Something´s burning

Se hacía extraño que un grupo como Stone Roses no contara con una película sobre su vida, obra y milagros. “Made of Stone”, emitida el pasado domingo como cierre del Dock Of The Bay, venía a cubrir el hueco fílmico de “la banda más grande del mundo”, título que cada semana otorgaba el NME y que, con cierto acierto, este cuarteto macuniano mantuvo durante más de un año gracias a su debut.

El guión se centra en la gira de reunión del 2012, la que acabó con dos conciertos para 75000 personas/día en su Manchester natal. Y suena lo que tiene que sonar. Apuntando a la dina de la nostalgia. Ninguna referencia al segundo disco, ni a la hora de mencionar la lista de temas. Y la poca mención sonora que hay a esos pasajes Led Zeppelianos, la parte extendida sonora de “Fool´s Gold”, es una cagada de tomo y lomo.

Todo en la peli va más o menos bien hasta el incidente de Amsterdam, que corta abruptamente la línea de emociones para no levantarse más. Desde ese momento, quien sabe si falto de colaboración con los protas, parece haber cierta urgencia en acabar como sea. Y ese “como sea” es un poco cutre, con un anticlimax sonoro. Una pena, porque la obra dirigida por el fan Shane Meadows corría alegre cuando todo eran sonrisas y canciones maravillosas.

Antes habíamos disfrutado de “Beware of Mr Baker”, el repaso a la vida de Ginger Baker, fantástico batería y aún mejor jugador de “tierra quemada”. Una vida intensa y compulsiva, con pegadas en Cream, colaboraciones con Fela Kuti, viajes por el mundo huyendo de su propia vida, partidos de polo y destrozos familiares. El muy hijoputa tenía tanto arte en las baquetas como falta del mismo en los aspectos humanos más relacionales. Un virtuoso con gusto por los extremos mamporreros, ya sea sobre timbales o narices de directores de películas.