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Afrika: Con K de Euskera

lausuramos la barraca festiva de nuestro pequeño “tour” urbanita y musical de Semana Grande con la visita al concierto de Afrika en la zona de Reyes Católicos. Un escenario que, salvo este cierre y los conciertos relacionados con el concurso Pop-rock de bandas noveles guipuzcoanas, ha estado dedicado a sones sabrosones, contagiosos, latinos, algo carnales y totalmente revitalizantes.

Quizás por eso los inmigrantes, justamente homenajeados en nuestro período de festejos, se dejaron caer por la zona la noche del pasado sábado. Buscando algo de “meneito” con sus “aseres”, “guayando” con su “corillo”. Y es cuando caemos en la cuenta, un año más, que vivimos en una Europa de dos velocidades, tal y como promulgaban esos políticos transnacionales.

Los de origen foráneo, principalmente latinos y negros, la tienen larga (hablamos de velocidades). A nada que escuchen música, ya sea un ritmo cálido o la sintonía del noticiario, se sueltan los músculos y las caderas comienzan a agitarse, tomando más posturas que un cubo de Rubik. Sí, claro que habla la envidia…

Porque los locales, en términos de presteza danzarina, seguimos defendiendo la marcha corta. Con pequeños arrebatos, seudo-posesión de vudú, y ligeros estiramientos corporales, como si estuviéramos calentando para una partida de dominó. Se hacen a la idea, ¿no?

Y eso que los ritmos de la cantante bilbaína Afrika invitaban al contoneo desde el primer envite. La bilbaína luce negra en color y sonido. Ahora no se me rajen las vestiduras por ver a una chica de tez oscura cantando como un primor en vasco. Vamos, hombre, si superaron el hecho de ver a JR Ewing (de la teleserie “Dallas”) hablando en nuestro idioma.

La bella y joven dama eligió el euskera, en formas vizcaínas, para expresar sus sentimientos, alegrías, amores y penas. Términos como “dot”, “deritxot” y “amodixo” poblaban unas composiciones que tienen su fuente principal en los sonidos r&b que llegan desde tierras norteamericanas. Esas melodías suaves que popularizan chicas de caderas agitadas, ropas ligeritas y formas raperas. También hubo detalles de estilos hermanos como el hip-hop o el reggae y ramalazos de chill-out ibicenco.

Afrika se plantó en su cita donostiarra con numerosa compañía sobre el escenario. Un teclista, un bajista, un saxofonista, un par de voces de acompañamiento, un muy presente batería y un DJ (que se encargó de amenizar el arranque del concierto en solitario) acompañaban las tonadas de la joven vizcaína, cuyo disco de debut tiene el expresivo nombre de “Entzun” y ha sido editado por la casa irundarra Metak.

La banda se mostró perfecta en ejecución. La maestra de ceremonias euskaldunberri nos agradaba con una voz tan sugerente y cristalina como llena de potencia, mientras parecía demostrar la teoría de que el tema del baile tiene que ver con los genes (que manera de moverse sobre el escenario…).

El concierto fue animándose en potencia y contundencia, dejando para el cierre del mismo esa ardorosa canción que la protagonista del evento grabó para la edición número 14 de la Korrika. Su propuesta sonó fresca y contagiosa, demostrando que en lo musical aún se puede innovar con el idioma de Aitor como base.

Publicado enCríticas de conciertosReportajes

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