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La Kermés: Sinverguenzas

Etiquetas como las que se suelen emplear en los artículos musicales son tan necesarias como peligrosas. A veces, más que guiar, pueden confundir. ¿Acaso el término “pop” no es tan válido para La Oreja de Van Gogh como para Belle and Sebastian? ¿Si a una canción heavy le metemos una darbuka, es eso “étnico”?

Por eso, la luz roja se enciende cuando el término “mestizaje“ se cuela en la entrevista realizada a los chicos de la formación musical La Kermés. “Ruso” (cuyo nombre original seguirá siendo un misterio para nosotros) y Andrés Belmonte, antiguos integrantes de la banda Hechos contra El Decoro y capitanes ahora de este grupo con sede en Madrid, saltan como un resorte al escuchar la palabra: “Nos desagrada profundamente la cuestión del mestizaje. Como tantas otras, es una palabra vaciada de contenido. Una marca más que un significado”.

Suyo podía haber sido el ejemplo más certero de estas cuestiones de la libre mezcla estilística. El primer disco de La Kermés (“La Kermés”, Malandros 2006), contiene scratches, ritmos afrancesados, aires latinos, golpeos de patio aflamencado, saltos ska, mucho fraseado hip-hop y un ambiente de ciudad abierta a las razas.

Sin olvidar que en sus canciones se oyen hasta ¡8! Idiomas. “Nunca hemos tenido prejuicios a la hora de poner en común cosas diferentes y siempre hemos estado abiertos a conocer cosas lejanas. Lo arrabalero nos gusta, nos sentimos a gusto ahí”.

Unos temas cuyas letras abordan la denuncia desde el lado festivo y constructivo. “La fiesta es un elemento esencial para la vida de los de abajo y una herramienta fundamental para la resistencia. En nuestras canciones hablamos de las cosas que vivimos. A veces toca amor, otras rabia. Pero nos gusta más enunciar que denunciar, contribuir modestamente en la creación de otras realidades posibles”.

Los aires festivos musicales y vocales se cuelan hasta el origen del nombre. “Kermés se llamaba en el Madrid castizo a la experiencia de la fiesta vivida sin mediaciones y sin permiso a través de la ocupación del espacio público. Lamentablemente eso se ha perdido, aunque gracias a las personas emigrantes se está recuperando poco a poco. Tenemos en mente diferentes formas de directo, unas más convencionales que otras, pero en todas intentaremos recrear ese espíritu festivo”.

Visto así, parece que ya no sabemos divertirnos, que antes había más libertades e ingenuidades ocurrentes. ”Claro que sabemos divertirnos. La cuestión es ser protagonistas de la diversión y no delegar en la industria del divertimento su sentido. Hay combatir la comercialización del ocio”.

El disco tiene, más allá de festivas tonadas y letras contestonas, una licencia de edición Creative Commons: Este disco se puede copiar libremente sin que a uno se le quede cara de piratón. ”Exacto. Uno de los efectos inmediatos de la licencia Creative Commons es el permitir las descargas de los nuestros temas. Consentimo el libre uso e intercambio de nuestra música siempre que sea sin ánimo de lucro. Para nosotros supone una forma de experimentación, de abrir puertas y buscar nuevos caminos en la distribución y comercialización de nuestra música”. A nivel práctico no hay diferencias para el oyente. Sigue acercándose a la tienda a comprarlo. O a casa del amiguete, que ahora se puede.

Concebido entre París y Madrid, este CD se ha grabado alrededor de la trinidad Metak: Kaki Arkarazo lo pule en los Estudios Garate y Fermin Muguruza colabora (en el disco también lo hacen Amparanoia y 8 músicos más) poniendo su voz al tema “Musikaz Aldatu”, mientras gente de la antigua casa discográfica irundarra colabora en la gestión de Malandros, el sello que se encarga de las producciones y conciertos de La Kermés. “Metak, y antes Esan Ozenki, nos ha demostrado que no solamente es posible rebelarse contra comercialización voraz de la música, sino que además vale la pena”.

Es normal que “Ruso” opine eso. Él es uno de los pilotos de la nave (¿contra?) cultural Ladinamo, cuyas certeras cartas hemos reproducido más de una vez en el Dvorame. Pasarse por su web (ladinamo.org) es descubrir heterogéneas actuaciones, presentaciones de fanzines de papel u obras de teatro realmente diferentes. “Ladinamo sobrevive en Madrid, un entorno hostil desde el punto de vista institucional. La revista sigue saliendo y el café está abierto tofos los días en el corazón de la ciudad para todo aquel que quiera tomarse algo o acercarse al proyecto. Seguimos vivos y eso nos enorgullece”.

Publicado enEntrevistas

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