitu el pasado viernes. Un acto que contó con la presencia, de aquella manera, de Matt Dillon, Sara Driver y Jim Jarmusch.

Aviso a navegantes. Sabido es que Gehitu es la Asociación de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales del País Vasco. Tan sabido como que la agrupación coordinada por Koldobike Mújika y Sergio Iñiguez organiza todos los años una fiesta en la semana de nuestro festival de cine.

Pero no ataquen estas líneas con ánimos de patio de manzana, buscando nombres de políticos, famosos, conocidos o vecinos entre los asistentes. Bastante nos cuesta a nosotros cambiar de ropa de verano a invierno en nuestro propio armario como para ir diciendo a los demás lo que deben hacer con el suyo.

Este año el evento Gehitu se celebró en la discoteca Bataplán, muy cerquita de su sede central de la calle Arrasate. Y hasta el Bata nos acercamos puntuales, a eso de las 12 de la noche. La fiesta llevaba retraso, así que pospusimos una hora nuestra entrada.

A nuestro regreso, cinco bellas “poxpolinas” sujetaban sus arcos multicolores dándonos la bienvenida. Cinco bailarines (si, el género está bien puesto) con atuendos vascos que más tarde bailotearían sobre las estancias elevadas de la discoteca con usos y maneras que jamás verán a la salida de una boda. Bueno, quizás si la boda es la de Emmanuelle…

Más tarde las alturas se verían ocupadas por auténticos gogós masculinos y femeninos. Todos con un cuerpo horroroso, como bien se imaginarán. Pero quienes de verdad captaron nuestra atención fueron los asistentes que se subían a las plataformas para dar rienda suelta a sus energías internas. Hubo uno, entradito en kilos, cuyos alegres movimientos bailarines eran la envidia del entumecido que firma estas líneas, quien baila menos que el sueldo de un becario.

Y en un momento dado suenan las sirenas de la organización. Viene Matt Dillon. Se cierra un pedacito de terraza para que el Premio Donostia pueda celebrar su galardón con mayor intimidad. Aparece con Lucia Jiménez (más guapa con el vestido de la gala que con el atuendo posterior), Jim Jarmusch, Sara Driver y Chema Prado, entre otros.

La zona se cerró a cal y canto. Algunos relevantes acreditados nacionales intentaron traspasar la barrera. Imposible. Matthew Raymond Dillon y Jarmusch charlaron durante un buen rato. El primero pegándose unos increíbles lingotazos de agua. Es lo único que le vimos beber en toda la noche. El director norteamericano demostró que para su papel en la película “Smoke” no tuvo que desarrollar mucho Método Stanislavski. Jarmusch borda el papel (de fumar) como nadie.

La estampa era cuando menos curiosa. Parecía que estábamos viendo a los tiburones del Aquarium. Los invitados acotados en la zona especial. Y el resto de los mortales, turnándose para observarles a través de los grandes cristales. Los chicos y chicas presentes en la fiesta de Gehitu se acercaban a ver la planta de Dillon con los mismos ojillos conquistadores. El “!Ay que mono!” fue un suspiro común la noche del viernes.

La sirena de la organización vuelve a sonar. Dillon se marcha. Bueno, se empieza a marchar, porque tarda una hora en abandonar el lugar. Y cuando se larga, lo hace como las estrellas, en formación de “tren de mercancías”: Los cuerpos de seguridad se colocan en los cuatro puntos cardinales del artista y no paran de caminar raudos hasta alcanzar la puerta exterior. Lugar donde un espontáneo le daría al actor de “Rebeldes” y “Beautiful Girls” el segundo de los premios de la noche: una cámara de video.

Jarmusch, ese adorable “loco del pelo blanco”, despertaba menos pasiones. Su popularidad no es tan elevada como la de Dillon, lo que le permitía pasearse relajado por la sala de fiestas, firmando autógrafos sin mayores problemas ni aglomeraciones.

Para cuando ustedes lean estas letras, el Zinemaldia 2006 y sus celebraciones habrán acabado. Tras la Gala de Clausura del sábado tan sólo quedará la fiesta que se monta para todos los trabajadores del festival, quienes esta noche celebrarán en la discoteca La Rotonda que su trabajo (oscuro en ocasiones, poco agradecido en otras) ha salido a pedir de boca.

Publicado enReportajes

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