Y tú, ¿estudias o terrazas?

Cuando llega el calor los chicos se enamoran, es la brisa y el sol Y LAS TERRAZAS. Llegan la época en la que nuestras queridas compañeras engordan, en su operación anti-bikini habitual y cada vez más expansiva. Baldosas realquiladas para el erario público. Alcantarilla de Hacienda por esos requiebros de horas, sueldos y fiestas que ejemplarizan los bares. Y gozo de turistas, locales que van de turistas (porque a ver quién paga rondas de 15 euros todos los días) y, mecachislamar, molestias para peatones y vecinos.

No se preocupe. Le presentamos los primeros capítulos de “Cómo mostrar su desaprobación ante las terrazas de su barrio – y no ser detenido en el intento-

1.- La música calma las fieras. ¿Está usted estresado?¿La vida le tiene en un sinvivir?¿y todo eso se acrecienta por los ruidos regalados de la gente piripi bajo su ventana o en su plaza? No sea egoísta y comparta sus inquietudes. Coja el instrumento que tenga más a mano, mucho mejor si no sabe tocarlo o no lo ha soplado nunca, y baje a la zona de mesas a ofrecer durante todo el tiempo que su cuerpo le pida y en riguroso directo la pronto famosa “Abertura Shummnizaers”, toda una elegía operística dedicada a un solo instrumento.

Si aún y todo tiene dudas ofrezcan su concierto sobre un banco público. Toda terraza, al menos en Donostia, circunvala, aprieta, ahoga y extorsiona uno de estos bancos con sus sillas y mesas. Pero usted, subido a uno de ellos, es invencible – e inviolable-. Avise por si acaso a sus vecinos, no vayan a ser ellos los que le denuncien.

2.- Candados del amor. Empezaron en los puentes de Paris, siguieron por Italia y hasta se vieron en la entrada al garbigune, que el amor no tiene forma ni color ni envase que no se pueda reciclar. Es hora de seguir la tendencia y hacerla KM0.

Pilla un candado, con o si cable, y baja a la calle. Acércate tras el cierre del horario comercial al lugar donde están todas las mesas y sillas apiladas en la rue y únete a la fiesta poniéndolo entre dos candados, entre dos sillas o entre silla y mesa, que el amor no entiende de clases ni sexos ni materiales.

Si por un momento piensas que te pueden denunciar piensa un poco: es imposible que te caiga una multa cuando lo que hacen ellos, dejar todo fuera del bar, en mitad de la calle, sin meterlo dentro del garito, es ya ilegal per se. “Si se compra una vaca será porque tiene un establo”, dijo la alcaldesa de A Coruña con muuuuucha razón. Lo tuyo solo es un reminder, duerme tranquilo.

3.- Palomas, palomitas, palometas… Si tiene usted la fortuna de que una de estas terrazas está justo bajo su ventana siempre puede sacudir las migas de pan, pelusas de la escoba, hebras de la toalla rota, tapones del tetrabrik gastado, cascaras de mandarinas, mandarinas enteras, cajas de mandarinas y camiones de mandarinas por la ventana. Hasta que llegue la “Basque Window Throw Shit Keler Astea”, que llegará, usted solo sigue los cánones del alimentador de palomas. Y como aquel, pues lo que hace es ilegal pero no perseguido.

4.- Palos de ciego. Que me perdonen los realmente afectados, pero no se me ocurre mejor idea que ponerse unas gafas de sol gordas, pillar un palo de escoba y atravesar de forma recta y rapidito, todos los días posibles, estas terrazas chocando contra la gente y echándoles la birra encima. Es muy importante que sea una birra, porque si es un cortado, que suelen tener tamaño de un dedal, el mal es ínfimo. Se recomienda llevar mono de trabajo, que se quedarán camisa y pantalón como en la Tomatina de Buñol.

5:- Dognostia San Sebastián. Ciudad friendly (para el visitante) y perra (para el local). En los paseos de buena mañana y buena noche quizás tenga la mala suerte un día, dos, sietemil, de que la deposición canina caiga justo en el espacio en el que durante el día se extiende una terraza. Sonría, silbe alegremente “La Marcha de San Sebastián”, dé una caja de galletas de premio al chucho para que le quede claro el tema y abandone con calma el lugar.

6. Zoonostia. Derivación y mejora del anterior. Pille cacahuetes y almendras saladas y vaya a la calle Easo. Pase andando a su vera y tíreles comida. Enjaulados como están son muy agradecidos ante la atención mostrada. Ojo, que como todos los pintxos valen dinero suelen estar caninos y muerden la mano ante el menor regalito. Pida permiso para las fotos, que los primates se ponen muy nerviosos ante el flash por muy acostumbrados que parezcan a que un autobús les pase pitando la oreja.

7.- Prácticas del Donostia International Physics Center ¿Qué es eso, el nuevo gimnasio privado pagado con dinero público que nos va a poner en el mapa de ciudades atléticas? No sea bruto ni pueblerino, hombre. El centro que “promociona la investigación científica en el campo de la Física básica y aplicada en ámbitos de interés para la sociedad vasca” puede ofrecer prácticas a sus alumnos. Ejercicios sencillos que puedan practicar de camino a casa para que no se les atrofie el paseo. Van dos ejemplos cuyo resultado debe hacer llegar todos los estamentos implicados – el Sirimiri el primero, por supuesto-:

  • Si el permiso especial por emergencia sanitaria acabó el 25 de febrero y es 25 de junio y toda esta fiesta de hierros y plásticos y cerramientos ilegales, separadores gigantes, cortavientos dignos de Don Quijote y toldos añadidos sigue extendida en las calles y aniquila todas las aceras y nos manda a caminar bajo la cornisa en una acera recién renovada de 9 metros de ancho… ¿De cuánto debería ser y nunca será la multa por haberlo dejado todo desparramado de forma ilegal?
  • Si el permiso especial por emergencia sanitaria acabó el 25 de febrero y fue de un diez por cierto por empresa, coja un bote de pintura e indique con su brocha del tamaño del brazo de Rafa Nadal sobre ellas qué mesas debían haberse quitado de la calle ya aquel día. Mejor con una X, por si el dato debe aprovecharse con una foto aérea. O juegue al 400 en raya con sus compañeros de clase mirando google maps dentro de unos días. Gamificación, lo llaman.