El Dock Of The Bay y sus anuncios

Festival de cine Documental Musical Dock of the Bay 2022 from Dock of the Bay on Vimeo.

Ayer hubo labores extradockeras, y no pudimos pisar salas para ver gloriosos films. Así que llenaremos nuestro espacio con esas películas breves que vemos antes de cada pase, los anuncios. Una categoría muy respetada en el Dock desde siempre, y que ha pasado del gamberreo a la elegancia sin solución de vuelta.

Partiendo de la base de que nada, absolutamente nada, superará el anuncio de GESCOM con la música de Modern Talking, un concepto que se hizo hasta físico y palpable en formato anuncio vertical y que hacía que cada proyección, cada emisión, acabara en algarada y jaleo, procedemos a repasar los de la edición 2022.

EL DEL FESTIVAL. Nada que tenga a los Primo detrás y a Ignacio Bilbao a un lado puede ser malo. Ni un anuncio ni una sangría ni cambiar una rueda de coche. Dinámico, fresco, jugando con los elementos del cartel y promocionando el concepto frente al autor (esas caras tapadas, ese funk que funciona hasta debajo del agua…). Mantiene el buen tipo de pasadas ediciones, y saca pecho en cuestiones de elegancia y distinción. Tu te vas a Sundance con esto y te acomodan la silla.

SADE: otro que tal baila. Angel Aldarondo (flores, vinos y aplausos siempre por cosas como esta) concreta, estiliza y da esplendor con una música seleccionada para fans irredentos. Cortito, directo y a la encía, que dirían los punk de los ochenta. Y hablando de los ochenta….

DIPUTACIÓN DE GIPUZKOA. Estética eighties, esa moda que volvió durante 4 meses hace 3 años. Se ha quedado viejo, y raya lo cutre por el simple paso del tiempo. “Ha envejecido mal”, que dicen los cinéfilos. Mucho “chichiuh” pero poco lerele. Mejoraría si pusieran a Imanol Murua en plan Tron.

KUTXA KULTUR FUNDAZIOA. Otro buen ejercicio de gusto y sencillez. Patrones limpios, blanco y negro, repasando todos los apoyos culturales que tiene en su programa: que si corte, que si confección, que si música. Ayudando a enfocar los proyectos con ese punto de vista óptico. Es breve y se hace breve. Bien.

DONOSTIA KULTURA: Fusiona sus programas propios, la imagen Instagram que quiere dar la ciudad y los toques turísticos. Vivo y vivaracho, te vale para el Dock, Fitur, la máquina herramienta y el Congreso de funerarias cuquis. Como vea una imagen más de alguien de espaldas andando y ofreciendo la mano al acompañante quemo el bulevar conmigo dentro.

KELER: No recuerdo el de este año ni si hay este año ni qué año es este. Que es lo que pasa al día siguiente cuando te tomas dos Keler.

OKAKO. Montaje raudo, fotos partidas, habitaciones de hotel que no consiguen parecer grandes ni así ni asau. Imposible no cantar “okako ya está en rebajas, okako ya está en rebajas”, reciclando a Tatano, cuando se proyecta.

DIEGO BESNÉ Ha hecho bien en dejar de lado aquél concierto callejero. Ahora rezuma estilo, es un anuncio mucho mejor diseñado, sencillo y directo, con el saber estar de un conde y una cena de picoteo en un palacio.

SUPER AMARA: lo mejor para el final. Un WHAT DE FAK de libro. Eroski se ha infiltrado en la empresa que decide el anuncio, o han sorteado la creatividad entre sus trabajadores. Sino no se entiende esa amalgama de ideas, conceptos, mezclas imposibles e incomprensibles que quieren transmitir. Imágenes de Woodstock y un señoro rentista paseante de La Concha hablando en castellano. Parece que le faltan 5 segundos, dos vueltas o alguien en la cadena de decisiones que diga «pero qué hostias es esto». El salto entre el rock y el súper es sencillamente inaudito. Ya el año pasado jugaron con cerillas con el repartidor de Just Eat que sabía tocar guay la guitarra, en un indirecto mensaje de que la música no da para vivir de ella. Pero lo de 2022 es un pequeño bochorno que, al menos en mi pase, sacó más de una y más de 4 risotadas nerviosas entre el público. Casi mejor Mañero con una camiseta de Iron Maiden y poniendo cuernos. O una oferta de yogures a 6 euros. Eso sí que es heavy.