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Bad F-Line: Rabias digitales

No todas las aleaciones musicales tienen que ser contraproducentes para la cultura musical. Vale que de Chuck Berry quede poco ya en las formaciones rockeras actuales más relevantes. Y que el folk y el pop se solapan con fluidez, sobre todo en formaciones transatlánticas. Por no hablar de la música de baile y su afán tragón: reggae, soul…

Así que no debería extrañarnos tampoco que el punk, ese estilo fiero, acelerado y sucio, se pueda elaborar con máquinas. Los arrasatearras Bad F-Line llevan años haciéndolo, y cada vez les sale mejor.

Su último y matizado ejemplo presenta el oficioso nombre de “Gris-plata” (Oihuka, 2004) por su amor a colorear los CDs. “Ninguno de nuestros trabajos tiene título” afirma Iñaki, encargado de los ritmos, muestras, secuencias y arreglos en este cuarteto guipuzcoano. “Siempre hemos querido que el color de la portada sea lo que los identifique. La idea se nos ocurrió con nuestro primer Mini CD, pensando que sacaríamos como mucho un disco más. Y que con un par de colores se acabaría la historia. Con la tontería llevamos 5 discos sin título y la cosa se empieza a complicar…”.

Gris-Plata es una sugerente epopeya post industrial con canciones propias y “manipulaciones” que otros creadores han realizado de antiguas canciones de Bad F-Line. El disco podía haberse llamado “Dildo” por muchas razones. Por la canción de Rammstein de idéntico nombre que recrean en ésta última entrega. O por sus globalizadoras connotaciones sexuales, reforzadas por una portada de corte difuso y ligeramente andrógino.

Olvídense de los metrosexuales y resto de etiquetas chorras. Bad F-Line tiende a romper los sellos. “La canción “Dildo” es un pequeño homenaje al movimiento “Queers”, que lucha contra cualquier tipo de norma sexual. Toda identificación sexual que se haga, ya sea homosexual o heterosexual, genera exclusión, por lo que no estamos de acuerdo. Como dice la letra de la canción, «Ni Norma ni Hetero ni orgulloso ni Gay»”. Pero no todo es sexo. En el resto de cuestiones sociales abordadas en este contestatario trabajo discográfico, las letras se siguen mostrando un pasito más allá de lo políticamente correcto.

Tras la aventura madrileña, parece que fue sencillo decantarse por la casa vasca Oihuka para este quinto trabajo recién publicado. ”Realmente nos producía cierto morbo sacar un disco con ellos y más viendo el interés que ellos tenían en nuestro disco. Nos lo han puesto muy fácil. Además era muy importante el no tener que hacer 500km para ir a discutir con la compañía. ¿Alguien pide más en plena crisis discográfica?”

Sorprende la mala baba que se puede sacar de un Cubase y un viejo Sound Designer instalados en un Apple. Sonidos afilados con colchón digital, furias guitarreras acompañadas de letras insanas. Ponemos un par de nombres sobre la mesa, Ministry y Front 242, buscando delimitar los sonidos electrónicos, guerreros y contundentes que puedan situar a Bad F-Line.

Intentamos ubicarles en la música industrial que floreció en los años 90. Sus palabras reafirman nuestras ideas. ”Admiramos a KMFDM o Atari Teenage Riot. También nos gustan Front Line Assembly, Young God, Chemlab, The Clash, RIP… Tenemos buen apetito y comemos de todo. Bueno, nos siguen sin gustar los DJ´s”

Quizás por ese desamor a los giratuttos hayan decidido que sean otros autores transgresores los que manipulen viejos temas suyos para esta nueva entrega discográfica.

El siempre inquieto Tsezne, Jose “El Desván del Macho” o Geiger son algunos de los invitados que pasan de rosca (con acertados resultados) composiciones ya de por sí extremistas. ”Son personajes que nosotros admiramos. Y al ser diferentes entre sí hemos conseguido que haya variedad entre las canciones. Estamos muy contentos con el resultado.“

Publicado enEntrevistas

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