Diferentes formas de amar a los Love

La versión: La selección de canciones ajenas que una banda recopila para su repertorio habla de sus gustos. Temas que intentan hablar de la música que te inspira, no de la que realmente haces. Si ambas llegan al mismo punto podemos hablar de robo.

A todos nos gusta y nos sorprende que en un concierto toquen una canción de los Love, y eso le suma un puntito siempre a la valoración final aunque los intérpretes sean los músicos que animan la fiesta de fin de curso.

La Inspiración: Significa integrar la estructura o la progresión de acordes de una canción añeja en la idiosincrasia propia, haciendo que en tu mente salte un resorte que te chive eso de «leches, si parece una de los love, mira, fijate«. Es muy complicado de hacer bien. Pero los hay que lo consiguen.

Y los hay que no, convirtiendo inspiración en hurto grosero para consumo de gentes poco instruídas (ejemplo de otro estilo)

La mención: Peligroso mundo. No hay más que ver el «Marquee moon» de Amaral, una referencia que si hubieramos cambiado por «Can I Play With Madness» el mundo hubiera girado casi igual.

No se si por cariño, amateurismo, inmediatez o frescura inicial, el «Bar-Comedor» de La Buena Vida (gracias New Noise por el mp3)  no entra en esa categoría. Aunque se siga haciendo dificil imaginar la estampa playera sonora que los de Donostia cantan con un audio sicodélico, la cosa hace tilín.

Conjunto estilístico: Es el más subjetivo de todos. Sucede cuando escuchamos una formación actual y la encuadramos dentro de la gran etiqueta que englobaba los temas de los Love, que bien podía ser la denominada «folk sicodélico».

Como para unos la tierra es redonda y para otros oblonga, no habrá una ley universal que nos guie y nos diga si el parentesco es correcto o no, dejando al gusto del oyente las posibles conexiones y similitudes entre ambos sonidos.