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The Long Winters: Americanos…

Grupos : Homeless Elements, The Long Winters
Lugar: Sala Gazteszena. Donostia
Día: 6/05/2004
Asistencia: unas 250 personas

…os saludamos con alegría. Como diría el mítico Pepe Isbert y su comitiva en aquél histórico film. Porque siempre gozamos con las muestras americanas de ese rock que, en términos de popularidad, puede estar entre Bruce Springsteen y Velvet Crush, por citar dos ejemplos.

Tendrán muchas cosas criticables los habitantes de aquellos parajes, como la sordera que demuestran en los bares de nuestra ciudad (lo cual les obliga a subir el potenciómetro vocal hasta límites de lírica operística), pero en cuestiones musicales y sonoras nos siguen sacando un trecho en algunas materias.

Ejemplo de lo visto ayer en el concierto de The Long Winters en una sala Gazteszena con un cuarto de millar de ocupantes: El bajista afirma por el micrófono que no oye ni castaña del resto de instrumentos. Y para ajustarse el sonido, los chicos se improvisan un blues, distrayendo al personal mientras el tipo de la mesa de sonido le reubica los monitores. Eso son tablas, y lo demás machihembrado barato.

Se presentaba la banda de Seattle en el formato trío con el que suelen girar últimamente. Bajo, guitarra y batería que, en tus manos o en las mías, conseguiría sonar cual banda de instituto en celebración colegial. En las suyas, en cambio, lograba implementar los estándares norteamericanos, sin hacer nada especial, con una simplicidad envidiable. Una guitarra ligeramente sucia en sonido, cuatro cuerdas con fuerte presencia y una batería algo simple pero efectiva en sus labores.

Bajo estas premisas arrancó el concierto, tras las labores aperturistas de los locales Homeless Elements y su rock ochentero de chupa ajada. La banda foránea concentró en su primera parte las canciones más contagiosas de su segundo disco “When I pretend to fall”. Arrancaron con “Stupid”, siguieron con ”Shapes” y ese contagioso estribillo que les acerca a los inmortales REM, consiguieron colar con elegancia el “Cinnamon girl” de Neil Young en su propia composición “Cinnamon”.

Bueno, eso de las composiciones propias es una forma de hablar, porque a las primeras de cambio nos venía a la mente alguna melodía ya conocida. The Long Winters sonarán bien, pero a nivel compositivo tampoco abren nuevas vías. Son, con todos los respetos y sin ánimo de desmerecer, una banda más en aquellos poblados mundos musicales. Que no es poco.

Más destajista que aperturista, el concierto nos demostró que la banda en estudio nos gusta más que en directo. Echamos en falta (sobre todo en momentos tan soul como “Scared Straight”) que la formación no se haya traído un cuadro más amplio, con un teclista de apoyo que ejecute los plurales arreglos del disco.

En la segunda mitad del concierto, The Long Winters quiso centrarse en su labor de entertainment, con simpáticas pero interminables charlas con el público. Lo cual convirtió la hora y diez de concierto en apenas 40 minutos de aporreo de instrumentos.

En lo musical, se dejaron en el tintero muchos buenos minutos de su último disco y homenajearon a los Beatles de forma enérgica. Recuperaron también algunos momentos de un primer CD sin distribución por estas tierras, demostrando que el presente no siempre es peor que el pasado.

Publicado enCríticas de conciertos

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