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Mes: mayo 2004

Exposición «Desafinado»: Los mil trazos de las melodías

Esta tarde se inaugura en la galería donostiarra Drum la exposición “Desafinado”, uno de los últimos ejemplos de la comunión casi natural entre lo sonoro y lo visual. Cinco diseñadores gráficos ubicados en donostialdea presentan sus trabajos más personales, creados alrededor de esa pasión común que rodea sus vidas: la música. Ese arte armonioso que Ainara LeGardon atacará en acústico en la inauguración y el Drum Team DJs hará girar en la fiesta posterior.

Empezamos hablando con Javier López Altuna, coordinador de esta muestra y artista incluido en la colección, sobre esos mundos tan cercanos. “La relación entre grafismo y música se muestra muy clara en los discos. La idea de “desafinado” nace como consecuencia lógica de nuestro interés por estos dos ámbitos. No hay que olvidar que nosotros vendemos discos arriba y exponemos arte abajo”.

Le acompañarán nombres de diligente afán creativo: Iker Spozio, Jose Luis Lanzagorta, Jose Antonio Iglesias “Blami” y David Navascués. Algunos les sonarán más que otros, dada la repercusión mediática con la que pueden contar Navascués (creador los últimos dos años de las iconografías del Jazzaldia) o Blami (DJ e inquieto autor que dirige el arte de Loreak Mendian).

Quien investigue más a fondo descubrirá a un antiguo dueño de una casa de discos indie e ilustrador de portadas para sellos discográficos como Rough Trade (Iker Spozio) y a un músico que va camino de convertir su amor por las armonías en su modo de vida, ya sea como ejecutante en La Buena Vida o como diseñador de inspirados carteles de clara ascendencia pop (Lanzagorta).

La exquisita canción de Jobim, esa melodía que suena todos los jueves de verano en el carillón de la ciudad holandesa de Middelburg, da nombre a una recopilación de trabajos donde la creatividad se deshace de los habituales corsés laborales. “Aquí los artistas pueden enfocar la relación grafismo / música de un modo totalmente libre y hacer propuestas que se salgan del terreno acotado por el mercado en los encargos convencionales”.

Blami apuesta por un misterio que se salta a la torera las leyes físicas. “Presento un total de 300 obras en esta muestra”. El lasartearra es un habitual de estos mundos expositores. Sus ramalazos artísticos abarcan desde el pop hasta las representaciones pictóricas más irónicas, conjugando la simplicidad de los trazos con el exacerbado detalle de sus obras materialmente más amplias. Una de esas obras extensas le tiene especialmente orgulloso últimamente. “En una nueva tienda de Loreak Mendian en Australia se ha realizado un mural con un dibujo mío. Y ha quedado precioso”.

El Italo-donostiarra Spozio plasma en esta exhibición colectiva sus obras inspiradas por los vaporosos Flying Saucer Attack y el inclasificable Screamin’ Jay Hawkins. Este diseñador demuestra vivir la música en un sentido tan íntimo como vital. “Supongo que la música es, entre todas las artes, la que más fuerza tiene a nivel emocional. Orfeo podía hacer que hasta las piedras lloraran, ¿no?”.

Antes de asentarse en Donostia, Spozio montó su propia discográfica, See-Through Records. Ahora mata el gusanillo como miembro del Drum Team DJ. Sin olvidar su participación como ilustrador en asentados proyectos foráneos como The Ptolemaic Terrascope, “ una revista inglesa de gran prestigio en el ámbito de la sicodelia, el folk y la música sixties”.

Lanzagorta presenta en esta exposición “desafinada” una selección de trabajos realizados y publicados. A lo largo de estos últimos años ha ido moldeando sus ideas más personales. “Mi trabajo siempre ha estado basado en una relación comercial con un cliente. Ahora me interesa buscar vías de expresión más «artísticas», más ligadas a la propia expresión plástica”.

Este creativo palentino siempre supo que el diseño gráfico y la música guiarían su vida. “Me encerraba en mi habitación con unos rotuladores, el letraset, ponía un disco (de vinilo, por supuesto) y llenaba folios con bocetos de carteles de música pop”. El C.A.T. y nuestro internacional Jazzaldia ya le han tenido como creador de su imaginería.

Su relevo en la iconografía festivalera parece haberlo tomado David Navascués. Suyos son el piano del año pasado y el guitarrista de jazz que ahora identifica a nuestro Festival Internacional de Jazz. “El Jazzaldia me ha servido para poder hacer carteles de jazz, que es mi tema preferido”. Dicho tema sigue presente en los 35 pequeños cuadros que expondrá. De creación exclusiva para esta muestra, las  láminas relacionan dibujos abstractos con nombres de músicos cercanos al free jazz.

Artista de proyección internacional (“Acabo de terminar una serie de ilustraciones para la revista New Yorker”), Navascués se deja inspirar por generaciones pasadas. “Me parecen muchísimo mas interesantes las cosas que se hacían en los años 60 y 70”.

Y por último, pero no menos importante, abordamos al coordinador Javi López Altuna en su faceta artística. Su imaginación siempre discurre por mundos de músicas giratorias. “Yo he basado mi intervención en la pura ficción. Imaginaba que montábamos un local de música negra en Donostia (“Dark”). En la exposición está el cartel de la sala con la programación de Septiembre del 2006. Quizás para entonces no sea una quimera”.

En su espacio expositor también se podrá disfrutar de su pieza de cartón rizado dedicada a Sambola, icono de esa música brasileña que tanto adora nuestro Lopez Altuna. Él, como el resto de los participantes, tendrá su pequeño espacio en la presentación de esta tarde para pinchar en Drum sus tonadas preferida.

Porque, no lo olviden, a ellos la música es lo que les pone las pilas. Como dice Lanzagorta “Creo que la música es el arte que más “empapa”, el que más emociona y el que más te empuja para hacer cosas”.

Ertz: Prima-Bera Sound

Menuda quincena nos han preparado los artistas navarros de Ertz, la asociación musical afincada en Bera que trata de acercar al gran público lo que ellos acertadamente denominan “otras músicas”.

El tour de estas melodías diferentes empieza este fin de semana en Lesaka, con la presentación de “Berandu / Destiempo”, disco-libro que sirve de oficioso recopilatorio de las artes presentes en esta ágil zona navarra. Proyecciones, exposiciones y conciertos forman el núcleo de las actividades previstas desde hoy hasta el domingo 23 de Mayo.

Ertz también colabora con el Audiolab de Arteleku en el Guitar Workshop que cuatro destacados investigadores de la escena experimental internacional ofrecerán entre el 1 y el 3 de Junio en el centro de arte moderno situado en el barrio donostiarra de Loiola.

Y el fin de esta “Grand Boucle” vendrá representado por el Ertz Festival. En su quinta edición, a celebrarse los días 4 y 5 de Junio en Bera, consigue ampliar el número y la categoría de sus actuantes. Cazamos a Xabier Erkizia, nexo común de las actividades descritas, para que detalle los diferentes eventos previstos para esta activa quincena.

“Berandu”, el proyecto-libro elaborado por artistas navarros, guipuzcoanos y catalanes, junta a 11 músicos y 11 fotógrafos en torno a un objeto que trata de lanzar un pequeño grito de alerta sobre la sociedad actual. “La idea nace de una reflexión respecto al tiempo en que vivimos y sobre cómo asimilamos ese concepto. Parece que no hay nada más preciado que el tiempo. Bueno, sí, el dinero…”.

Textos abiertos a cualquier comprensión, sonidos de creación minimal y a contracorriente, imágenes tan evocadoras como informales… Su realidad parece ir un par de pasitos por delante de la nuestra. En Bera se respiran otros aires musicales. “Este proyecto trabaja muchos aspectos diferentes. Entre ellos está la realidad artística de Bera. Puede que vayamos un pasito por delante, aunque a nosotros muchas veces nos parezca que vamos a destiempo..”.

The Long Winters: Americanos…

Grupos : Homeless Elements, The Long Winters
Lugar: Sala Gazteszena. Donostia
Día: 6/05/2004
Asistencia: unas 250 personas

…os saludamos con alegría. Como diría el mítico Pepe Isbert y su comitiva en aquél histórico film. Porque siempre gozamos con las muestras americanas de ese rock que, en términos de popularidad, puede estar entre Bruce Springsteen y Velvet Crush, por citar dos ejemplos.

Tendrán muchas cosas criticables los habitantes de aquellos parajes, como la sordera que demuestran en los bares de nuestra ciudad (lo cual les obliga a subir el potenciómetro vocal hasta límites de lírica operística), pero en cuestiones musicales y sonoras nos siguen sacando un trecho en algunas materias.

Ejemplo de lo visto ayer en el concierto de The Long Winters en una sala Gazteszena con un cuarto de millar de ocupantes: El bajista afirma por el micrófono que no oye ni castaña del resto de instrumentos. Y para ajustarse el sonido, los chicos se improvisan un blues, distrayendo al personal mientras el tipo de la mesa de sonido le reubica los monitores. Eso son tablas, y lo demás machihembrado barato.

Se presentaba la banda de Seattle en el formato trío con el que suelen girar últimamente. Bajo, guitarra y batería que, en tus manos o en las mías, conseguiría sonar cual banda de instituto en celebración colegial. En las suyas, en cambio, lograba implementar los estándares norteamericanos, sin hacer nada especial, con una simplicidad envidiable. Una guitarra ligeramente sucia en sonido, cuatro cuerdas con fuerte presencia y una batería algo simple pero efectiva en sus labores.

Bajo estas premisas arrancó el concierto, tras las labores aperturistas de los locales Homeless Elements y su rock ochentero de chupa ajada. La banda foránea concentró en su primera parte las canciones más contagiosas de su segundo disco “When I pretend to fall”. Arrancaron con “Stupid”, siguieron con ”Shapes” y ese contagioso estribillo que les acerca a los inmortales REM, consiguieron colar con elegancia el “Cinnamon girl” de Neil Young en su propia composición “Cinnamon”.

Bueno, eso de las composiciones propias es una forma de hablar, porque a las primeras de cambio nos venía a la mente alguna melodía ya conocida. The Long Winters sonarán bien, pero a nivel compositivo tampoco abren nuevas vías. Son, con todos los respetos y sin ánimo de desmerecer, una banda más en aquellos poblados mundos musicales. Que no es poco.

Más destajista que aperturista, el concierto nos demostró que la banda en estudio nos gusta más que en directo. Echamos en falta (sobre todo en momentos tan soul como “Scared Straight”) que la formación no se haya traído un cuadro más amplio, con un teclista de apoyo que ejecute los plurales arreglos del disco.

En la segunda mitad del concierto, The Long Winters quiso centrarse en su labor de entertainment, con simpáticas pero interminables charlas con el público. Lo cual convirtió la hora y diez de concierto en apenas 40 minutos de aporreo de instrumentos.

En lo musical, se dejaron en el tintero muchos buenos minutos de su último disco y homenajearon a los Beatles de forma enérgica. Recuperaron también algunos momentos de un primer CD sin distribución por estas tierras, demostrando que el presente no siempre es peor que el pasado.

Bad F-Line: Rabias digitales

No todas las aleaciones musicales tienen que ser contraproducentes para la cultura musical. Vale que de Chuck Berry quede poco ya en las formaciones rockeras actuales más relevantes. Y que el folk y el pop se solapan con fluidez, sobre todo en formaciones transatlánticas. Por no hablar de la música de baile y su afán tragón: reggae, soul…

Así que no debería extrañarnos tampoco que el punk, ese estilo fiero, acelerado y sucio, se pueda elaborar con máquinas. Los arrasatearras Bad F-Line llevan años haciéndolo, y cada vez les sale mejor.

Su último y matizado ejemplo presenta el oficioso nombre de “Gris-plata” (Oihuka, 2004) por su amor a colorear los CDs. “Ninguno de nuestros trabajos tiene título” afirma Iñaki, encargado de los ritmos, muestras, secuencias y arreglos en este cuarteto guipuzcoano. “Siempre hemos querido que el color de la portada sea lo que los identifique. La idea se nos ocurrió con nuestro primer Mini CD, pensando que sacaríamos como mucho un disco más. Y que con un par de colores se acabaría la historia. Con la tontería llevamos 5 discos sin título y la cosa se empieza a complicar…”.