Lentejuela y Sur

El sur, esta vez español, y Lou Reed con su Velvet Underground siguen estando muy presentes en esta edición del Dock. La sesión doble del viernes fue triple por la proyección simultánea de la película ‘The Sacred Triangle: Bowie, Iggy & Lou 1971-1973’. Debido a la alta demanda de entradas la organización dispuso de otra sala y aun así quedaron muchas melómanas almas en pena por la calle.

Había mucha expectación por ver qué podía dar de sí un ambicioso documental que reúne a tres monstruos del rock durante tres convulsos años. La película resultó ser una muy didáctica, profusa y poco amena tesis sobre la singular relación entablada entre los tres. Muy centrada en la creación (o prefabricación) de la estrella de David Bowie, muestra cómo éste dio cobijo bajo sus alas de purpurina a los otros dos en sus momentos más bajos, ya descabalgados del rock y montados en el jaco.

La cantidad de información vertida logra que la historia de ese triángulo cuadre perfectamente, pero por momentos esa alineación estelar parece algo forzada y sobre alguna grieta se atisba la necesidad de justificar in extremis la naturaleza del propio documental. Así pueden surgir dudas sobre quién sostuvo un mayor influjo sobre los demás, qué copiaba a quién, y si realmente Bowie fue tan determinante en la carrera de Lou e Iggy. Parece que el director era consciente de este hecho, pues guarda para el final el mejor plano del documental con su mejor personaje: la exmujer de Bowie desmintiendo categóricamente que existiese ninguna ligazón entre los tres, risa irónico-alienada final incluida.

Por suerte ‘Quiero tener una ferretería en Andalucía’ funcionó como el complemento perfecto por su gran dosis de humor andaluz y buenrollito permanente, llegando a arrancar sonrisas incluso conn la narración de la muerte de Joe Strummer en boca del Mad Doc del pueblo. El documental es un vasto -en fondo y forma- anecdotario de los recuerdos de las gentes que convivieron con él durante sus constantes visitas a tierras andaluzas.

Divertido, entrañable y por momentos brillante en sus hallazgos, el único ‘pero’ es la falta de más documentos gráficos -de archivo o no- que ayuden a ilustrar mejor los pasajes de tanto entrevistado. Cuesta entender que no incluya unos pocos fotogramas del lisérgico spaguetti western que rodó en Almería. A pesar de la manifiesta falta de medios, la película es un caramelito para los fans de Strummer y para todo aquel que quiera conocer el lado más amable del eterno cabreado. El documental conquista con su alarde  de humildad, la de sus personajes y la de sus creadores, y hasta pude escuchar alguna risa sonora de Fermín Muguruza durante la proyección.

AUTOR: ANGEL ALDARONDO