Ama, y ensancha el alma

Hay muchas cosas buenas de AMA que las sabéis pero que no habéis reparado mucho en ellas. No tanto por su pasado, que pasado es y no les tiene en una barra de bar hablando de sus fechorías juveniles todo el día. Es más por el camino que han recorrido hasta llegar a su presente. Que es el mejor presente posible – tómese el término como “regalo” y como “momento actual”-.

Hay ese algo que les conecta con Los Pastels. Sobre todo, en la decisión de hacer canciones cuando les de la gana, lejos de toda prisa. Así que pasen 5 años, o diez. Ellos están bien. Están. A sus cosas. Como todos nosotros. Y un día salen y saludan y nos dejan cojos. Muertos de envidia. Maldita “Disociación”.

También juegan con estos escoceses – y aquellos más ruidosos, y los de allí- en esa sencillez que juega a ser fresca más que imperfecta. Tienen un primer disco de debut que así lo atestigua. Una jodida obra de arte. Que pasado es, claro, pero que siga siendo presente es una alegría para la composición moderna. Lo más inspirador que me puedo imaginar.

El montaje juguetón. La sencilla caja de ritmos. La guitarra de punteo. Más Comet Gain que orquestal. Más natural. El coro que va casi a la par. Y solo casi. Y así va bien. No podía ir mejor.

Los sampler en forma de guiño a los ídolos. Aireando de paso otras estancias internas en el oyente. La del animarte a hacerlo. La del “¿Por qué no?”. La del «ahora o nunca». La del siempre aprendiz y siempre feliz. La de volver a coger la guitarra y tras escucharles acabar copiando un tema sin darte cuenta. La del disfrutar con canciones que parecen pequeñas y son más grandes que los planetas.

Sin olvidar la elaboración casera, tan maltrecho término gracias a la mercatilización del mismo. La creatividad que no mira a ninguna parte ni siente ninguna urgencia. Joder, que estamos hablando de un grupo que cuando publica un tema nuevo, un single, lanza UN SOLO TWEET PARA AVISAR DE ELLO.

Nadie como ellos en las letras. Nadie como ellos para cerrar el disco de forma maravillosa. Nadie como ellos para mostrarnos lo que no se ve. Nadie como ellos para aprovechar un camino a casa para cantarle al amor. Nadie como ellos para hacer de una ceja partida un momento de cadencia casi bailonga. You’re twistin’ my melon man.

Nadie como ellos – que son dos. Absolutamente arrebatadoras las canciones de Borja, un maravilloso shock. Fantabulosas las que canta Javier, siempre entonando con la ventana abierta- para sentarse a nuestro lado a contarnos y cantarnos cosas. Envueltas por Joaquín Pascual en la mesa. Nadie como ellos para hacernos de nuevo jóvenes ahora que ya tenemos canas. Y qué suerte tenemos. Eso ya lo sabíais, pero no habíais reparado mucho en ello